La deuda respecto de un patrimonio cultural que ha sido reemplazado por imágenes de una película distópica del presente, nos ha dejado a la intemperie, tan huérfanos de ideas y objetivos sobre lo que deseamos como colectivo, como sociedad, como país.
Por Angelina Uzín Olleros*
(para La Tecl@ Eñe)
“La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que le importa”
Paul Valéry
Jacques Derrida sostenía que una forma de ejercer nuestra libertad es la de escoger una parte de la herencia recibida, obviamente se refería al patrimonio cultural, al legado simbólico, al viaje que hacemos cuando ejercemos memoria y tomamos una parte, elegimos. Hay un juego entre la deuda y el don propio de cada lugar en todo tiempo, esa lógica se aparta del intercambio: dar es dar, dice la canción, y en consecuencia dejar un legado es lo que sostiene nuestra obligación de donar a las generaciones venideras un mundo.
De modo recurrente ante los cambios de gobierno, la frase de la “pesada herencia” o la “peor herencia” resuena en los que llegan al poder que la democracia permite cada cuatro años; pero quienes acceden ya estuvieron en su mayoría ocupando cargos y lugares en los últimos cuarenta años desde el advenimiento de la democracia. Pero, además, aun cuando no hayan estado en períodos anteriores han optado por una de las tantas herencias que hay.
El desplazamiento del discurso político por el tecnicismo económico ha dejado graves consecuencias, la explicación técnica del desorden económico reemplaza las ideas políticas de cómo debe organizarse nuestra sociedad y de qué modo debe hacerse el reparto; se suma además el lenguaje propio de las redes con sus imágenes, memes, fake news y un empobrecimiento argumentativo cargado de una precariedad moral comunicativa.
Todo grupo humano está marcado por la deuda, el intercambio y el don; en Argentina el endeudamiento se piensa y se presenta siempre desde la economía. Un libro publicado en 1999 por Alfredo E. Calcagno y Eric Calcagno, cobra una vigencia sorprendente cuando el actual ministro de economía, Luis Caputo, habla de la herencia recibida que motoriza el ajuste, al mismo tiempo que la ministra de seguridad Patricia Bullrich, presenta las medidas represivas para futuras movilizaciones o protestas. Ambos ocuparon cargos en otros gobiernos y son responsables directos de la peor herencia.
En La deuda externa explicada a todos (los que tienen que pagarla), los autores resumen las diferentes posiciones frente al pago de la deuda que son actualmente las mismas: “Algunos piensan que hay que honrar la deuda por razones morales; otros, creen que el no pago de la deuda liberaría en recursos para mejorar la economía argentina, pero temen a las represalias posibles; por último, están aquellos para quienes sólo existe el pagar sin chistar… En ningún caso existe un análisis sobre la identidad de acreedores y deudores, el impacto de la deuda en la política económica nacional, ni siquiera toman en cuenta los márgenes de acción que ofrece la situación financiera internacional.” (Pp. 15)
Para quienes no somos expertos en Economía, las discusiones en ese campo nos dejan sin la posibilidad de ejercer la crítica; advertimos, eso sí, una clara intencionalidad de embarrar la cancha de las narrativas actuales para que creamos que ahora sí se van a solucionar nuestros problemas y que es mejor dejar todo en manos de los especialistas. Ubicados en los sectores más favorecidos de nuestro país, nos dan cátedra de cómo resultan necesarios los sacrificios de los menos favorecidos para sacar el país adelante.
Mientras Calcagno (padre e hijo) organizan varios recuadros para armar un glosario de términos, puedo leer un concepto que fue citado hasta el hartazgo por el actual presidente de la Nación, Javier Milei: “ajuste”, y como él mismo lo expresa junto a sus comunicadores de campaña: avisó que lo iba a hacer… Vemos una serie de acciones que exponen el no hacerse cargo de nada, porque ese aviso deposita la responsabilidad en la ciudadanía, y especialmente a quienes los votaron. El que avisa no traiciona, y él lo hizo.
El ajuste se realiza para restablecer los grandes equilibrios macroeconómicos y en este sentido se asocia al equilibrio externo y fiscal; pero puede tener otro destino, no privilegiar el ajuste del mercado de trabajo para eliminar el desempleo. Cuando se estigmatizan los sectores que reciben planes nadie plantea el motivo por el cual no se han generado puestos de trabajo genuinos en todo este tiempo, o porqué quienes trabajan no pueden llegar a fin de mes, etc.
“El nacimiento de la deuda argentina tiene que ver con dos vertientes políticas diferentes. La primera fue la acción del sistema financiero internacional, que impulsó el endeudamiento para satisfacer los requerimientos de los bancos de los países desarrollados. No motivaban esa acción las demandas reales de los países subdesarrollados, sino más bien la necesidad de los bancos en ubicar sus fondos disponibles: exigencias del negocio.” (Pp. 35)
“La segunda vertiente fueron las políticas económicas argentinas, que respondieron a las necesidades del establishment, que comenzaron en 1976 y se consolidaron en 1990. El padre y la madre son, pues, el establishment internacional y el local. La deuda nació de sus relaciones carnales.” (Pp. 36) Grupos exclusivos de poderosos que dirigen un gobierno en dictadura o en democracia y controlan diferentes campos de actividades de modo usualmente conservador.
Ahora bien, tanta deuda en pesos o moneda extranjera nos hizo perder de vista lo simbólico, las recurrentes deudas de generación en generación en los términos de comprensión histórica de quiénes somos y no de cómo nos percibimos. La deuda respecto de un patrimonio cultural que ha sido reemplazado por imágenes de una película distópica del presente y que nos ha dejado a la intemperie, tan huérfanos de ideas y objetivos sobre lo que deseamos como colectivo, como sociedad, como país.
Maurice Godelier, citado en el libro en cuestión, afirmaba que necesitamos nuevos materiales para comprender las actuales sociedades, donde la violencia no se ejerce de los dominantes sobre los dominados, sino en el consentimiento bajo todas sus formas de los dominados a su dominación, consentimiento que los hace cooperar en la reproducción de tal dominación. El ascenso de Milei al poder ejecutivo es una muestra de eso, porque la mirada cruel es hacia los que quedaron fuera del reparto, para justificar la acumulación de los que se aseguran que esa acumulación del patrimonio quede para ellos y las deudas las paguen, paradojalmente, los que perdieron toda posibilidad de vivir dignamente.
Paraná, 20 de diciembre de 2023.
*La autora es Dra. Ciencias Sociales y Coordinadora Académica Maestría en Género y Derechos/UNGS/UADER.
2 Comments
Noi es sòlo certero y riguroso, sino también de una legibilidad óptima, clara incluso para un adolescente recién iniciado en el descubrimiento de la Polìtica.
Es muy destacable la referencia al libro de los Calcagno. Da gusto – incluso en el dolor – encontrar textos como èste de Angelina Uzìn Olleros. Merece difusiòn.
Muchas gracias.
La intensidad del pensamiento y obra de Toni Negri y la integridad de su compromiso político, lo hace uno de los que Brecht llamaba imprescindibles.
Ante el miedo fascista la lucha (que jamás acabará) necesita una radicalidad democrática que solo se alcanzará cuando la cruda verdad aflore. Con el
pensamiento emancipador debemos construir una praxis liberadora de una fortaleza tal que permita poner un «límite absoluto al capitalismo»