Asesores del Más Allá, octavo capítulo del folletín “LA CARRIÓ – Retrato de una Oportunista” – Por Carlos Caramello

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Asesores del Más Allá, octavo capítulo del folletín “LA CARRIÓ – Retrato de una Oportunista” – Por Carlos Caramello

En el octavo capítulo del folletín “LA CARRIÓ – Retrato de una Oportunista”, que lleva por título “Asesores del Más Allá”, aparece la figura de Andrea Pariente, la personal trainer esotérica de Lilita, quien le auguró que llegaría a la presidencia de la Nación.

Por Carlos Caramello*

(para La Tecl@ Eñe)

“El oráculo no adivina el futuro:

sólo ejerce un arte del enunciado

en el que ningún hecho sobreviniente

puede contradecirlo”

Alejandro Dolina

Nicolás Maquiavelo, en su célebre obra “El Príncipe” -un texto complejo, lleno de mensajes intrincados e interpretaciones estratégicas que, sin embargo, gran parte de la dirigencia partidaria aborda como si se tratase del Manual del Alumno Bonaerense de la política- propone que para llegar al poder es imprescindible contar con “virtud y fortuna”.

El consejo, más citado que practicado por lo general, ha logrado, sin embargo, que muchos, que no suelen preocuparse demasiado por la virtud, sí estén atentos a la cuestión de la fortuna. Esto se confirma en esa costumbre de tener siempre una vidente o un brujo a mano que ha ganado espacio y se ha extendido entre aquellos que alcanzan lugares de alta exposición. La idea es que, a través de sus mancias, los asesoren sobre el devenir del mundo de lo supra-natural… No pueden con los vivos y quieren manejar a los muertos: un horror.

Elisa María Avelina, a pesar de definirse como una persona de “comunión diaria”, no escapa a las generales de la ley. Incluso podría decirse que su fe en los designios de las fuerzas ocultas la han llevado a la permanente consulta con herramientas y personas capaces de develar el más allá.

En el libro “Yo soy ésta”, Valeria Garrone y Laura Rocha cuentan que … Desde pequeña había tenido inclinación por lo sobrenatural. Siempre quería saber que le deparaba el destino. En la adolescencia recurría a tarotistas o quiromantes, que leían su futuro en un mazo de naipes o en sus manos. Ya diputada, solía llamar por teléfono a su amigo íntimo, Gabriel Levinas, para pedirle que le tirara el I-Ching antes de una decisión importante. Cualquiera fuera la combinación de números que obtenía, la predicción siempre era favorable. Cuando colgaba el auricular, festejaba: Me salió bien”. Claro, esa suele ser la ventaja (y la desventaja) de preguntarle a amigos tan íntimos: al fin y al cabo, ¿quién no ha tirado las runas o leído el tarot marsellés con fines non-sanctos?

De todas maneras Lilita, al parecer, era consciente de esos ardides de la promiscuidad así que, allá por 1997, se procuró su propia vidente cama adentro.

La señora llegó un día desde Bahía Blanca, acompañando a unos ahorristas que venían a ver a la diputada por el tema de un banco que había cerrado y se había quedado con su dinero. Este grupo la traía a Andrea Pariente con el fin de que la vidente (así se presentaba) determinara, con sólo semblantearla, si la legisladora era “honesta”.

Fue flechazo mutuo e inmediato. Algo así como amor esotérico a primera vista. Cuatro meses más tarde, Pariente se había transformado en la personal trainer esotérica de Lilita. La visitaba regularmente; se quedaba en el departamento de la chaqueña e, incluso, llegó a ir a “limpiarle la oficina” a la Cámara de Diputados (de espectros y malas ondas, se entiende).

Pero, lo de esta adivina, era un tanto inestable e intermitente: debía recibir las visiones. No utilizaba ningún objeto para sus predicciones. Sencillamente tenía que “sentirlo”… o no. “Es como si yo fuera un televisor, empiezo a sintonizar imágenes. Es algo que me nace, así como otros pueden tener ganas de comer o de ir al baño”, explicó alguna vez en una nota periodística. Complejo para un cliente que necesitaba de respuesta cotidiana.

