Carlos Raimundi nos envía la segunda entrega del capítulo ¿Por qué?, es decir, una reflexión sobre las causas profundas de la derrota de 2023 que no se limitó al campo político-electoral sino una derrota relacionada con nuestra percepción insuficiente de los cambios económicos, sociales y políticos de la etapa.
Por Carlos Raimundi*
(para La Tecl@ Eñe)
La derrota de 2023 no se limitó al campo político-electoral. Fue una derrota mucho más profunda, relacionada con nuestra percepción insuficiente de los cambios económicos, sociales y políticos de la etapa, que modificaron el sentido común con que las personas más afectadas por esos cambios perciben la realidad.
Probablemente, los dos universos más afectados sean las personas más jóvenes y aquellas vinculadas con la economía informal o no registrada.
Respecto de las primeras, se produjo una situación en cierta medida paradójica. Por un lado, celebrábamos 40 años de continuidad institucional (a mi juicio no de democracia plena), pero en todos los ámbitos eso se simplificó con el enunciado “40 años de democracia”. Estábamos cumpliendo 40 años desde el final de la tragedia de la última dictadura, se la pensó como una verdadera celebración colectiva.
Sin embargo, para la vida concreta de las generaciones más jóvenes, la democracia no representa lo mismo que para quienes sufrimos la dictadura en carne propia. Las generaciones contemporáneas de la dictadura la padecimos de modo directo en todas sus dimensiones, desde el desmantelamiento del aparato productivo hasta la mutilación intelectual, con el telón de fondo del terrorismo de Estado. En cambio, para las personas más jóvenes su vida no mejoró en estos últimos años, por lo tanto la democracia no tenía por qué tener el mismo valor que para nosotros. A menos que no hubiéramos capitulado, como lo hicimos, en el intento de otorgarles todas las herramientas para valorarla.
Las y los jóvenes del presente, mucho más inmersos en el lenguaje digital que en los organismos de derechos humanos o la guerra de Malvinas, tienen para su vida aspiraciones diferentes que las nuestras. Sus gustos, su manera de medir el tiempo, sus parámetros para planear su futuro son distintos. Un alto porcentaje de las personas más jóvenes no se sintió incluido ni atraído por nuestro discurso.
Respecto de la economía no registrada cabe una primera aclaración. Según mi modo de ver, no está necesariamente asociada con la pobreza. Los valores y los presupuestos para analizarla han variado, de modo que también hay pobreza en una parte del universo del trabajo formal y hay riqueza, o al menos buen pasar, en una parte del trabajo no registrado.
Lo que predomina, más bien, en la economía no registrada es su autonomía de la normativa estatal. Se relaciona a través de valores diferentes a los del trabajo formal, como lo son la inestabilidad, el corto plazo, la diversificación, la eventualidad y el cambio, el individualismo, la independencia del sistema financiero, y en algunos casos el bi o pluri-monetarismo. A menudo, el trabajador informal, y, en su caso, el emprendedor, conforman su mirada de la realidad a partir de un sentido de la auto-regulación, que lo aparta de la concepción tradicional de los derechos laborales y los compromisos con el Estado, sean estos fiscales, sanitarios, etc.
En muchos casos, al trabajador no formal le es indiferente la existencia o no de derechos laborales porque no se siente sujeto de ellos. Y, desde el momento que el Estado no ha logrado sobreponerse a la pésima idea que se ha construido de él, tampoco aspira a tenerlos. Suele estar más cómodo con su autonomía, que con los derechos, porque los percibe más como una carga que como un beneficio. Esto, al menos, hasta que el Estado, imprescindible e irremplazable, no lave su imagen ante una gran parte de la sociedad.
Desde luego que en muchos sectores de la economía informal también está presente la solidaridad y la organización. Los movimientos sociales constituidos lo testimonian. Lo anterior no habla en términos absolutos, marca una tendencia, no una generalización. Una tendencia lo suficientemente corporizada, como para haber modificado el sentido del voto de estos sectores.
El comportamiento político de una nueva estructura económico-social
Cuando, a partir de finales del siglo XIX, las generaciones subsiguientes a las grandes corrientes migratorias fueron abandonando su nostalgia respecto del viejo continente y posaron su esperanza en su condición de argentinos y argentinas, comenzaron a formar las nuevas capas medias de nuestra sociedad. Trajeron consigo nuevos conocimientos, nuevos oficios, nuevas ocupaciones y profesiones liberales, se configuró una nueva estructura social, interpretada por el Yrigoyenismo.
