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UN AJUSTE DE TÉRMINOS – Por Martín Kohan

David Viñas: el polemista como duelista, o como el esgrimista que discute, tira estocadas y se arriesga a la respuesta del otro, a la estocada que regresa.

Por Martín Kohan*

(para La Tecl@ Eñe)

Tratándose de David Viñas, no habría habido homenaje en una jornada de homenaje formulada bajo un carácter de tal. Fue una jornada de lecturas críticas, revisiones y discusiones, en las que la admiración en todo caso se expresó sin suscitar eso que el propio Viñas habría recelado bajo la fórmula de “la comunión de los santos” a la que solía recurrir. Esa jornada se llevó a cabo en la Biblioteca Nacional en octubre de 2012, y la propia Biblioteca edita ahora las intervenciones que la integraron en un volumen titulado David Viñas, el último argentino del siglo XX.

En el último tramo del volumen, se reproduce el intercambio generado en una mesa redonda que integraron Darío Capelli, María Pía López, Eduardo Grüner, Américo Cristófalo. En un momento dado de ese intercambio, que en su momento presencié y ahora leo, Cristófalo propone un ajuste de términos (de términos y de conceptos) que encuentro (que reencuentro) fundamental: “El modo en el que Viñas piensa lo histórico tiene más que ver con la idea de un movimiento perpetuo, de un choque perpetuo y un conflicto perpetuo. Así piensa la política y así piensa lo histórico. Es en ese contexto donde parece que hay que situar la figura del francotirador. Voy a hacer una corrección viñesca: la figura, a mi modo de ver, es más del esgrimista que del francotirador, figura que a David le impresionaba mucho a partir del precedente de su lectura de Mansilla. Mansilla como esgrimista”.

El ajuste de términos, propuesto para ubicar a Viñas, puede caberle al propio Viñas, y resulta revelador para cualquier consideración sobre los imaginarios de la figura del intelectual. Porque esa metáfora, la del francotirador, es recurrente; remite a lo certero y remite a lo implacable. Pero involucra también, si uno se fija (Américo Cristófalo se fijó), la actividad de quien se oculta, la actividad de quien se embosca y va a lanzar un disparo (uno solo, con puntería infalible) sobre alguien que no lo advierte, que no recibe aviso previo, que queda por así decir a su merced y que por ende no podrá defenderse (puede tratarse para el caso del intelectual como un francotirador con fusil o bien de esos monos con ametralladoras que cunden últimamente en las redes, sin matiz intelectual alguno; el punto es esa impronta de ocultamiento artero y ese rasgo unidireccional que define enteramente la escena).

De ahí la importancia del corrimiento que, en clave siempre viñesca, propone Américo Cristófalo: en vez del francotirador, el esgrimista. Es decir, el polemista, el polemista como duelista, el que sale a discutir y se expone, el que incluso cuando parece monologar, en verdad se está trabando en una lucha con otro, en lucha con las palabras de otro; el que en vez de encaramarse y sermonear desde algún púlpito oficioso, discute, siempre discute, tira estocadas y ensaya fintas, y eso porque al tirarlas se arriesga necesariamente a que el otro se las pueda tirar también.

Buenos Aires, 11 de mayo de 2023.

*Escritor. Licenciado y doctor en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires.

1 Comment

  1. Carlos Balmaceda dice:

    Qué bueno que es Kohan, escribe bien, sin afectación y sin púlpito, sencillo y profundo.

    Un rara avis de la literatura argentina actual.

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