Cuál es la escena que no se nos muestra y permanece oculta tras las reiteradas imágenes e informaciones mediáticas.
Por Monika Arreondo*
(para La Tecl@ Eñe)
«Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven, ciegos que, viendo no ven. La pérdida de la vista no te hace ciego, es la perdida de la humanidad lo que hace al hombre ciego». Ensayo sobre la ceguera.
José Saramago
Perseverar en la búsqueda de un destino posible aunque no esté escrito en parte alguna. Saber que hay una decisión que tomar y que si bien es un momento de soledad indescriptible, no estamos solos, nunca lo estamos, siempre nos referimos a otro presente o instalado en los laberintos de nuestra memoria.
Sentimos que todo lo que es real y auténtico es arrasado por la injuria, el palabreo y la mentira, que tiene su origen en el ámbito político y su misión es aniquilar sentidos y anular futuros.
Tiempos de oscuridad solo iluminados por la luz titilante que irradian algunos hombres, mujeres y colectivos sociales con sus acciones, sus obras y su pertinaz deseo de generar porvenir. Ciento cuarenta nietos recuperados. El relato se retoma y la historia otorga nuevos lugares para aquellos que ya no están.
La incertidumbre (la inseguridad) es un estado peculiar de la conciencia, una inquietud difusa y persistente, un malestar en la cultura que no tiene explicación pragmática. En el contexto de la cultura de masas podemos observar la circulación de imágenes caóticas, catastróficas y amenazantes cuyo contenido profundo produce el rebasamiento de recursos simbólicos mediante los cuales los sujetos dan sentido a sus vidas. En muchos casos hay una invitación directa a la catarsis, al odio y al crimen; no hay pensamiento.
Lo que se busca mediante estas comunicaciones, amenazas, objetos de culto de destrucción (motosierra) de este gobierno, de sus trolls y Fuerzas del Cielo es avasallar “la confianza básica” del individuo para con el y sus semejantes. Término psicoanalítico que alude a la confianza que se costruye en el sujeto en su interacción con su entorno y con otros que no solo utilizamos para interpretar o dar sentido a la realidad que nos toca atravesar sino tambien para pensarnos colectivamente, resolver conflictos y compartir una historia en común. En la escuela, en nuestro aprendizaje y crecimiento, aparecen objetos investidos libidinalmente que nos identifican como pueblo y pertenecientes a un país y a una historia.
Cuál es la escena que no se nos muestra y permanece oculta tras informaciones repetitivas y mediáticas. Cuál es el acto de esta tragedia que permanece invisible tras los insultos y mentiras cotidianas. ¿Qué es lo que pretende? Lo que se busca es instalar una y otra vez el sentimiento de derrota y de impotencia en una guerra ciega y cruenta, como todas las guerras, contra enemigos por momentos invisibles, perros alados, fuerzas celestiales, convocados a sostener la impunidad de actos inhumanos fuera de La Ley o con una Ley hecha a medida Miley. Es un llamado a una venganza tribal, tiempos de sangre, arena y sacrificio vulgar, imitación nativa del Coliseo Romano.
La inseguridad (ontológica) primitiva elabora en tanto efecto el fenómeno de la sospecha logra introducirse en el cotidiano del colectivo social.
Hay una intención detrás de la convocatoria a imágenes y temores que pueblan nuestro imaginario, la incertidumbre acorrala al sujeto hasta el punto de aceptar nuevas normativas sociales alejadas de sus valores, principios e historia de vida. Cunde el desciplinamiento guiado por la sospecha.
La violencia que genera cada una de estas medidas de desconocimiento del otro como sujeto de cuidado y respeto, generan muchas modalidades de respuesta u oposición. Algunos resisten, otros niegan autoconfinándose en subculturas y lamentablemente alejándose de las respuestas políticas porque aquellos que deberían representar y hacer oír sus demandas, se presentan en su mayoría como sordos y ciegos.
Mas allá de la imagen de desamparo que implican estas reflexiones, propongo recuperar el deseo en la posibilidad del invento al borde mismo del precipicio, y que implica una memoria minuciosa y el insomnio repetido de reinventar una salida.
O como escribía María Helena Walsh hace mucho tiempo atrás:
Tantas veces me mataron
Tantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí
resucitando.
Sábado 26 de julio de 2025.
*Psicoanalista.
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