La segunda fase del movimiento nacional y popular del siglo XX, surgió también de un proceso migratorio, esta vez interno, no del exterior. La industrialización incipiente de los últimos años 30 se consolida a principios de los 40, ante el repliegue de las economías centrales por abocarse a las grandes guerras de Europa. Comienzan a conformarse los grandes conglomerados urbanos con la población ocupada en las flamantes industrias, y ese nuevo sujeto económico-social que es el proletariado industrial necesita su propio canal de expresión política. Con el proceso de sustitución de importaciones comienza a nacer el peronismo.
Cada cambio en la estructura económica y social requiere inevitablemente un canal de expresión política. Las fuerzas tradicionales no alcanzan a tomar debida nota de esas transformaciones y su correlato de nuevas demandas, y se ven sorprendidas por la derrota.
Algo similar acaba de ocurrirnos, con la particularidad de que esta nueva tendencia general no se identifica con la obtención de más derechos ni con la conformación de un sujeto colaborativo y solidario, sino que sus actores han caído presa del individualismo. Y no ven al Estado como regulador de las relaciones económicas, como sí se lo vio durante las etapas anteriores, sino que se sienten más vinculadas con los grandes agentes económicos privados y con la auto-regulación.
De allí el arduo trabajo que tenemos por delante para no fallar en la interpretación de esta nueva realidad y saber convocar a estos sectores en torno a un proyecto de futuro.
El efecto pandemia
En las numerosas conversaciones virtuales de las que participé durante la pandemia, afirmé que estábamos ante la inmejorable oportunidad de revalorizar dos paradigmas casi olvidados como epicentro de la organización de la convivencia: el valor de la solidaridad en lugar del individualismo y el valor del Estado en lugar de la auto-regulación y de su remplazo por agentes privados. Todo dependía de que la política tuviera la decisión y el coraje de intervenir.
El Papa Francisco señaló en 2020, en plena pandemia: “de una crisis como esta no se sale iguales, se sale mejores o peores”. Y eso iba a depender de la capacidad e intensidad de intervención de la política. En la mayoría de los casos, incluida la Argentina, la autoridad política decidió no intervenir lo suficiente. En el mejor de los casos, lo hizo para gestionar la situación sanitaria y la provisión de vacunas, y para brindar cierta asistencia social, lo cual no es algo menor y debe ser reconocido. Pero no para cambiar los paradigmas. Fue La libertad avanza quien capitalizó estos nuevos rasgos de identidad de la sociedad post-pandemia y los convirtió en valores políticos.
Cuando en la nota anterior señalé que el gobierno de 2019-2023 no había ejercido de modo suficiente la autoridad política, me refería, entre otros aspectos, a lo siguiente:
a – se toleró que las grandes empresas saldaran los préstamos en dólares concedidos por sus propias casas matrices en el exterior, con los dólares que el Banco Central les entregó a la cotización oficial. Mientras tanto, esos préstamos fueron utilizados para la especulación financiera y la presión para que el Estado devaluara. La conclusión fue que se evaporaran las divisas obtenidas por el superávit comercial entre 2020 y 2022.
b – no se comprometió a nuestras organizaciones sociales, sindicales y juveniles en la denuncia de las remarcaciones de precios descomunales e inmorales en alimentos y artículos de primera necesidad, ni se identificó a sus responsables. De este modo, la media social culpó de la inflación al gobierno y no a sus verdaderos causantes, los oligopolios, la concentración y los agentes de la economía cartelizada.
c – no se puso límite estructural, sino sólo un impuesto por única vez, a la apropiación privada de la renta extraordinaria proveniente del aumento exponencial de los precios de alimentos y energía a partir de la guerra en Ucrania, productos que la Argentina genera en abundancia. Se trata de una riqueza de propiedad social, cuya renta se concentró en el puñado de agentes financieros más poderosos, y no en el pueblo, que es su verdadero propietario.
d – no se concientizó, organizó y movilizó a la sociedad toda y a las organizaciones sociales, sindicales y estudiantiles contra la estafa que significó el crédito del FMI al gobierno de Macri. Se lo abordó desde el punto de vista técnico-contable y no penal y político como hubiera correspondido.
e – los recursos estatales para los medios de comunicación fueron distribuidos bajo los parámetros del mercado y no considerando a la comunicación como un bien social, un derecho del pueblo a acceder a todas las voces. Se vieron beneficiados los medios de mayor penetración, en lugar de alentarse a las voces alternativas.
