Odio de Estado – Por Diego Tatián

Libros. Corro 105: RODEADOS – Por Alberto Nadra
30 junio, 2022
La crisis del peronismo, ¿es terminal? – Por Hugo Presman
4 julio, 2022

Odio de Estado – Por Diego Tatián

Foto: Edgardo Varela/LAP jujuy.

Foto: Edgardo Varela/LAP jujuy.

Milagro Sala, presa política, hace más de siete años que es sometida a un proceso de destrucción que sobre su persona y salud lleva adelante el gobernador de Jujuy Gerardo Morales. En esta nota de Diego Tatián se reproduce la carta que Milagro les envió a los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Córdoba, casa que en 2016 le otorgó el Premio José María Aricó en reconocimiento a su lucha como dirigente social barrial.

Por Diego Tatián*

(para La Tecl@ Eñe)

En enero de 2016 Milagro Sala fue puesta en prisión preventiva, condición en la que permanece hasta ahora de manera ilegal. Ese mismo año, la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba le concedió por unanimidad de su Consejo Directivo el “Premio José María Aricó” por considerarla una de las más importantes dirigentes sociales de la historia, y a través de ella a la Organización Barrial Tupac Amaru.

Poco tiempo después, con motivo de una visita a la cárcel de Alto Comedero, Milagro nos hizo llegar esta carta conmovedora, que con el tiempo se carga de sentido histórico y valor testimonial, y que aquí reproducimos. Es, esencialmente, una carta a los y las estudiantes. La lucha de las universidades, dice allí, es parte de muchas otras luchas y debe integrarse a ellas.

Pocos meses después de habérsele concedido la distinción, los abogados de Milagro consultaron a la Facultad si podía enviarse nuevamente el diploma del premio, ya que una patota había entrado a su casa y le había sustraído todos los reconocimientos recibidos por su labor social, como parte de un hostigamiento físico, psicológico y simbólico constante, que no se ha interrumpido hasta hoy.

Desde hace más de siete años, Milagro es una presa política del gobierno de Jujuy y está siendo destruida poco a poco por la vejación continua que se ejerce sobre su persona. Como resultado de la persecución y el hostigamiento de todos estos años, Milagro se encuentra actualmente grave de salud, internada en una clínica de San Salvador. De manera innecesaria, amedrentadora y como prolongación de un invariable contenido de crueldad que arrastran los siglos, el gobernador mandó a rodear el lugar de personal policial.

Hace unos días, el Presidente de la Nación viajó a Jujuy para visitar a Milagro, en un gesto de alto contenido político, de indudable importancia simbólica e insuficiente. La inacción institucional frente a la bestial violencia ejercida desde el Estado contra una dirigente social que impulsó una obra colectiva en favor de los sectores más olvidados, sumió a la Argentina en un irreparable retroceso en materia de derechos humanos y en una inopia democrática. No existe expresión para designar la saña con la que los poderes públicos, económicos y mediáticos de una provincia ejecutan de manera sistemática la destrucción psicológica, física y política de una ciudadana que no aceptó el destino impuesto por un atávico desprecio de clase. Esa expresión debería dar cuenta del proceso por el cual el odio personal de quien ejerce la primera magistratura de Jujuy acaba convertido en odio de Estado.

Cuando habla, el rostro indio de Milagro es seco, diáfano y hermoso. Su castellano parece hospedado por lenguas desconocidas que retumban en cada palabra y lo vuelven puramente americano. La revolución indigenista de José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru no parece un hecho del pasado cuando esa mujer pequeña que emplea las palabras con fuerza arrolladora atraviesa con su mirada paciente, sino una memoria viva y una emancipación aún abierta. Como tampoco es cosa olvidada la decapitación y descuartizamiento de Tupac Amaru por los colonizadores en la Plaza de Armas de Cuzco, aunque a nosotros ese día de 1781 nos resulte lejano. No lo está para las comunidades que heredaron su tragedia.

La escritura de Milagro es tan lúcida y clara como su oralidad. La carta con motivo del Premio Aricó, concluía con un legado simple forjado en el sometimiento de muchos siglos. “Desde la cárcel los insto a militar, a servir, estudien mucho pero no abandonen la realidad que vive nuestro país. Mucha gente sufre, necesita ayuda, solución a sus problemas y para eso son importantes los intelectuales comprometidos… Que los estudiantes salgan a defender el trabajo de sus padres, su universidad, los derechos que logramos en los últimos años y que le costaron la vida a cientos de estudiantes en La noche de los lápices… Por todo esto los insto a defender nuestro país, que hoy los necesita. Hasta la victoria siempre, Milagro Sala”.

Córdoba, 1° de julio de 2022.

*Doctor en filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba y doctor en ciencias de la cultura (Scuola di Alti Studi Fondazione Collegio San Carlo di Modena, Italia). Investigador del Conicet.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *