Pensar el celular como como cámara de video o como pantalla de TV supone realmente un cambio de mentalidad epocal que resulta necesario para entender la irrupción del video vertical.
Por Héctor O. Becerra *
(para La Tecl@ Eñe)
Tengamos presente que a mediados del siglo pasado cuando nace el video casero, que se filmaba con una cámara de 8 mm, no captaba las imágenes con la calidad de la fotografía o el cine. Etimológicamente, el origen latino de la palabra “video” significa: Yo veo. El nuevo medio de comunicación facultaba para poder ver desde muchos puntos de vista. Tengamos también en cuenta que existe una lógica que vincula las diferentes maneras de dar testimonio de aquello que se pretende inmortalizar: la fotografía inicialmente imita a la pintura; la música electrónica copió a la música instrumental; el cine al teatro y la TV se apoyó en la radio y el cine. Nos encontramos entonces con que el video se convierte en un medio para la comunicación, no únicamente para la información televisiva profesional; sino, también en una herramienta muy personal que permite que cualquier persona con una cámara pueda compartir sus ideas y vivencias compartiéndolas con su familia, sus amigos y -por qué no- con el gran público.
Respecto de la apariencia del video en la pantalla del aparato donde se lo reproduce es necesario mencionar el concepto de relación de aspecto el cual podría definirse básicamente como la relación entre el ancho (x) y el alto (y) de una imagen. La relación de aspecto original viene determinada por la cámara con la que se graba o los ajustes que se hacen durante la grabación. La proporción horizontal por vertical (x:y) expresa que la imagen es 1,33% más ancha que alta. Cuanto más grande sea la proporción más ancha será la imagen. La TV tradicional utilizó la proporción 4:3 hasta la aparición de las pantallas de alta definición con formato panorámico con una proporción de 16:9. A mediados del siglo pasado cuando el televisor en los hogares puso en crisis la afluencia del público a los cines, la industria cinematográfica creó el formato 13:5 conocido como Cinerama (cine panorámico) que técnicamente era posible proyectando tres películas de 35 mm una junto a la otra sobre una pantalla curva. No puedo evitar el detalle autorreferencial de mencionar haber podido asistir al estreno de Grand Prix en 1967 dirigida por John Frankenheimer, dedicada a la Fórmula 1, actuada por Ives Montand y donde el efecto de la pantalla curva generaba en el público la sensación de estar subido a los autos viajando a esa velocidad demencial. La historia del cine y la TV nos han demostrado que la adopción del formato horizontal ha sido un hecho producto de la suposición prejuiciosa que ese formato era el más conveniente debido a que el ser humano gira la cabeza con más facilidad de derecha a izquierda y viceversa en vez de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Los smartphones
Los teléfonos inteligentes han cambiado nuestra vida y el uso que le damos dejó atrás el objetivo inicial para el que se concibieron los celulares: hacer llamadas. La conexión a internet a través de los smartphones nos permite no sólo comunicarnos; sino, trabajar organizando citas, colocando recordatorios, alarmas para despertarnos, para tomar un remedio, grabando ideas y hasta entretenernos con jueguitos. El teléfono móvil como anticipaba McLuhan se ha llegado a convertir en una extensión de nuestro cuerpo. Con el cambio de milenio se empezó a dar un cambio significativo más: el lanzamiento del Nokia 7650 con cámara integrada.
Pensar el celular como como cámara de video o como pantalla de TV supone realmente un cambio de mentalidad epocal que resulta necesario para entender la irrupción del video vertical. A pesar de que algunos celulares como el Nokia C6 fueron diseñados para animar al usuario a tomarlos de manera horizontal la gran mayoría de los usuarios de IPhone y Android están configurados para ser agarrados como tomamos el celular para comunicarnos telefónicamente. Además de que muchos smartphones pueden grabar videos de buena calidad su principal ventaja es su tamaño y su ubicuidad, la mayoría de la gente los lleva adónde vayan, eso significa que los eventos sorpresivos e inesperados pueden ser grabados. Además, por su tamaño pequeño pueden ser introducidos en cualquier evento de manera disimulada.
La novedad del encuadre vertical trabaja sobre los dispositivos de captura y visualización de videos creando una convergencia que no estaba disponible en los medios de comunicación de masa; esto significa que los conceptos tradicionales de emisión-recepción de mensajes quedan subvertidos en aras de una comunicación que tiene en el receptor del mensaje el poder de resemantizarlo haciendo que el proceso de comunicación se vuelva dinámico y que todo receptor de mensaje se convierta rápidamente en un emisor del mismo pudiéndole dar un significado completamente distinto.
Videos verticales
Así como el gran malentendido que generó La guerra de los mundos de Orson Welles revolucionó la comunicación clásica y democratizó la comunicación porque el emisor podía emitir un mensaje y el receptor entender otra cosa, la tecnología digital ha democratizado la producción del video vertical. Esto significa que muchas personas están creando y compartiendo videos en Internet a través de sitios como YouTube y Facebook. Estos contenidos pueden variar en la calidad de su producción; pero, el consumidor ha aprendido a aceptar videos que no estén bien iluminados o que las imágenes no aparezcan perfectamente encuadradas. Como dice Roland Barthes en La cámara lúcida: Yo quisiera en suma que mi imagen, móvil, sometida al traqueteo de mil fotos cambiantes, a merced de las situaciones, de las edades, coincida siempre con mi yo. Lo importante no es tanto la estética de lo que se hace; sino, la espontaneidad con que se lo dice.
La dinámica emisor/receptor que se empieza a pensar a partir de lo que el psicoanálisis denomina malentendido se prolonga con la tecnología digital filmación/visualización, cineasta/espectador, que permite que alguien que pudo pasar dos horas viendo El padrino en su notebook luego pueda ver con la misma atención en YouTube un video de gatos que no ha tenido gastos de producción. Mientras el contenido sea interesante las personas pasan por alto la calidad de la producción.
Si bien las redes sociales pueden presentar muchas facetas distintas, ellas han permitido que muchas personas se convirtieran en protagonistas, periodistas y editores de contenido algo que no fue posible hacer en la prensa a pesar de que el artículo 14 de la Constitución Nacional de 1853 lo habilitaba expresamente en su “toda persona puede publicar sus ideas por la prensa, sin censura previa”. Las redes sociales han permitido que la necesidad de expresarse de la gente tenga un espacio y muchas posibilidades que los medios no quisieron o no pudieron canalizar. A medida que los celulares conectados a la red se vuelven más poderosos podemos capturar, producir y compartir contenido en el momento. A partir de un tratado internacional como el conocido Pacto de San José de Costa Rica y de la Encíclica Del Papa Juan XXIII Pacem in Terris la comunicación debe ser entendida como un Derecho Humano. El video vertical no es sólo un fenómeno tecnológico; sino, también la posibilidad de pensar, actuar y comunicar de la gente. Hemos conseguido finalmente poner en práctica un verdadero medio de comunicación de masas.
Buenos Aires, 1° de octubre de 2024
*Docente de TEA & DEPORTEA