Argentina forma parte del Sistema Internacional de Protección a los Derechos Humanos que la Corte Penal Internacional integra y que la extrema derecha de LLA pretende desconocer, como lo ha hecho el presidente Milei ante la orden de detención emitida por esa Corte contra el primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y su ex ministro de defensa Yoav Gallant. Frente a los crecientes atropellos que el poder ejecutivo argentino produce contra derechos esenciales, la pasividad de la dirigencia política local se torna intolerable.
Por Carlos Rozanski*
(para La Tecl@ Eñe)
Con fecha 21 de noviembre, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de detención contra el primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y su ex ministro de defensa Yoav Gallant. La noticia recorrió rápidamente el mundo e impactó con particular volumen en la República Argentina.
En los fundamentos de la resolución, la CPI Consideró que: “los presuntos crímenes contra la humanidad formaban parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población civil de Gaza”. Y agregaron los jueces que encuentran “motivos razonables” para creer que Benjamín Netanyahu y su ex ministro de defensa “son responsables penalmente de los siguientes crímenes como coautores por haber cometido los actos conjuntamente con otros: el crimen de guerra de hacer morir de hambre como método de guerra; y los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos”. (1)
Con mención al tema, hace pocos días salió a la venta en Roma el último libro del Papa Francisco, “La esperanza nunca defrauda. Peregrinos hacia un mundo mejor” (2024, Ediciones Piemme). Señala allí el líder de la Iglesia: “Según algunos expertos… lo que está sucediendo en Gaza tiene las características de un genocidio”.
A su vez, según un nuevo informe de la Comisión Especial de Naciones Unidas publicado el jueves pasado, lo que sucede en la franja de Gaza “es consistente con las características del genocidio, incluyendo bajas civiles masivas y el uso de la inanición como arma…”. Agrega: “Israel está causando intencionadamente muertes, hambre y lesiones graves, utilizando la inanición como método de guerra e infligiendo un castigo colectivo a la población palestina”.
Ante estos pronunciamientos de la CPI, Naciones Unidas y del líder de la Iglesia Católica, se alzó Javier Milei, anarcocapitalista presidente de la República Argentina.
En una publicación suya en la red X (11,36 AM 21/11/24) donde cuenta con más de tres millones y medio de seguidores, Milei se arroga ser “La República Argentina” (SIC). Desde ese lugar, califica los actos ordenados por Netanyahu y su gobierno como “legítimo derecho de Israel a defenderse”.
En la misma fecha, mediante Comunicado Oficial 67 OPRA, el gobierno argentino señala: “La Oficina del Presidente rechaza tajantemente la reciente decisión de la Corte Penal Internacional (CPI), influenciada por la política, de emitir órdenes de arresto contra el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el exministro de Defensa, Yoav Gallant”.
Ante esas publicaciones, y para comprender la gravedad del momento que atraviesa nuestro país, es útil recordar que La Corte Penal Internacional es un tribunal de última instancia para el enjuiciamiento de crímenes graves internacionales, como el genocidio, los crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad. El Tratado que la crea, el Estatuto de Roma, fue adoptado en julio de 1998. La Corte empezó a funcionar en 2003. Argentina es uno de los 123 países que lo han firmado y ratificado y por el cual se crea la CPI. Así, en nuestro país, rige la Ley 26.200 (13/12/2006) de Implementación del Estatuto, aprobado por la Ley Nº 25390 y ratificado el 16 de enero de 2001.
Según el artículo 22 de la norma: “Son autoridades competentes para la aplicación de esta ley: a) El Poder Ejecutivo, b) Los órganos de la Justicia Federal con competencia en lo penal”.
Es decir que, en la normativa vigente, el presidente de la Nación, en su calidad de titular del Poder Ejecutivo, tiene importantes funciones relacionadas con la actividad del tribunal que Argentina reconoce oficialmente desde su creación.
Sin embargo, y en ese contexto normativo, es que se alza Javier Milei emitiendo oficialmente y en nombre de “La República Argentina” un juicio de valor en el que “rechaza tajantemente” (SIC) una resolución de un Tribunal Internacional que Argentina reconoce por ley.
