El poeta y periodista Jorge Boccanera rescata el poema de Alfonsina Storni, “Los malos hombres” donde la poeta devela quizá por primera vez en la poesía hispanoamericana, el tema de la violación grupal de una mujer. Boccanera enlaza este poema de alerta de Storni, con los hechos de violación en manada que en la actualidad se vienen repitiendo y que son expuestos mediáticamente.
Por Jorge Boccanera*
(para La Tecl@ Eñe)
El carácter de “vidente” atribuido al poeta en relación a una capacidad de vislumbe; de detectar algo a partir de unas pocas señales, instala la figura de una especie de rastreador que va guiado por un instinto feroz. Dentro de este universo de presagios, de “pre-sentir”, vale decir: “sentir antes” aquello que va a ocurrir o que no se ha manifestado totalmente, se ubica un poema titulado “Los malos hombres” de Alfonsina Storni (1892-1938), que se adelantó a poner en el tapete el tema de la violación en grupo.
Lo que hace Storni es develar, quizá por primera vez en la poesía hispanoamericana un asunto siempre oculto; lo hace desde una voz propia que se desmarca del estrecho corredor temático que recorrían con paso rutinario las “poetisas” relegadas por el patriarcado al ámbito de lo doméstico. Uno de los legados de Alfonsina fue, precisamente, haber ido contra este estereotipo.
Este texto que pone en evidencia la violencia sexual contra la mujer, se enlaza de manera directa con hechos trágicos sufridos por otras autoras latinoamericanas que integraban el reducido grupo de las seleccionadas en las antologías de las primeras décadas del siglo XX, con una abrumadora preeminencia de poetas varones -la uruguaya Delmira Agustini, la chilena Gabriela Mistral, nuestra Alfonsina- autoras de valores indiscutibles, aunque dicha inclusión tendía además a disimular la enorme disparidad de géneros en dichas compilaciones.
En el reverso de ese patriarcado que hablaba de la mujer en términos de castidad, Agustini fue víctima de un femicidio anunciado, Mistral sufrió una violación de niña y Alfonsina relata una violación grupal en un tono de advertencia y denuncia. Cabría preguntarse si éste último es un testimonio o una ficción literaria. Redactado en primera persona, podría ser un ejercicio de traspaso de voz –recurso que utilizaba en sus crónicas- en el cual la poeta habla desde el lugar de la víctima.
La vida de Agustini, asesinada a los veintisiete años, cuando ya destacaba como poeta y recibía elogios de Rubén Darío, fue ampliamente tratada en biografías, novelas, ensayos y obras de teatro. En su fiesta de bodas su consorte había deslizado la intención de “romper sus devaneos”, y tras un matrimonio que duró apenas dos meses, en una cita clandestina su ex marido le disparó dos balazos en la cabeza.
Por su parte Mistral, según su biógrafo Volodia Teitelboim, fue violada a los siete años, hecho que, agrega: “almacenó en su inconsciente todas las pruebas de que en cualquier momento el mundo, es decir el hombre, podría agredirla en forma salvaje”. ¿Una razón de fondo en el modelado de la personalidad de una mujer que muchos calificaron de recelosa, desconfiada y huraña? Teitelboim habla de una Mistral “retraída” que mantiene correspondencia durante ocho años con el hombre que dice adorar -el poeta chileno Manuel Magallanes Moure- aunque rehúye el contacto físico.
La Manada
El poema extenso, algo inusual en la poética de Storni –va un fragmento del mismo al final de esta nota-, no pertenece a ninguno de sus siete libros publicados entre 1916 y 1934, pero figura en el capítulo “Poesías inéditas, no recogidas en libro” de su obra completa*preparada por Ramón Roggero con la colaboración del hijo de la escritora, Alejandro Storni
Como dije, se trata de un texto escrito en los inicios del siglo XX que si bien no es algo desconocido en el largo historial de los abusos sexuales, resulta extraño y novedoso dentro de la temática de una poeta de la época. Ahora, a casi un siglo de haber sido escrito, “Los malos hombres” se reactualiza a la luz de la exposición mediática de hechos de violación en grupo que se vienen repitiendo últimamente, como si cada caso pretendiera emular al anterior.