En la base de este insuficiente ejercicio efectivo de la autoridad política y de haber capitulado en la utilización de todas las herramientas que habilita la conducción del Estado para cambiar la correlación de fuerzas, está la renuncia expresa de Alberto Fernández a librar la batalla cultural por el sentido. Así es que, por poner sólo un ejemplo, tantas personas del común creen de buena fe que lo que resiente las arcas estatales es la asistencia social a los sectores más desfavorecidos. Cuando, en verdad, son las exenciones impositivas, los subsidios a la energía, el combustible y el trasporte, el financiamiento de importaciones y exportaciones y los beneficios para la fuga de capitales para los grupos más poderosos, lo que acumula en el presupuesto un volumen cinco veces mayor que los programas sociales.
Era imposible, no obstante el buen desempeño de algunas áreas de gobierno, que estos errores fundamentales no se pagaran electoralmente. La inflación galopante, la tasa de interés sideral, más de una decena de tipos de cambio, el deterioro de salarios y jubilaciones frente a la especulación financiera, en un gobierno cuyo presidente había afirmado que entre los bancos y los jubilados él defendería a estos últimos, allanaron el camino de la derrota. Y si bien hubo quienes se sorprendieron por la inclinación del electorado, igualmente sorprendente hubiera sido ganar una elección bajo esas condiciones.
Continuará…
Buenos Aires, 6 de mayo de 2024.
*Abogado y docente, exdiputado nacional y del Mercosur y último embajador en la OEA.
5 Comments
E xcelente sólido certero análisis. Agradecido por participar
Creo que tus apreciaciones son ciertas Carlos. Y me parece correcto que las plantees de este modo. Como embajador de la OEA representaste al país en línea con muchas de estas ideas, pero no dejaste de ser un diplomático del gobierno de Alberto Fernández. En algún momento (en el durante) seguramente advertiste lo que decís, pero no hiciste una ruptura que yo sepa o pusiste el grito en el cielo. Eso hubiera sido corajudo, pero no lo hiciste. Ahora el ángulo de lectura de aquellos tiempos son amplios, pero la posición es más cómoda y fácil. Hay que también hacer autocrítica del propio rol, además del de la estructura de pertenencia.
Querido Julián
En primer lugar celebro que compartamos lo expresado en la nota, en lo sustancial. En tiempos de extrema zozobra como los que estamos transitando, a mí no se me hubiera ocurrido hacer un comentario así con un compañero, pero una vez hecho, resulta oportuno para las siguientes reflexiones.
Tuve presente muchas veces lo que vos planteás. Y, como sabés, con frecuencia las decisiones que uno toma no están exentas de dudas e implican costos. Uno tiene que elegir cuáles costos paga al tomar cada decisión.
En un gobierno monolítico en cuanto a la unidad de concepción, no se presenta este tipo de interrogantes. Pero, en un frente de gobierno heterogéneo, cada funcionario representa un ala del pensamiento. Esto fue así desde el primer día, y todos lo sabíamos. En el área de la política exterior, otras personas, en representación de otras ideas, tenían mucho más incidencia que yo en las decisiones. Por eso viví muchos momentos de tensión que me pusieron más de una vez al borde de dejar el cargo.
¿Qué primó para decidir? En primer lugar, que pertenezco a un espacio político que, como tal, tomó la decisión de continuar en el gobierno. Lo contrario hubiera sido anteponer una decisión personal, que también le hubiera acarreado dificultades al gobierno. Hubiera sido aprovechada para exacerbar las diferencias más aún de lo que ya estaban. Todos sabemos cómo hubiera sido utilizada por la prensa del poder: sólo una primera plana el primer día, para poner en altavoz la diferencia. Del protagonismo al ostracismo en un clic. No hubiera sido provechoso para el gobierno, ni para mí en lo personal.
¿Cuál hubiera sido el beneficio? Sólo un minuto de fama en base a un heroísmo banal e individualista que no hubiera modificado ni un ápice las cosas. Distinta hubiera sido una decisión colectiva, a la que más de una vez me puse a disposición, pero nunca se tomó.
Desde un principio tuve diferencias con el gobierno, pero, ¿de qué hubiera servido debilitarlo aún más? Porque la alternativa ante un debilitamiento mayor aún, no era para mejor sino para peor.
Elegí continuar con la coherencia que traté de mantener en mis posiciones. El seguir me permitió, por ejemplo, hacer un homenaje a Hebe, obtener la crítica unánime al atentado contra Cristina, hacer una exposición de las Mujeres detenidas en la Ex ESMA o eternizar la imagen de Evita en pleno corazón de la OEA, cuyo edificio está precedido por un monumento a Isabel la Católica y por ninguno de los Libertadores de América.
Pude, también, señalar con toda claridad nuestro antagonismo con el Imperio y su hegemonía sobre la región. Nuestra posición soberana y anticolonial. Todo eso está plasmado en el libro que presentaré en un mes, además de constar en los documentos oficiales del organismo.
Lo que sí debo admitir es que, cuando uno desempeña una función diplomática (aunque yo no soy diplomático sino que cumplí una responsabilidad militante), es que cuando se habla en representación del Estado se pueden suscitar quejas o protestas de Estados extranjeros que hubieran resultado innecesarias. Eso sí me hizo, en su momento, cuidar el lenguaje, sin modificar el contenido.
Si esta coherencia no resultara suficiente, te trascribo literalmente sólo algunos párrafos de notas publicadas, con la fecha exacta y el enlace para acceder a las mismas. A saber:
1. “Ahora bien, ¿qué sentido tiene militar, organizarse y luchar durante tantos años para ocupar la conducción del Estado, si una vez en ese lugar no se hace uso de todas las herramientas que supone la conducción del Estado para cambiar la correlación de fuerzas?
Por ejemplo, hacer docencia sobre temas fundamentales; convocar a sindicatos y organizaciones sociales de todo el país a la divulgación y la movilización; fijar una agenda diaria que balancee la agenda impuesta por el poder fáctico.” El Destape, 14.1.22
https://www.eldestapeweb.com/opinion/democracia/meditaciones-de-enero-202211420410
2. “Hay puntos del acuerdo con el FMI referidos a la macroeconomía, que es el concepto que defiende el ministro Guzmán, que aparentemente hacen que aquellos indicadores positivos no se capitalicen a favor de nuestro principal sujeto a representar.
Si con un déficit de 3.5 en 2021, el resultado de las políticas distributivas no fue suficiente para ganar las elecciones, la reducción gradual del déficit prevista en el acuerdo constituye un factor aún más restrictivo.
Y frente a la inflación de marzo, la política económica ha respondido con la suba de la tasa de interés, que encarece el crédito y mejora el rendimiento de los bancos y las operaciones financieras como Lelics y títulos de deuda privada.
En este marco inercial de expectativas inflacionarias, quitar subsidios a las tarifas incidirá sobre el salario y presupone –ojalá me equivoque- una tendencia inflacionaria.
Coincidimos con el Presidente cuando dijo: «Entre los jubilados y los bancos, me encontrarán con los jubilados». Y es quizás allí, cuando uno mira cómo evolucionó la performance de los bancos y cómo el poder adquisitivo de las jubilaciones mínimas, donde seguramente habrá que invertir el sentido de esas dos tendencias.
Todo esto podría remediarse con la captura de dólares de la red troncal del Paraná, el control de las exportaciones, retenciones a las exportaciones que reciban una renta extraordinaria, el límite a la formación de activos externos, el adecuado cobro de impuestos, el control de la cadena monopólica de formación de precios. Es decir, evitando la dilución de las reservas en divisas producto del importante superávit comercial.
Tenemos la necesidad de re-emprender el compromiso electoral de 2019. Un compromiso donde estaba implícito –siempre dentro de la responsabilidad que implica gobernar- que es la economía la que debe cumplir los objetivos que fija la política, y no la política la que debe ´alinearse´ con la macroeconomía. A menos que esta vaya en la dirección que las grandes mayorías necesitan.
En definitiva, no me imagino a Evita alineándose amablemente con ´la macro-economía´, sino, más bien, constituyendo un derecho en cada rincón de la Patria donde una persona o un colectivo de personas le señalara que hay una necesidad.” Reflexiones de abril, El Destape, 19.4.22
https://www.eldestapeweb.com/opinion/opinion/captura-de-dolares-y-lucha-contra-la-inflacion-
3. “Ambos, pandemia y guerra -entendiendo el conflicto en Ucrania no como mera contienda entre dos estados sino como expresión del inapelable proceso de reconfiguración del orden mundial que atravesamos- justamente por tratarse de acontecimientos inéditos, podrían haber sido el marco propicio para un profundo cambio del paradigma ordenador de nuestra economía y no sólo una justificación de lo que no pudimos hacer.