Para entender en su real dimensión el nexo entre los crímenes cometidos contra las niñas y niños palestinos por aquel de quien se requiere hoy su captura, y la obcecada negación de la evidencia de parte de Milei, es útil recordar la orfebrería del bastón presidencial de Milei. En él, surgen cinco rostros de perros. Uno de ellos, de nombre Murray en honor a uno de los personajes más admirados por el presidente, el economista Murray Rothbard autor del libro “La ética de la libertad” (1982). Allí afirmó que “los padres deberían tener el derecho legal de no alimentar a sus hijos, es decir, dejarlos morir […] darlos en adopción, o vender los derechos al niño, en un contrato voluntario”.
Esas definiciones del desequilibrado mental anarcocapitalista que diera su nombre a uno de los perros del bastón, coinciden con las que han predicado tanto la ex canciller Mondino como el actual diputado Benegas Lynch. La primera respecto de la creación de un “mercado de órganos”, y el segundo con la propuesta de que los niños no se eduquen y sus padres tengan la libertad de hacerlos trabajar.
Las citas advierten que el pensamiento pre-cultural de Milei respecto de las niñeces es acompañado por la runfla que lo rodea. Por ello es posible afirmar que nunca en la historia del país se dio un fenómeno como el actual, de funcionarios como los señalados, con esa perversa distorsión acerca de la integridad y los derechos de niñas, niños y adolescentes.
En sintonía con la admiración que publicita Milei sobre Rotbhard, cuyo pensamiento hace suyo, afirma sobre el asesinato masivo de decenas de miles de personas con alto porcentaje de niños y niñas, que significa ejercer “el legítimo derecho a defenderse” (SIC).
Es verdad de Perogrullo pero conviene resaltar que asesinar y hambrear niñeces hasta la desnutrición y muerte, nunca significó ni significará defender nada. Igualmente, negar medicamentos oncológicos, como lo hace Javier Milei, y poner en riesgo de enfermedad y muerte a un amplio sector de adultos mayores, tampoco. Es exactamente lo contrario. Se trata de ataques brutales a sectores vulnerables de la comunidad para imponer un modelo distópico de caos y enriquecimientos personales en el que sus protagonistas, además, presentan evidentes alteraciones mentales.
Esta nueva irrupción del presidente Milei en la escena mundial no implica sólo un desconocimiento supino de la normativa vigente en nuestro país. Tampoco significa sólo un nuevo motivo de burla -y asombro- de la comunidad internacional ante la permanencia en el poder de un individuo como Javier Milei. Sucede que, la decisión oficial de descalificar a la Corte Penal Internacional, tribunal de un sistema de protección que nuestro país integra, es un nuevo motivo inequívoco de juicio político y destitución.
Salud mental y crueldad
Milei insultó reiteradamente a distintos mandatarios de países de la región. Así, en febrero de 2024, siendo ya presidente, ofendió al mandatario de Colombia, Gustavo Petro, afirmando que “es un comunista asesino que está hundiendo a Colombia”. Al mes siguiente lo llamó “asesino terrorista y comunista”. Los diplomáticos argentinos fueron expulsados de Colombia y el embajador en Buenos Aires regresó a su país. En el mismo sentido, Milei insultó a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, quien retiró a sus diplomáticos en el país y expulsó a los de Argentina, incluyendo al embajador. Similar conducta ofensiva tuvo para con mandatarios de Brasil, México, China, Cuba, Nicaragua y Estados Unidos. Igualmente se expresó con insultos respecto del presidente del gobierno español Pedro Sánchez y su esposa.
La reseña de mandatarios agredidos públicamente por el presidente de Argentina, da cuenta de una situación diplomática sin precedentes en nuestra historia. La razón de la misma radica en las características igualmente sin precedentes de un primer mandatario que se auto titula “uno de los dos políticos más relevantes del planeta tierra” (SIC) (La Nación+ 2/9/2024). Poco tiempo después de esa definición, el 20 de noviembre pasado, le obsequió a la Primer Ministra de Italia, Giorgia Meloni, un muñequito de sí mismo.
