Una pregunta, no una certeza, recorre este artículo: ¿Es la Inteligencia Artificial capaz de reemplazar la creatividad y sensibilidad humana?
Por Romina Cancinos*
(para La Tecl@ Eñe)
Con el pretexto de la navidad, los regalos y descuentos, aproveché para obsequiarme libros. Con uno de ellos me dejé llevar por su título y portada que muestra una gran mano escogiendo, cual máquina de garra, entre varios hombres que portan una etiqueta con el símbolo de pesos. La elección literaria, por suerte, fue un acierto.
Vamos a comprar un poeta, del escritor portugués Alfonso Cruz, es una crítica burlona a los valores materialistas y al consumismo (soy consciente de la paradoja que esto supone con el comienzo de la nota). La obra nos presenta un mundo donde todo es contabilizado y medido con extrema minuciosidad: la cantidad de comida de un plato; los mililitros de saliva de un beso; el porcentaje de cariño que sentimos por alguien; las veces que parpadeamos al decir algo… absolutamente todo. En este universo, en el que las cosas se distinguen en términos de utilidad e inutilidad, los artistas son objetos de consumo que se pueden adquirir en un almacén como cualquier otro producto. Y aunque en un principio ciertas cuestiones parecen disparatadas, no lo son realmente. En este punto me detengo y digo ‘bueno, al menos por ahora no podemos comprar poetas o músicos’. Vuelvo a pensar ‘comprar no, pero sí crearlos’. Permítanme explicarme.
En la actualidad, las tecnologías contribuyen a esa cuantificación de la vida señalada por el autor. Esa cuantificación, a su vez, nos permite determinar qué tan productivos somos, cómo ahorrar o invertir mejor nuestro tiempo y, así, ser menos inutilistas en términos de Cruz. Por ejemplo, redes sociales como Instagram permiten conocer cuánto tiempo utilizamos la app; Spotify nos dice cuántos minutos de música escuchamos al año; los smartwatches, cuántos pasos damos en el día; Google Maps calcula cuánto tardaríamos en llegar a un destino, etc.
En todo esto, la inteligencia artificial (IA) es protagonista. Es a través de ella que las herramientas de análisis de las redes sociales miden la cantidad de horas invertidas, o los relojes inteligentes son capaces de monitorear incluso los patrones de nuestro sueño. Pero su poder no concluye ahí.
Dicho poder se ha extendido por numerosos campos, y bien diversos, ocasionando una verdadera revolución que, por el momento, parece no tener techo. Y pese a que en algunas áreas provoca beneficios, en otras su impacto no es tan positivo. Mal empleada, la inteligencia artificial puede convertirse en una aliada de la desinformación, las fake news, la violencia de género, solo por mencionar algunas problemáticas.
Por otro lado, están quienes usan la herramienta con fines recreativos o de entretenimiento. Esto último fue lo que sucedió tras la implementación de Grok, la IA de X, que, entre otras cosas, genera imágenes. Rápidamente, los usuarios de la red social crearon encuentros insólitos como Maradona junto a Perón, Taylor Swift abrazada a Juan Román Riquelme, L-Gante comiendo un asado con Justin Bieber o Javier Milei besándose con Lula da Silva. Otro caso curioso fue cuando en su último programa, una Susana Giménez de 80 años entrevistó a su versión de casi 30.
La música es otro campo que no escapa a la inteligencia artificial. En el último tiempo, se han viralizado covers realizados con IA. Desde Oasis y The Rolling Stones reversionando clásicos de Viejas Locas, pasando por una colaboración entre el Indio Solari y Soda Stereo, hasta llegar a Michael Jackson interpretando un tema de la película Super Mario Bros (nótese la cualidad todopoderosa de eliminar las fronteras entre la vida y la muerte).
Insatisfecha, la IA nos demuestra su capacidad de ir aún más lejos. En noviembre de 2024, se presentó All Music Works, el primer sello discográfico formado por “artistas” desarrollados en su totalidad con inteligencia artificial. Para crearlos, se analizan las tendencias de redes como TikTok o plataformas como YouTube. Se miden las reproducciones de canciones, los géneros musicales más escuchados, los cantantes o bandas con más clicks, entre otros. Al igual que en la obra de Alfonso Cruz, algo tan subjetivo como el gusto humano se transforma en datos.
Luego del análisis de mercado, se les otorga “vida” a estos artistas con la asignación de una apariencia, estilo, historia, y género musical a interpretar. Amerita destacar lo llamativo que resulta esto si se tiene en cuenta que en su manifiesto, la compañía desarrolladora asegura: “Nos negamos a seguir las tendencias porque preferimos marcarlas” y añade que “en una industria musical que a menudo apuesta por lo seguro, asumimos riesgos y, en esos riesgos, encontramos la libertad de crear algo verdaderamente nuevo”.
A partir de esto, me pregunto: ¿Es posible un producto efectivamente novedoso si se basa en información ya existente? All Music Works revela que no, a pesar de los esfuerzos. Peggao, uno de sus “artistas”, es un puertorriqueño dedicado a la música urbana. Tiene trenzas, tatuajes y usa aros y grandes cadenas (una imagen nunca antes vista en un reguetonero). Uno de sus primeros lanzamientos, “Baila peligro”, habla de una mujer que con su baile lo seduce y enloquece… ¿Qué más puedo decir?
Más allá de cuestiones estéticas o sonoras, el verdadero temor radica en si la inteligencia artificial es capaz de reemplazar la creatividad o sensibilidad humana. Carlos Zehr, creador de la discográfica, brinda algunos indicios en una entrevista con el diario digital El Español, de España. Si bien afirma que la IA puede “comprender, entender y simular sentimientos, poniéndole énfasis y corazón igual como si lo hiciera un humano”, reconoce que tener una persona como guía mejora los resultados. “Pasa en todas las industrias: el mejor abogado no va a ser ChatGPT, sino el profesional humano que mejor sepa utilizarlo. Pues lo mismo con la música”, expresa el CEO.
Son numerosos los artistas que se manifestaron sobre esta cuestión. Fito Páez aseguró en uno de sus recitales que “la inteligencia artificial nunca va a poder crear un Luis Alberto Spinetta”. Él menciona al Flaco, pero usted, lector/a, piense en su artista o banda favorita y pregúntese: ¿Es la IA capaz de fabricar algo semejante o superior? Lejos de las certezas, este texto es una invitación a pensar en estos y tantos otros interrogantes que despierta el uso de esta herramienta.
Lanús, 10 de enero de 2025.
*Periodista y estudiante de la Licenciatura en Periodismo -UNDAV.
1 Comment
Muy bueno, despierta
Gracias.