Uno de los más sonados y mediáticos ocurrió en julio de 2016 en Pamplona, España, durante los festejos de San Fermín. Cinco jóvenes, entre ellos un militar y un policía, violaron a una mujer de 18 años y grabaron el acto en un video de minuto y medio. Dado que integraban un grupo WhatsApp llamado “La Manada”, quedaron estampados con esa denominación en las redes y en la prensa.
También en Argentina se han dado casos similares de violación y/o abuso protagonizados por jóvenes en distintas provincias del país. Cada hecho lamentable hace repercutir en la memoria colectiva el caso de María Soledad -este setiembre se cumplieron 31 años de su asesinato- y otros más recientes aunque no menos lamentables como el crimen ocurrido en 2001 contra la adolescente Natalia Melmann en Miramar.
A partir de aquel 2016 en Pamplona, son cientos los casos denunciados de violencia sexual grupal, algunos seguidos de femicidio, como si se hubiera disparado un efecto “manada”. Especialistas en el tema, psicólogos, sociólogos y educadores, vienen debatiendo el tema poniendo la lupa en una modalidad que tiene como protagonistas a jóvenes y cuyas causales estarían en la naturalización de la violencia a través de video games y una pornografía sofisticada en su trama de excesos a la que se hoy se accede a edad temprana. Todo ello más un cóctel de insensibilidad, irresponsabilidad, falsa neutralidad (los que sólo miran o filman), sentimientos de frustración, ingesta de drogas y alcohol, el probarse en grupo, exhibicionismo, impulsos legitimados por una sociedad machista y el cinismo de trasladar la culpa a la víctima, entre otros causales.
Aunque se la reconoce sobre todo como poeta –escribió entre otros libros: La inquietud del rosal, Ocre y Mundo de siete pozos– y por la zamba “Alfonsina y el mar”, con música de Ariel Ramírez y letra de Félix Luna, quien toma de base su último poema “Voy a dormir”, Alfonsina destacó en el teatro, el canto y el periodismo. Colaboró desde muy joven en publicaciones diversas como Nosotros, Crisol, Caras y Caretas, Nervio y el periódico socialista La Acción. Pero será en la revista La Nota y en el diario La Nación donde Alfonsina exprese en sus crónicas su posición no exenta de sarcasmo y tono de parodia, por los derechos de la mujer. Lo hace en sintonía con otras luchadoras como Julieta Lanteri, fundadora del Partido Feminista Nacional y la obrera socialista Carolina Muzzilli.
Storni, feminista desde los primeros tiempos, la figura que “desentonaba” en los cenáculos cerrados de los escritores que alentaban en las primeras décadas del siglo pasado una literatura “viril”, escribió el poema que sigue como un alerta temprano de un flagelo que vivimos hoy.
“Los malos hombres”
“Amigas, defendedme/ Me han hecho un grave daño/ En una mala noche/ Fieltro malo me han dado… Unos hombres –tres eran-/ Me salieron al paso/ Oh amigas defendedme/ Que perezco de espanto…// Eran aquellos hombres/ lúgubremente largos/ Secos como esqueletos… Los ojos se escondían/ Felinos, bajo el párpado/ Y eran finas, muy finas/ Finísimas sus manos// Oh amigas, en silencio/ Aquellas me apresaron:/ Seis tenazas heladas/ Me tendieron un lazo/ Contuvieron mi llanto/ Seis cadenas humanas/ Me domaron los brazos// Amigas, esos hombres/ Los ojos me vendaron… Ungiéronme los labios/ Con aceites amargos… Me dijeron que yo/ Soy un pobre guijarro… Después… después… crueles/ Rieron de cansancio… Rieron se alejaron/ Y yo quedé vencida/ sobre el camino largo/ Amigas, desde entonces tengo el cuerpo embrujado… Nunca salgáis de noche/ Las de los dulces labios… Los hombres andan sueltos/ como perros sin amo”.
Referencias:
*Alfonsina Storni, Obra Completa, compilación de Ramón Roggero, Sociedad Editora Latino Americana, SELA, Buenos Aires, 2011.
Llavallol, 24 de septiembre de 2021.
*Poeta y periodista.
1 Comment
Maravillosa narración. Siempre una gran precursora Alfonsina! Mi padre me regaló un libro excelente de la Poeta. A mis 13 años
Fue un placer.