En este artículo Hugo Presman aborda el relato de una narración de 17 años, cuyos actores principales son el actual presidente Alberto Fernández y el periodista jerárquico del diario “La Nación”, José Claudio Escribano, que vuelven a cruzarse por la entrega del DNI 9.000 con datos rectificados a una persona trans, Isha Escribano, hijo, ahora hija, del ex subdirector del diario, e históricamente enfrentado al kirchnerismo.
Por Hugo Presman*
(para La Tecl@ Eñe)
El 2020 se despereza en su segundo mes. El país padece las consecuencias de la destrucción generalizada, como si una manga de langosta hubiera pasado y devorado casi todo. Las noticias dan cuenta de la negociación de una deuda impagable, de la tarjeta Alimentar para combatir el hambre en la Argentina. Sí el hambre, y aquí también la realidad supera a la ficción. Los canales de televisión y la mayoría de las radios dedican horas y horas al brutal asesinato de Fernando Báez Sosa, por una pandilla de jóvenes en cuyas cabezas los prejuicios y la violencia impiden cualquier grado mínimo de reflexión. Sin embargo también se está escribiendo una historia personal en donde puede sintetizarse un segmento importante de nuestra historia de los últimos 17 años.
Imaginemos una película. La cámara enfoca un escenario. Ahí está el Presidente de la Nación, el Dr. Alberto Fernández, la Ministra de Mujeres, Género y Diversidades Elizabeth Gómez Alcorta, Vilma Ibarra, Secretaria de Legal y Técnica, una de las inspiradoras del Matrimonio Igualitario cuando fue legisladora, el Ministro del Interior Eduardo Enrique “Wado” de Pedro. El motivo es la entrega del documento número 9000 desde que se sancionó la Ley de Identidad de Género en el 2012. Está también en el escenario una mujer a la que se entregará ese documento número 9000 y que hasta ese momento era Ignacio Escribano y ahora pasa a llamarse Isha Escribano. La ceremonia se realiza en el Salón Pueblos Originarios de la Casa de Gobierno. El presidente, entre otras cosas dice: “Hoy somos un poco más iguales, y por eso somos un poco mejores, porque somos mucho mejores como sociedad cuando otorgamos derechos, en un tiempo en donde muchos piden quitarle derechos a la gente… soy un varón del siglo XIX, con todo lo que eso implica, que ha entendido cómo son las cosas y es una estupidez no respetar lo que cada uno es y obligarlos a hacer lo que otros quieren que sea… reconocimiento especial merece Vilma Ibarra por lograr esa norma y que Cristina convirtió en ley. Fueron años maravillosos esos de Cristina. Su primer gobierno fue el más progresista y el que más derechos amplió en la Argentina.”
La cámara enfoca ahora a Isha Escribano. Toma el micrófono y empieza a hablar. Toda la filmación en colores vira al blanco y negro y aparece mayo del 2003.
LOS INTENSOS DÍAS DE MAYO DE 2003
Es el 5 de mayo del 2003. El día está muy nublado y con expectativas de lluvia. Menem ha ganado la primera vuelta pero sabe que en el balotaje pierde por catástrofe. Néstor Kirchner que salió segundo a 2,35 puntos del riojano, es el virtual presidente de la Argentina. Hay especulaciones que el ex presidente discute con sus íntimos si competir o no. Pero los que se reúnen en el departamento de Alberto Fernández esa mañana del 5 de mayo saben que Néstor Kirchner es el próximo presidente.
Están ahí el anfitrión Alberto Fernández, el gobernador de Santa Cruz y el subdirector del diario La Nación, Claudio Escribano. El periodista jerárquico de la Tribuna de Doctrina fundada por Bartolomé Mitre habla en nombre del diario y del poder económico. Más que solicitar, exige, en un virtual ultimátum según narró el periodista Horacio Verbitsky: “Alineamiento incondicional con Estados Unidos, denuncia internacional de Cuba, relaciones especiales con el sector empresario, olvido de los crímenes de la guerra sucia y mano dura contra la inseguridad.” Kirchner le respondió que “mi mayor preocupación es que me acompañen los argentinos, por eso no empiezo por los empresarios ni por el embajador de ningún país. Tampoco pienso en un alineamiento automático con Estados Unidos ni en buscar que me aprueben como precondición para gobernar mi país. Ocurre que usted y yo tenemos visiones distintas del país”.
