Es responsabilidad del Estado asegurar los derechos de las niñas y niños según lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas. Al invertir en el bienestar de la infancia, estamos invirtiendo en el futuro de nuestra sociedad en su conjunto.
Por Claudio Altamirano*
(para La Tecl@ Eñe)
La infancia es un período trascendental en la vida de una persona. Implica descubrimiento y crecimiento. Durante esta etapa, las niñas y niños exploran el mundo, aprenden nuevas habilidades y consolidan su identidad. Proteger y promover el bienestar integral de la niñez es fundamental, asegurando un entorno propicio y seguro para su desarrollo.
Sin embargo, la realidad es que muchas niñas y niños enfrentan desafíos que pueden afectar gravemente su desarrollo y bienestar. La pobreza y la desigualdad económica limitan el acceso a necesidades básicas como alimentación adecuada y vivienda segura. La violencia y el abuso, tanto físico como emocional, así como la explotación infantil, son realidades que muchos tienen que enfrentar desde temprana edad.
Según el informe de UNICEF sobre la situación de la niñez en Argentina, hasta finales de 2020, se observan patrones de privación y desigualdad que impiden el ejercicio pleno de los derechos de los niños. Además, el Estado Mundial de la Infancia 2021 indica que un 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años padece un trastorno mental diagnosticado.
Es imperativo salvaguardar el bienestar integral de la niñez desde temprana edad. Esto supone no solo satisfacer las necesidades físicas básicas, sino también proporcionar un sólido apoyo afectivo y social. Brindar este tipo de sostén no solo fortalece la autoestima, sino que también fomenta la participación en decisiones que afecten sus vidas. Garantizar que crezcan en un entorno que les permita alcanzar su máximo potencial y contribuir positivamente a la sociedad se logra protegiendo y fomentando el bienestar de las niñas y los niños.
La escuela desempeña un papel vital en este proceso, al servir como un lugar seguro y propicio para el crecimiento personal y social. Por ser un espacio de enseñanza, la escuela es un ámbito idóneo para la promoción y protección de los derechos de la infancia. Puede implementar políticas contra el acoso escolar y la discriminación, y proporcionar acceso a servicios de apoyo, como orientación psicológica y asistencia social.
En este marco, es responsabilidad del Estado asegurar los derechos de las niñas y niños según lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas. Esto comprende la ejecución de políticas públicas, la promulgación de leyes y normativas y la prestación de servicios que fomenten y salvaguarden el bienestar de la infancia. Asimismo, el Estado debe garantizar que todos tengan acceso a la educación, la atención médica y un entorno seguro y afectuoso para su desarrollo integral. De este modo, su papel es fundamental en la protección y promoción del bienestar de la niñez.
En el documental “Tareferos”, una niña afirma: “Trabajamos de día para comer a la noche”, a sus espaldas, el cartel de una escuela a la que no asistirá. Esta poderosa imagen pone de relieve la cruda realidad del trabajo infantil y la educación inaccesible para muchos niños y niñas en Argentina, subrayando la urgencia de abordar estas cuestiones.
Para mitigar las disparidades en el acceso a la educación y los servicios sociales, es necesario implementar políticas públicas integrales y efectivas. Esto incluye aumentar la inversión en infraestructura educativa y en programas de capacitación para docentes, así como diseñar programas de becas y subsidios para asegurar la igualdad de oportunidades en el acceso a una educación de calidad.
Es crucial establecer alianzas estratégicas con organizaciones no gubernamentales y el sector privado para ampliar la cobertura de servicios y maximizar el impacto de. las políticas públicas en el bienestar infantil. La supervisión constante de estas políticas y programas es esencial para garantizar su eficacia y adecuación a las necesidades de la comunidad. La colaboración entre diferentes actores, junto con una supervisión rigurosa, fortalece la capacidad de responder de manera efectiva a los desafíos que enfrenta la infancia.
Tomar medidas concretas para proteger el bienestar de la infancia, no solo asegura un presente más justo y equitativo, sino también construye los cimientos para un futuro próspero y sostenible para toda la sociedad. Cada acción destinada a proteger a nuestros niños y niñas no solo tiene un impacto inmediato en su bienestar, sino que también contribuye significativamente a moldear el tejido social y económico de nuestras comunidades a largo plazo.
En última instancia, al invertir en el bienestar de la infancia, estamos invirtiendo en el futuro de nuestra sociedad en su conjunto.
Buenos Aires, 17 de mayo de 2024.
*Educador, escritor y documentalista argentino.