Mi ley. De castas, costras y cosas con palabras – Por Sebastián Russo

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Mi ley. De castas, costras y cosas con palabras – Por Sebastián Russo

Foto: Diane Arbus.

Foto: Diane Arbus.

Qué pasa cuando el preso ve con buenos ojos al carcelero. Cuando el hambreado va detrás del hambreador o su vocero. Pregunta ideológica por excelencia. Donde las condiciones materiales se entremezclan con las simbólico- discursivas y ya no se sabe por qué se está mal, y se elige a quien nos puede hacer mucho daño.

Por Sebastián Russo*

(para La Tecl@ Eñe)

A mis estudiantes

Qué pasa cuando el preso ve con buenos ojos al que lo llevó a la cárcel. Cuando el hambreado va detrás del hambreador o su vocero, y no para dársela, sino para decirle sos vos, te banco. Pregunta ideológica por excelencia. Donde las condiciones materiales se entremezclan con las simbólico- discursivas y ya no se sabe por qué se está mal y se elige al que así a unx lo dejó, o al que me puede hacer peor. Incluso porque cuando todos me hacen daño, el gritón y vendedor de feria hasta es más simpático que cualquier otro. Pero quién es preso de quién. No lo somos acaso también de estas argumentaciones, «racionales», discursivas. Cómo se construye una ilusión. Toda ilusión es política.

Odio a los negros, a la gente oscura, a los pobres. Grita una chica blanca y posiblemente no pobre. Está ebria y fuera de sí. Una agente de policía, de piel oscura, es la que intenta detenerla. No apresarla -con ella, con ellxs no- sino apaciguarla. Y recibe la andanada de insultos. Que no son para ella. Y que ni siquiera insultos parecen ser. Sino una dramática confesión de un cuerpo (social) dañado por una estigmatización que incluso se ensimisma en un auto estereotipo. La rubia sufre, es más fuerte que ella. La policía también, pero tiene el “cuero duro”, como se dice. Los estigmas, las marcaciones de cuerpos, cueros, devienen autopercepción. Por algo será. Algo (no) habré hecho. Así las cosas, de nacimiento nomás, viste. Así las cosas, y hasta el segregado opta por el que lo segrega. El que le paga el sueldo. La policía, defensora de facto de los intereses de lxs propietarixs, conformada en sus bases por las bases no propietarias sociales, puede darle también la razón, ver con buenos celestes ojos al que le da asco tocarlos, siquiera tenerlos cerca.

El problema no es la política, que va, stupid ojos de cielo. Sino la desigualdad económica. Y ésta es de hecho ampliada o moderada por la política. Es decir, por aquellos que se meten en la discusión por el bienestar de los otros. Entre ellxs, entre lxs políticxs, están lxs que defienden el bienestar de unxs, y están lxs que defienden el de otrxs. Porque no todxs quieren o necesitan lo mismo. Molinos Río de la Plata, por caso, querría pagar menos salarios. El trabajador necesita aumentarlo. Quién lo define. El estado. La política. Sin este ámbito, donde se dirimen las leyes regulatorias, que eviten las grandes desigualdades, triunfaría la ley del más fuerte. En este caso las grandes empresas, los terratenientes. La casta de ayer y hoy. Manejando los salarios unos, manejando los precios los otros.

Casta, vale decir, es aquello que apela a la inmovilidad. La de aquellxs que nunca pierden, y vienen ganando de Roca para acá. La casta es una estructura ideológica que supone que están los ricos y están los pobres. Que así fue y así será. El pensamiento de (la) casta, el pensamiento casto, es el que dice: están los blancos (de un lado) y están los negros (del otro), sin tocarse (por favor, aunque el derecho al toque, pegue y arreste, se sabe de qué lado está: ¿y vos?) Es el pensamiento segregador por excelencia. El que invoca al inmovilismo. El racismo está basado en la idea de casta. La política es lo opuesto. Es lo que puede romper con ese inmovilismo, diciendo: el pobre puede dejar de serlo, el discriminado puede dejar de serlo. Hay que discutirlo, lograr consensos, leyes para que esa desigualdad, que para el pensamiento casto es natural, se exprese como lo que es, una diferencia de intereses. No todos tienen y necesitan lo mismo. Si un empresario o un terrateniente decide apoyar a un político es porque defenderá sus intereses, que a priori son los contrapuestos al del trabajador. Pero qué pasa cuando el trabajador elige al que defiende al empresario. Cómo puede ser eso posible. He allí los vendedores de feria, mediáticos de astucia panelística, que son hábiles en hacerte comprar no sólo lo que no necesitas sino lo que te va a arruinar.