Alberto Fernández, el anfitrión de ese desayuno, lo cuenta en su libro “Políticamente incorrecto. Razones y pasiones de Néstor Kirchner”: “Tan difícil era esa relación que, cuando la primera vuelta había concluido y faltaban pocos días para el balotaje, me comuniqué con José Claudio Escribano, para invitarlo a compartir un desayuno con Kirchner. No teníamos otro objetivo que morigerar el destrato que el periódico nos sometía. Una mañana, en torno a la mesa de mi comedor nos sentamos Kirchner y yo, ambos enfrentando a Escribano.
Vi a Escribano como a un hombre de otro tiempo. Modales cuidados, un trato distinguido y un lenguaje que por momentos rayaba con lo florido. Apenas se inició la charla, tomó distancia de nosotros. Caso para que no nos confundiéramos, ocupó su lugar y desde allí comenzó a hablarnos. Nos advirtió que descreía de nuestro futuro como gobierno si no accedíamos a revisar diversas cuestiones que se planteaban en la Argentina. Contó que acababa de llegar de Estados Unidos y que allí todos le daban un año de vida al gobierno que resultara electo si no se consideraban los aspectos que inquietaban al mundo central. Siguiendo con esa lógica de pensamiento, para finalizar el mandato constitucional, nos impuso deberes que, a su juicio, debíamos hacer” (Son los cinco puntos transcriptos más arriba) Fue francamente asombroso el tenor de su discurso. Lo escuchaba y me parecía estar hablando con uno de los dueños de la Argentina. Kirchner con su espontánea irreverencia, fue descartando una a una, las increíbles propuestas que acababa de oír.
– Mire usted- dijo Kirchner a modo de conclusión-, si eso es lo que debo hacer para durar un año, entonces voy a durar sólo un año porque no pienso hacer nada de eso. Pero no se preocupe, que haciendo todo lo contrario la gente va a acompañarnos y vamos a poder gobernar”
La cámara enfoca en rostro de Escribano que escucha con atención y evidente disgusto. No realiza ningún retruque. Se ve que Escribano se levanta de la silla, toma su impermeable y su paraguas y se despide.
Ahora en colores la película vuelve al jueves 13 de mayo y registra un abrazo entre Isha Escribano y el presidente Alberto Fernández
MÁS DE UNA DÉCADA ATRÁS
La película toma el rostro joven de Ignacio Escribano. Hablando a la cámara cuenta: “Vivo sin televisión. No tengo carne ni alcohol en la heladera. Habito un pequeño departamento desde el cual se ve La cancha de River. La cámara enfoca una serie de instrumentos musicales y la foto de Ravi Shankar. Ignacio sigue contando: fui periodista de La Nación, médico matriculado e hijo de José Claudio Escribano. Un día como tantos, con la excusa de una beca otorgada por la Universidad de Cambridge, una de las más tradicionales de Inglaterra, vendí todas mis posesiones terrenales y emprendí viaje por toda Europa, India y Nueva York. Tenía todo, teóricamente. Casa, trabajo, un buen pasar. Me sentía triste. Como si algo me faltara. Esto coincidió con una entrevista que le realicé a Sri Sri Ravi Shankar, y a partir de ahí todo cambió.
Unos años después de aquel encuentro revelador, me convertí en instructor de “El arte de vivir Argentina” una especie de sucursal de la ONG fundada por el mencionado gurú.
Tuve como alumno a Wado de Pedro, el mismo que a partir del 10 de diciembre del 2019, es Ministro del Interior.
Ignacio se sincera: se recibió de médico con medalla de oro, es cantante de folklore, y tiene varios discos realizados.
MAYO DEL 2003
La película utiliza raccontos y flashback. En blanco y negro, el 14 de mayo, un informativo da la noticia que Menem se baja del balotaje. Menen dice en su discurso: «Como decía la compañera Evita, renuncio a los honores y a los títulos pero no a la lucha… La existencia de una campaña sistemática de difamación y calumnias contra mi persona orquestadas desde el comienzo del gobierno de la alianza y continuada durante el actual gobierno (duhaldista) de transición ha generado las condiciones para que una importante franja de la opinión pública se pueda ver virtualmente sometida esta vez al acto de violencia moral de tener que escoger un candidato presidencial al que apenas conocen y en el que no confían»
La cámara enfoca el discurso de Néstor Kirchner, desde el Hotel Panamericano, el día siguiente, que fue redactado por Cristina y Alberto Fernández, de notable dureza: “Carlos Menem ha realizado un golpe a la democracia. Mi generación recuerda otros golpes a la democracia, pero lo inédito es que en esta oportunidad el intento proviene de un ex presidente constitucional que al no poder lograr ser reelecto por tercera vez tira del mantel sin importar el daño, dispara contra las instituciones con la misma violencia de su discurso. La renuncia de Carlos Menem es producto de su último rostro, el de la cobardía, y su último gesto, el de la huida.” Luego hay una conferencia de prensa y Kirchner sostiene: “Menem primero les robó a los argentinos el derecho a trabajar, luego el derecho a comer, a estudiar, la esperanza y ahora vino por el último derecho que quedaba en pie, el voto”
Ahora la película muestra La Nación del 15 de mayo y el editorial de José Claudio Escribano titulado: “Treinta y seis horas de un carnaval decadente”. Puede leerse: “Han sido treinta y seis horas lastimosas, pero no hay que dar por el pito más de lo que el pito vale. Han sido treinta y seis horas de un carnaval decadente, que entristeció, y hasta enfureció, a muchos argentinos, tal vez porque creyeron que el haberlos privado del ballottage comprometía la gobernabilidad. Grave error: la gobernabilidad está comprometida desde antes de ahora, como se verá más adelante. Otro asunto, aunque de menor cuantía, ha sido el agravio acusado por los ciudadanos cuando percibieron que alguien les tomaba el pelo.
Debemos bajar el énfasis indiscriminado en cuanto a la importancia de los hechos que producen los políticos argentinos. Y examinarlos de acuerdo con su real importancia. Más significativo que la toalla arrojada sobre el ring por un menemismo devastado por la catástrofe inminente e inevitable del domingo es el pésimo discurso pronunciado por el ahora presidente electo.”
La nota expone primero el enojo de Escribano con la realidad, la bronca con el discurso
de Kirchner que supera al disgusto por la deserción de Menem. Sigue Escribano
“Menem se ha ido de la peor de las maneras; Kirchner, llega. La primera medida de gobierno del doctor Kirchner deberá ser la cesantía de quien ha escrito ese discurso, y, si fue él mismo quien acometió su redacción, convendrá que ya mismo derive en otro la delicada tarea de escribir si es que aspira a ser un verdadero jefe de Estado.
Se sabe que Kirchner está hablando con muy poca gente, encerrado en un círculo íntimo difícil de caracterizar, pero en el que es obvio que gravita su mujer, Cristina, senadora nacional. Faltan apenas diez días para la asunción del mando y, salvo la noticia en general alentadora, de que el doctor Roberto Lavagna continuará en la cartera de Economía, es un misterio cómo se configurará el nuevo gabinete nacional. Perdió el presidente electo una oportunidad de excelencia para ponerse por encima de las rencillas asombrosas del Partido Justicialista, tanto que terminaron por involucrar al país todo.”
A pesar de la deserción de Menem, Escribano le agradece lo mucho que hizo a favor del poder económico y le sigue pegando a Kirchner: “Gracias doctor Menem, al fin y al cabo, por haber liberado a quienes jamás han votado por candidatos del PJ, pero tampoco lo han hecho nunca con el signo negativo del voto en blanco o anulado, de la encrucijada morbosa que acechaba en el cuarto oscuro del domingo próximo.
Ante una sociedad ansiosa por su destino, Kirchner cayó en la trampa tendida por el rival: ahondó los odios y las diferencias con Menem y hasta se permitió la temeridad de sembrar dudas sobre cuál será el tono de su relación con el empresariado y con las Fuerzas Armadas. Se olvidó de que la razón de que hablara ayer por la tarde era, justamente, que en ese momento dejaba de ser el candidato que había competido por largos meses por la Presidencia de la Nación y se convertía en el presidente electo de la Argentina
El temor colectivo que se percibe como saldo principal de la fuga de Menem es que éste haya herido la gobernabilidad del país. Para ser justos, habría que preguntarse, también, en cuánto ha contribuido a esa desazón el inoportuno discurso de Kirchner.”
Luego advierte sobre el futuro tenebroso e incierto que pronostica para el país, lo que ya había dicho en privado, 10 días antes, en el departamento de Alberto Fernández: “Ese es el país con el que los argentinos se han abierto al siglo XXI. El hecho de que Kirchner se instale en la Casa Rosada con sólo el 22 por ciento de los sufragios acentúa, en principio, el problema de la gobernabilidad, pero está lejos de crearlo. Kirchner llega precedido, y no lo ignora, por una cuestión institucional que se manifestaba con claridad en los días en que Menem proclamaba que vencería con sólo una vuelta electoral.
El Consejo para las Américas estaba reunido en Washington cuando el lunes 28 se hacían los últimos cómputos provisionales de las elecciones. Es un cuerpo que congrega a cuantos tienen en los Estados Unidos una opinión de peso que elaborar, tanto en el campo político como empresarial, sobre los temas continentales. Desde Colin Powell a David Rockefeller.
¿Qué pudieron esos hombres haberse dicho sobre la Argentina, después de conocer los resultados del escrutinio y, sobre todo, los ecos de la infortunada noche de Menem en el hotel Presidente? Primero, se dijeron que Kirchner sería el próximo presidente. Segundo, que los argentinos habían resuelto darse un gobierno débil.
Podríamos pasar por alto una tercera conclusión, porque las fuentes consultadas en los Estados Unidos por quien esto escribe difieren de si se trata de la opinión personal de uno de los asistentes o de un juicio suficientemente compartido por el resto. Sin embargo, la situación es tal que vale la pena registrarla: la Argentina ha resuelto darse gobierno por un año.”
Y no se priva de poner en su nota la advertencia que en privado le había realizado al futuro presidente: “Kirchner conoce esa información desde el lunes 5. Y su respuesta fue que él está de acuerdo en que el principal asunto por resolver en el país es el de su gobernabilidad.”