Esas muestras de megalomanía a cielo abierto deben ser analizadas junto a otros rasgos de la personalidad de Javier Milei de los que se puede inferir, cuando menos, una alteración seria de sus facultades mentales.
Baste para ello, repasar los hechos de violencia que protagonizó previo a asumir como presidente, en los que llegó incluso a ser objeto de medidas judiciales de restricción perimetral, pericias psicológicas y prohibición de actividad en la ciudad de Metán, Provincia de Salta. Allí había agredido a una joven periodista local.
Sin embargo, y pese a ser pública y notoria la aludida alteración, son muy pocos los dirigentes que se expresan de manera clara sobre el tema. Al respecto, es importante recordar que el presidente del bloque de senadores de Unión Por La Patria, José Mayans, señaló ante medios de prensa que Javier Milei “tiene sus facultades mentales alteradas. Agregó “que es una persona que tiene problemas de salud mental” (SIC) (22/2/2024 en la puerta del Congreso de la Nación ante diversos medios periodísticos).
Se impone advertir que esa certera reflexión del importante legislador nacional no fue acompañada por mecanismo alguno de intervención previsto por nuestra legislación para casos como el de la salud mental de un presidente de la Nación. Es una omisión seria de todo el arco político, tanto oficialista como opositor. Ello por cuanto es sabido que quien tiene problemas de salud mental y sus facultades están alteradas, para utilizar las afirmaciones del senador citado, tiene seriamente afectado su discernimiento. Un presidente con problemas de discernimiento, es altamente peligroso para los cuarenta y siete millones de habitantes destinatarios de las medidas que tome.
En ese sentido, de la interminable lista de dañinas decisiones del presidente Milei, es ilustrativo destacar que, como se refirió, niega medicamentos a pacientes con cáncer. O que, por su determinación, Argentina es el único país del mundo que en las Naciones Unidas hace pocos días votó en contra de prevenir la violencia hacia las mujeres y niñas. Semanas antes e igualmente por decisión de Javier Milei, fuimos el único país del planeta que votó en contra de respetar los derechos de los pueblos indígenas.
Si a eso le sumamos que mientras pronunciaba un discurso público simuló masturbarse (2) y que imagina y describe brutales escenas de pedofilia, asociándolas a situaciones económicas y políticas, la demora en reaccionar puede ser catastrófica.
Al respecto, como con justa razón afirmó públicamente Germán Martínez, presidente del bloque de diputados de Unión por la Patria: “Este es un gobierno fascista” (20/11/24). Y con un gobierno de esas características, en manos de una persona con sus facultades mentales alteradas, se generan eventos como el de hace pocos días, en San Miguel. Allí, se lanzó lo que sus organizadores definen como el “brazo armado de Javier Milei”, su “guardia pretoriana”(SIC). Ante ello, la estética nazi fascista del encuentro, la violencia de los mensajes y la descalificación que ahora efectúa Milei de una decisión de la Corte Penal Internacional de la Haya que investiga horribles crímenes contra la humanidad, debería significar el fin de una etapa.
Frente a los crecientes atropellos que desde el poder ejecutivo se están produciendo a derechos esenciales, la pasividad de la dirigencia se torna insoportable. Argentina forma parte del Sistema Internacional de Protección a los Derechos Humanos que la CPI integra y que la extrema derecha de LLA pretende desconocer. Ante ello, los mecanismos de control previstos en nuestra constitución se tornan indispensables. De la celeridad con que se asuma la responsabilidad de actuar ante la abrumadora realidad, dependerá que se ponga fin a la enfermedad y muerte de sectores vulnerables de la población, que para Javier Milei y su runfla sólo son una parte disvaliosa del mercado que idolatran.
Referencias:
(1) Propiedad intelectual © Naciones Unidas
(2) (IAEF en Mendoza 6/9/2024)
Buenos Aires, 25 de noviembre de 2024.
*Ex Juez de Cámara Federal y ex presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N.º 1 de La Plata.
1 Comment
No entiendo no comparto la pasividad e inutilidad de un congreso que no pone limites