Incluso dentro del FdT –y por eso es tan necesario el debate interno- hay quienes creen que algunos gobiernos de los países centrales que parecieran ser más amigables, pueden incidir sobre los organismos de crédito para favorecer a la Argentina. No es así.
El gobierno del FdT, en lugar de encarar la negociación en términos políticos, lo hizo en términos técnico-contables. ¿Qué significa encarar una negociación así en términos políticos? En primer lugar, expandir la noción de la naturaleza política y no económica del crédito que un nuevo gobierno argentino no está dispuesto a aceptar, para conducirla hacia afuera de las condicionalidades habituales y plantearla en todos los foros internacionales como una violación de los principios que enmarcan el trato de deuda soberana de los Estados.
En segundo lugar, concientizar, organizar y movilizar a las fuerzas sociales y al conjunto de la sociedad, para convertirla en un actor político proactivo a la hora de la discusión en las instancias internacionales.
Todo esto requiere de un coraje no demostrado hasta ahora en el período 2019-2023. Eso, y no la retórica de la unidad, es lo que estará en disputa en las próximas primarias.” Aportes para discutir en las PASO, La Tecla Eñe, 25.4.23
https://lateclaenerevista.com/aportes-para-discutir-en-las-paso-por-carlos-raimundi/
En fin, Julián, aquí están las fechas y los enlaces de lo dicho. Sólo tres botones de muestra a los que podrían sumarse decenas de notas radiales y otras publicaciones. Sin pretensión de verdad alguna, sino como documento.
Reitero, bienvenido el intercambio de ideas entre Compañeros intelectualmente honestos. Te mando un fuerte abrazo. Carlos
Estimado Carlos. Gracias por tu extensa respuesta. Desde ya que he seguido tus notas de opinión, y me interesa el punto de vista que fuiste desarrollando. No me refería a esas notas en las que libremente desarrollabas tu punto de vista durante la gestión de AF, y no creo que a él le molestara ese disenso, pues era plausible y dentro de lo razonablemente esperado. Creo que tu respuesta a mi planteo tiene que ver con la oportunidad de hacer los planteos, como los que sí llevás a cabo en la nota de la Tecla que, me parece, es más de ruptura y nunca vi en aquellas notas que copias los links. Entiendo que los nuevos tiempos exigirán que aquellos que asuman cargos de gestión comiencem a profundizar más la autocrítica como parte de tematizar aquello que puede llevar al fracaso (me refiero a la auto-reflexión de la crisis de representación). Creo que en tu caso, fuiste un funcionario «de los que funcionó», pero creo también que había que levantar la voz, sin escandalos. AF fue/y terminó siendo/ un burócrata, y eso me parece imperdonable. Y esto no tiene que ver con exponer los trapos al sol entre compañeros, sino asincerar las posiciones de los lugares ocupados en el Estado, algo que se puede hacer hacia dentro pero tambien vale hacia afuera, en lugares como esta revista (que tanto aporta). De hecho, sin pretender tener el dedito largo, creo que tu nota tiene más complejidad ahora y se hace más interesante con la respuesta que diste a mi planteo. Nadie es perfecto, ni nada es blanco o negro. Yo no soy un fiscal, ni vos un defensor, Espero lo tomes a bien, porque te aprecio y respeto muchísimo en tu trayectoria. Te dejo un gran abrazo
Gracias Carlos su reflexión me ayuda a comprender «porque’…soy una persona de casi 70 años,he vivido muchos procesos acaecidos en nuestro país, y nunca experimente esta sensación angustiosa de querer escapar(adónde?) a tanto daño y rotura de todo…ver tanta destrucción,cinismo,indolencia,indiferencia, parálisis…no sé que nombre; darle,no nos paso nunca.
Y la impotencia de ver qué,individualmente,salvo el voto y de acompañar los reclamos marchando ….no tenemos otros instrumentosa nuestro alcance para incidir en algo.
Encima nuestros representantes(algunos),egocéntricos,panza llena,traicionan ese mandato.llevados tal vez por transas que no conocemos… bueno.es tal la desprotección y orfandad experimentada que leerlo me reconforta.gracias de nuevo