Qué es lo que se dilapida cuando la única dimensión que importa es la económica, que absolutiza todas las demás variables y torna en la marca de fuego del periodismo comercial dominante.
Por Martín Kohan*
(para La Tecl@ Eñe)
Pienso a veces en Joni Viale. Me interesan, en general, los casos en los que los hijos se dedican a lo mismo a lo que se dedicaron sus padres, sobre todo cuando los padres, en ese oficio o en esa área, consiguieron destacarse. Voy así de César Salgán a Dante Spinetta, de Luis Alberto Romero a Luifa Artime, de Luisa Valenzuela a Ricardito Alfonsín, de la Brujita Verón a Guillermo Andino; y me fijo qué es lo que hicieron con Horacio, con Luis Alberto, con José Luis, con Luisito, con Luisa Mercedes, con Raúl Ricardo, con la Bruja, con Ramón: qué retoman o descartan, en qué cortan o en qué siguen, si lo que buscan es parecerse o si lo que buscan es diferenciarse. Por eso me interesó Joni Viale (no así, aunque no sé por qué, Diego Leuco).
El Mauro Viale de los escándalos televisivos se impuso a todos los otros: al relator de fútbol, al productor, al periodista sin escándalo. Si se piensa en Mauro Viale, lo que aparece antes que nada son las veladas trash con Samanta Farjat o el inefable intercambio de sopapo y patadita mantenido con Alberto Samid. Siempre tuve la impresión de que Joni Viale, su hijo, al empezar a hacerse un lugar en los medios, se esmeraba en distinguirse de esa parte, cultivando un perfil especialmente orientado a la elaboración conceptual, el análisis fundamentado, los brillos del cultivado, el equilibrio, la sensatez: Jonatan – Jony – Viale, periodista serio. Entiendo que había alcanzado a reunir un considerable capital simbólico en ese sentido.
Me interesa lo que ocurrió después, cuando se pasó y se incorporó a ese simulacro de periodismo que se monta habitualmente en la pantalla de La Nación+. Pienso en Viale y no en Majul, pienso en Viale y no en Trebucq, porque no me parece que Majul o Trebucq estén despilfarrando nada, no me parece que contaran con nada que cupiese despilfarrar. Pero Viale, mal o bien, cierto respeto iba reuniendo. Y yo tengo la impresión de que admitió dilapidarlo.
Ya sé, ya sé, ya sé: además del capital simbólico, que mencioné, suele incidir también ese otro que es capital pero no es simbólico, que es solamente capital. Y no es preciso hilar muy fino para presumir que puede haberse tratado de eso: de una oferta contundente para pasarse a esta otra empresa y alinearse con lo que hay que decir ahí. Pero es en eso, justamente, donde acaso con más nitidez puede inscribirse una especie de clave. No es dinero lo que se dilapida, a cambio de alguna otra cosa (a la manera de un Federico Manuel Peralta Ramos con la Beca Guggenheim que en su momento ganó); se dilapida cualquier otra cosa, o incluso todas las demás, sólo a cambio de dinero.
No se trata de desestimar la importancia de la dimensión económica, por supuesto, sino de interrogar más bien qué ocurre cuando llega a volverse absoluta. Qué cosas tienen que dejar de importar, para llegar a que solamente eso importe. Muy al borde del cinismo: ese abismo de displicencia donde ya no importa más nada.
Buenos Aires, 17 de septiembre de 2024.
*Escritor. Licenciado y doctor en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires.
12 Comments
Un escrito breve y muy importante , ya que pone en cuestión el factor económico, cuando se torna absoluto para alguien.
Gracias!!!
La Nación?
Sí, hoy en TN
REALMENTE, MUY LAMENTABLE PODRÍA HABER SIDO UN BUEN PERIODISTA,HOY ES UN OBSECUENTE PERMANENTE ,SE REPITE EN CRITICAS DICHAS GASTA EL HARTAZGO,DEMASIADO CIRCO NADA DE PAN ,YA NO LO VEO MAS
Joni Viale no hace periodismo, es operador, un simple mercenario, sólo el sobre, la mentira y la obsecuencia es suficiente para que todos los días diga un disparate diferente… yá muy pocos le creen, se le fue la mano y tiene un futuro acotado en su profesión de «operador oficial»…los indignos e inmorales las pagan…
Me pregunto que piensa de los muchachos de C5N, no creo que tengan nada para dilapidar ni rifar, pero son muy asquerosos ya
Un perfecto artículo que refleja una realidad incontrastable
Martin es el intelectual más lúcido y comprometido de nuestro país.
Ojalá pudiera estar en un futuro próximo dirigiendo algún organismo del Estado donde pudiera multiplicar su pensamiento.
De utopías vivimos.
Su pasión es contagiosa.
Sólido y claro Martín Kohan. Anhelo encontrar notas de él. Creo que dilapida su tiempo ocupándose de ese joven Jonatan, que presume de pensador. De articulista «de fondo» como solían mencionarse a los escribas solemnes (pero cultos y entrenados en el pensamiento) de medios como La Nación. Pero oh! está en La Nación+, y entonces? ¿cuántos escalones bajó ese «centenario» medio, autoreferenciado como «Tribuna de Doctrina»? Muchos. No todos. Hay más escaleras descendentes. Jonatan se ocupará de bajarlos.
No nos parece que dilapide su tiempo con esta nota que trasciende la imagen de Viale. saludos.
Hasta hace unos años parecía serio este pibe , una pena que más allá del antiperonismo que lleva en sangre , para nada reprochable por cierto, haya perdido toda seriedad ( el único capital con el que contaba) cómo dice Kohen solo por dinero , aunque en realidad es más por obsecuencia con el poder que por el vil
De verdad estoy empezando a dejar de verlo y escucharlo en Rivadavia porque cansa un poco con sus largos editoriales y encima los repite en la radio los del prigrama de la noche em TN, una lástima, me parece está perdiendo el rumbo.