También el periodista Gabriel Pandolfo habla de Pariente en su libro “Carriópolis”. Cuenta allí que “Lilita consideraba a Andrea una versión criolla de la lámpara de Aladino” y agrega que fue la bahiense la que  “le aseguró” a Lilita que llegaría a la presidencia de la Nación aunque, le aclaró, antes vendrían “las botas”. No había que ser muy vidente para decir eso, sobre todo considerando los orígenes del Oráculo de la Derecha Criolla… en el Chaco, allá por 1972.

De todas maneras, esa idea, no se sabe bien si era una visión o un deseo de la adivina, que detentaba cierto tinte goriláceo en sus predicciones. Por ejemplo: “Se caen todos los políticos y nace algo nuevo”… una sutil manera de encontrarle la vuelta a la remanida pretensión del “fin del peronismo”, predicción nunca cumplida hasta ahora.

Pero, seguramente por la línea ideológica de los poderes sobrenaturales que expresaba, las visiones de Pariente calaron hondo en el discurso de Lilita. Cuando la pitonisa pronosticaba que “La Argentina es la tierra prometida por las riquezas que tiene” (eso más que una visión era un discurso desarrollista), Carrió, rápidamente, advertía que, por sus reservas naturales, el país ocuparía un lugar de privilegio si sobrevenía una nueva guerra mundial. Si la clarividente, en medio de un trance, balbuceaba “Veo botas… veo botas”, Lilita alucinaba sobre un improbable “golpe cívico-militar”.

Cuenta Pandolfo: «La chaqueña la llamaba ´Botellita´, una versión más criolla de la lámpara de Aladino” aunque, quién sabe, no hubiese detrás del mote cierta referencia a una inclinación etílica. Fue la propia Pariente quien le confió “Lilita decía que me tenía sobre su mesita de luz para frotarme y así saber lo que yo veo”, imagen acertada si la hay ya que, como dijimos, la adivina se hospedaba en el departamento de la diputada durante sus estadías en Buenos Aires. Cuentan las malas lenguas que llegó a estar instalada durante 5 meses… y con su novio.

Lo realmente raro es que la pitonisa pampeana no haya tenido visión alguna sobre que la iban a echar al carajo. Pero, como siempre pasa en la vida de Elisa, un día se cansó… o, mejor dicho se hartó, porque sumó cansancio y enojo, y la despidió para siempre, cuestión que fue muy bienvenida en el entorno de la chaqueña que miraba a la asesora espiritual con ojeriza. Suponían, los párvulos crédulos que, lejos de la influencia de esa señora que “hablaba con fantasmas”, su jefa se volvería “más racional”.

Parece haber, sin embargo, cuestiones menos espirituales y sobrenaturales en el despido de la asesora astral. Al menos así lo ha contado Luis Majul. La leyenda dice que“un ex gobernador y diputado mandato cumplido que trabajó junto a Carrió desde febrero de 2000 hasta julio de 2001 afirmó que Lilita hizo un viaje «secreto» a Israel para hablar con el Señor y recibir «instrucciones» en caso de asumir la Presidencia de la Nación”. El hombre, según el periodista de La Cornisa, habría pedido “encarecidamente no ser mencionado” por su nombre y por sus dos apellidos. De todas formas el extraño dato tendría otras fuentes de confirmación: una, su prima, abogada y catequista, María del Carmen «Camucha» Carrió. Y otra, la senadora nacional Marita Colombo. “Elisa tomó el avión un fin de semana. Solamente contó lo que estaba por hacer a su círculo íntimo: Andrea Pariente, su vidente y amiga; María del Carmen Podestá, la única que siempre sabe dónde está, salvo en contadísimas ocasiones, y su otra amiga entrañable, Susana García, ex intendenta de Chañar Ladeado, localidad de la provincia de Santa Fe.» Al regreso de ese viaje secreto, Pariente fue puesta de patitas en la calle. Nunca sabremos si el Señor le avisó a Lilita que esa vidente la estaba cagando o si alguien -que seguro no fue Jehová- le dijo que no se hiciese problemas porque nunca iba a ser presidenta de la Argentina.

Buenos Aires, 1° de octubre de 2022.

*Licenciado en Letras, escritor y periodista.

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