Desobedecer como acto de belleza.
Identidad y memoria convergen en una propuesta escénica que transforma el tango en lenguaje de resistencia.
Por Sabrina Castaño y Federico Santucho
(para La Tecl@ Eñe)
¿Qué sucede cuando el tango deja de ser nostalgia para convertirse en urgencia? ¿Puede la danza funcionar como acto político sin perder su dimensión poética? Estas preguntas atraviesan «Paralelo Cruzado», nuestra nueva propuesta realizada junto al equipo de «Contango Historias». Una compañía con la que, desde sus inicios, hemos desafiado los lugares comunes del género para construir obras que reflexionan la humanidad, lo propio y el ser desde el cuerpo y la tanguedad.
En un mundo que nos exige rendimientos permanentes y repeticiones sin sentido, decidimos construir esta compañía desde la pregunta y el cruce de lenguajes. Nuestra propuesta abre el tango a nuevos territorios de expresión, despojándolo de estereotipos para emplazarlo como dramaturgia bailada en un viaje introspectivo por los laberintos del ser humano.
La memoria como campo de batalla
En «Paralelo Cruzado» contamos la historia de Juan, un músico metódico y virtuoso, que busca su propia voz dispersa entre sueños y recuerdos cifrados en una melodía que no logra entender completamente. La ignorancia sobre su origen familiar genera una tensión dramática que estructura toda la obra.
En ese mundo onírico, el tiempo se fragmenta y Juan convive con la tensión de lo que es y de lo que podría ser, coexiste con versiones alternativas de sí mismo, interactuando con su yo potencial, esa dimensión de la personalidad que las circunstancias históricas le impidieron desarrollar. El encuentro con Lucía constituye el núcleo emocional de la propuesta. Ella aparece como portadora de un bandoneón especial, objeto que simboliza la resistencia cultural, la memoria, y que funciona como archivo sonoro de experiencias silenciadas, transformando la búsqueda personal en reflexión histórica y colectiva.
Completamos la dramaturgia con la aparición de los Cronarcas de la Historia, símbolos del control rígido y la vigilancia del sistema que, como en «1984» de Orwell, nos dejan bien en claro que la opresión no es solo externa: habita en nuestros cuerpos a través de mecanismos imperceptibles.
El cuerpo como territorio de resistencia
Desde nuestros inicios, buscamos historias que inviten al espectador a reconocer señales preexistentes: ritmos internos, decisiones no tomadas, diferentes formas de enfrentar la vida que nos permitan utilizar al tango como instrumento de autoconocimiento y resistencia simbólica. Así, el espectador se ve interpelado: ¿Hacia dónde va su ritmo de vida? ¿Las relaciones que sostiene son propias o heredadas? ¿Qué cuerpo elige habitar? ¿Qué ocurre cuando se nos impone el deber de la perfección?
En este contexto, la experiencia escénica se vuelve un acto de desobediencia coreográfica, una grieta en la perfección impuesta. Pero ese viaje no es nostálgico: es doloroso, confuso y lleno de espejos. ¿Quién decide sobre nuestros recuerdos? ¿Qué parte de lo que somos podría haber sido distinta si hubiésemos desobedecido a tiempo?
Desde lo coreográfico no buscamos «fusionar» estilos. Nuestro lenguaje escénico nace de las urgencias del cuerpo y del relato. Por eso, nuestros bailarines no interpretan una historia: la encarnan. La llevan al cuerpo como se lleva una carta que no se puede entregar. Son cuerpos que aprendieron a desobedecer desde la belleza.
Este cruce entre tanguedad y exploración del movimiento lo activamos previamente con obras como «Letra, música y tango», «Bar mágico» y la obra que le da nombre a nuestra compañía «Contango Historias». Estas creaciones que tenían como disparadores situaciones cotidianas alteradas bajo el lente del realismo mágico, se deformaban, se llenaban de grietas y revelaban conflictos internos. Esa fue nuestra primera forma de resistencia: romper el cristal de la costumbre para mostrar lo que late debajo.
Hacia una política de la belleza
Para nosotros, el tiempo no es aquí una línea, sino un campo de batalla. Y el tango no es refugio, sino lenguaje para atravesarlo. Bailar se vuelve resistencia: un modo de torcer lo que parecía escrito, de interrumpir la maquinaria.
Nuestra propuesta se materializa en este cruce entre cuerpo y memoria: desobedecer no es solo un acto simbólico, sino también un acto de belleza. El tango ya no es nostalgia, sino urgencia, pregunta y conflicto.
Con «Paralelo Cruzado» no proponemos respuestas definitivas. Nos atrevemos a sembrar preguntas: ¿Hasta dónde somos capaces de desobedecer? ¿Cuánto del cuerpo que habitamos nos pertenece y cuánto responde a mandatos? En la fricción entre lo impuesto y lo deseado, en el cruce entre memoria, tanguedad y política, nos permitimos imaginar un futuro donde la resistencia no es excepción, sino el modo más genuino de habitar el presente.
Y resistir es, a veces, simplemente no dejar de moverse.
«Paralelo Cruzado»
Estreno: domingo 10 de agosto, 16 h
Pompas Club de Artes – Brasil 2640, CABA
Funciones todos los domingos de agosto
Entradas: Alternativa Teatral
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