HABLA ISHA ESCRIBANO
La película vuelve al acto en la Casa Rosada. La cámara enfoca ahora a Isha Escribano. La que hoy tiene 50 años, y cumple 51 en marzo Toma el micrófono, la médica, psicoterapeuta, periodista e instructora de yoga y empieza a hablar: “Nadie tiene que pasar lo que pasamos nosotras, nadie merece estar destinada a mendigar amor en la clandestinidad. Durante años, cada mañana me despertaba y evaluaba si desayunar o suicidarme. Hoy hay siete países en donde ser transgénero se pena con la muerte. Me identifico con las incontables discriminaciones a las que se enfrenta el colectivo trans todos los días, la importancia de esta ceremonia se vuelve evidente. Me pasé toda la vida vistiéndome de mujer en la oscuridad, en la soledad, con vergüenza, con miedo, con la sensación de estar transgrediendo lo intransgredible. Le pedía al cielo que el elimine esto… No se trata de encajar, se trata de florecer” Ahora la cámara enfoca el segundo abrazo intenso entre Isha Escribano y Alberto Fernández. En ese momento, tal vez el presidente tuvo un recuerdo para su viejo y enconado adversario José Claudio Escribano, padre hasta ese momento de cuatro hijos, un solo varón, Ignacio y tres mujeres María Rita, María Victoria, María Cecilia. Y de pronto es el padre de cuatro mujeres. Tal vez haya recordado lo que escribió en su libro del 2011: “Vi a Escribano como a un hombre de otro tiempo. Modales cuidados, un trato distinguido y un lenguaje que por momentos rayaba con lo florido.” Por eso no le extrañó cuando Isha le contó que cuando en un banco de plaza le dijo a su padre lo que iba a hacer, que su vida tenía que ser otra y no podía seguir así, que había tomado la decisión de convertirse en quien quería ser, Escribano no dijo una sola palabra, se levantó abruptamente y se fue. En medio de ese abrazo enorme recordó, tal vez Alberto, su actitud hacia su único hijo Estanislao, de 24 años, conocido en las redes sociales como cosplayer y drag queen, al que le profesa un amor intenso y una enorme comprensión. Y también la foto que se sacó con la nuera de Ernestina Herrera de Noble, en el centro de informaciones, el día del triunfo electoral. Sí, Vanesa Defranceschi, esposa de Felipe Noble Herrera, que se autodefine como peronista. La realidad supera a la ficción, piensa por un momento el presidente. ¿Estará cambiando la Argentina en sus cimientos profundos y cotidianos?
Y hay luego otro abrazo de dos seres humanos que buscaron sus respectivas identidades: Wado de Pedro, hijo de Enrique De Pedro y Lucila Révora, dos militantes peronistas desaparecidos durante la dictadura militar, y que se crió con sus tíos en Mercedes, y el de Isha Escribano que buscó durante casi 50 años su identidad sexual.
LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN
La película se encamina hacia el final. Cuenta los avances en la ampliación de derechos desde 1983. Los cambios extraordinarios en la sociedad. Alberto Fernández es un presidente divorciado y que vive desde hace muchos años, sin casarse, con Fabiola Yañez, lo que no obstaculiza para que ambos sean recibidos afectuosamente por Francisco, el Papa argentino. La diferencia con presidentes anteriores es que estando virtualmente separados debían aparecer hipócritamente conformando matrimonios estables, como Arturo Frondizi, Carlos Menen, Raúl Ricardo Alfonsín.
Se vuelven a mostrar los abrazos de Isha Escribano con Alberto Fernández y Wado de Pedro.
Mientras las imágenes se van esfumando aparece el mensaje que José Claudio Escribano, desde Bogotá, le dirigió al nuevo presidente, nuevamente como advertencia: “Unos 10 millones de votantes antepusieron los valores de la decencia, la libertad, la independencia de poderes, un ordenamiento mínimo de seguridad física, la convivencia ordinaria, a las angustias y la bronca, tan comprensibles cuando la economía se desliza barranca abajo”.
Buenos Aires, 27 de febrero de 2020
*Coconductor del programa radial EL TREN, con más de 16 años en el aire. Contador Público recibido en UBA. Fue profesor de Economía Política en la Facultad de Ciencias Económicas de la misma Universidad. Es Periodista. Sus trabajos son publicados en diversos medios nacionales e internacionales. Es autor del trabajo de investigación “25 años de ausencia” y participó con trabajos en los libros “Damián Carlos Álvarez Pasión por el libro” e “Insignificancia y autonomía”. Debates a partir de Cornelius Castoriadis.
Además es coautor del libro “Bicentenario de la Revolución de Mayo y de la Emancipación Americana».
3 Comments
Muy interesante, política y socialmente.
Gracias
Impresionante el relato!!! Estudio y estudié y enseñé 33 años literatura Argentina y siempre este bendito país apoyó mi esperanza desde las historias de sus gentes. De estos cruces ,intersecciones y complejidades está hecha nuestra antropología, cultura, historia…