El peronismo recuperó e instituyó el ascenso social. El que había sido propuesto y expuesto por el primer radicalismo, es decir, cuando ese partido tomaba partido haciendo honor a tal potente palabra. La reforma universitaria se basa en ello. Una revuelta contra la oligarquía universitaria. Hace unos años, en el 2018, a 200 años de la reforma, escribimos manifiestos liminares de una universidad del conurbano. Alguien escribió un manifiesto del barro (no dejo de contarlo, de evocarlo) Diciendo: Somos barro, somos del/con barro. Del barro nos enchastramos, del barro nos reinventamos (los chetos hacen sus terapias regenerativas con barro y todos ni mu) Vidal caminaba en el barro, adrede, la vereda estaba limpia. No le bastó. ¿Y ahora? ¿Y vos? De qué barro sos, del barro de posta, o del barro de chete culpógeno vendedor/a de feria. Qué pasa cuando el castrado (casta abjurada) vota al castrador (casteador) o a su bufón. Bufón de casta. Bufón de costra. Cómo se combate el discurso instantaneísta, del grito histérico y enjundioso. En tiempos de wasaps y haters, cuando el hatear (odiar) es el escaso entretenimiento de quien nada o poco tiene y cada vez menos .

En una Universidad del Conurbano, la misma, damos el Martín Fierro. El gaucho que tiene su ley. Y de repente aparece un Mi-lei y la complica. O nos llama a un esfuerzo extra. Inédito. El significante rebeldía en el gaucho más famoso, no era de un anti estatalismo abstracto. Sino contra la casta terrateniente y sus voceros políticos (conquistadora del desierto ayer, Sociedad Rural hoy) y que ahora celebra que la casta sea el mensajero, intercambiable. Ellos siguen en la suya. Y el problema sos vos. Un Etchevarren dice que el conurbano es fábrica de pobres y drogas. Un Etchevere, ministro de agricultura del socio «no casto» de Mi-lei, lo mismo: La argentina es una fábrica de okupas. Empezando por mi hermana, Dolores, mismo nombre de la localidad de Etchevarren, apellido del cuento de Borges, que le re-inventa un final a Martin Fierro, haciéndolo morir en su-ley. Dolores, que apoya a los terroristas defensores de ab-orígenes y reformas agrarias.

Dar vuelta la taba. El juego es siempre el mismo. Causa (por) consecuencia. El problema sos vos mismo. Discurso meritocrático castizado. Sos tu jefe, tu guardiacárcel, tu problema. Quién podrá defendernos: el súper héroe que cae del cielo. Hollywood, la iglesia, nos han forjado en la espera del mesías. Extravagante, excéntrico. Ojos de cielo. Ojos azules. Ojos de terciopelo con trampita. Corré el velo y estará Mr. Burns refregándose las manos. Divertido. Lo hicimos otra vez. De qué nos disfrazaremos la próxima. Ah no sé. De libertadores pero de américa. Elige tu propia aventura, cual ropa intercambiable de la Barby. La de anarquistas estuvo bien. Ya fue. Luego de este medio término, vamos por el segundo tiempo. Por todo, como decimos de esos tibios principistas. Devengamos cruzadores de Andes. Vamos a Liberar América del terror mapuche, negro, pobre. Suena bien. Pero no nos adelantemos. Nos esperan Luis, Juana, Jony. Y no les gusta esperar, ni que spoileemos finales de historia alguna. Fukuyama se fue de boca. Pobre chino. Quedó muy expuesto. Celebrity: puesto menor.

La ilusión es prima del deseo. Es su emanación desesperada. Hacer nuevas cosas con nuevas palabras, nuevas otras imágenes. O las mismas, transfiguradas. Desde una agenda, plan, ley propia. La carencia es la condición dramática donde la ilusión se engendra. Incluso, sobre todo, ilusiones efímeras pero de consumo inmediato. Hay hambre. Si es la desigualdad (compañerxs) no hay discurso que amaine, anime, contagie, entusiasme. La batalla cultural es con y desde las condiciones materiales en la mesa. Y de cada casa. Hay hambre. Si en un relato de lo común anida una esperanza colectiva, abjuradora de falsarios y bufones. Éste no puede emerger de la abstracción ilusoria criticada. Si es la desigualdad castiza (compañerxs) el plan de operaciones liberador está clear like water. Lo demás (propio o ajeno), no importa, humo sobre el agua.

PD. Agradezco la lectura lúcida y enmendadora del compañero Sebastián Linardo para con este texto.

Buenos Aires, 8 de noviembre de 2021.

*Sociólogo UBA. Docente UNPAZ/UNGS/UBA.

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