
En los últimos cincuenta años, para tomar un período acotado, las escenas que propician la vida colonial tienen libretistas y actores: el argumento lo inspira el poder económico local e internacional y sus actores han sido y son: la dictadura establishment-militar, Menem, Macri y Milei, continuadores de los Rivadavia, Carlos María de Alvear, Manuel José García, integrantes de una nutrida lista del siglo XIX.
Por Hugo Presman*
(para La Tecl@ Eñe)
Escena 1 – Washington DC – Julio 2025
Declaraciones del futuro embajador de EE. UU en la Argentina.
Su apellido Lamelas parece una ironía, muy gráfica de la posición genuflexa, carente de toda dignidad de Javier Milei. Dijo, adoptando el papel de futuro enviado de la Metrópoli a una de sus colonias: “De ser confirmado, me mantendré firme contra la influencia maligna de potencias adversarias en la región, ya sean actores maliciosos o regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela, Nicaragua, China, Irán y otros que buscan socavar los valores democráticos. Creo que nuestra relación entre Estados Unidos y la Argentina será un ejemplo brillante para el resto de América Latina…Veo que Milei es un amigo… Mi papel es asegurarme de que apoyaremos al gobierno de Milei en todos sus esfuerzos por llegar al fondo del atentado a la AMIA y asegurarnos de que Cristina Fernández de Kirchner reciba la justicia que bien merece. Ella está en arresto domiciliario debido a algún favoritismo político que está pasando allí. Obviamente ella no estuvo involucrada en el atentado de la AMIA, pero definitivamente de alguna manera estuvo involucrada en el encubrimiento, y Dios sabe si estuvo involucrada en la muerte del fiscal especial… Sigue habiendo un movimiento ahí fuera. Hay un movimiento cristinista. Está probablemente más a la izquierda que el movimiento peronista. Y eso es algo que tenemos que seguir vigilando. Argentina ha vivido tiempos muy, muy inusuales. Han tenido múltiples presidencias y tenemos que seguir apoyando a la presidencia de Milei durante las elecciones de mitad de mandato para poder construir una mejor relación entre nuestros dos países… De ser confirmado, trabajaré para garantizar que los recursos de la Argentina, su energía y sus minerales críticos, beneficien a ambas naciones. Estados Unidos desea ser el socio predilecto de la Argentina en su reapertura a los mercados globales. Por lo tanto, es de nuestro interés estratégico asegurarnos de reducir las barreras comerciales y consolidar alianzas que garanticen un mercado justo, abierto y transparente…Trabajaré para fortalecer la seguridad regional, la cooperación policial y el intercambio de inteligencia para combatir el narcotráfico y los delitos transnacionales… Estados Unidos no reconoce la soberanía sobre las islas ni de la Argentina ni de Gran Bretaña… Espero, como embajador en la Argentina, apoyar medidas prácticas que reduzcan la influencia tecnológica y financiera de China en la Argentina y en América del Sur en general… Hay 23 provincias, y cada una tiene su propio gobierno, que puede negociar con fuerzas externas, con los chinos u otros para ir y hacer proyectos en esa provincia en particular, y eso también puede prestarse a la corrupción, a la corrupción por parte de los chinos… Pero mi papel es también salir a las provincias y asegurarme de que eliminemos la corrupción”.
Resultado: hubo repercusión por las insolentes declaraciones, pero tímidos repudios de una oposición timorata.
Escena 2 – Buenos Aires – 3 de noviembre del 2025
Comunicado de la Cancillería al darle la bienvenida a Peter Lamelas: “! Bienvenido embajador Peter Lamelas! ¡Es un honor recibirlo en una etapa de máximo nivel del relacionamiento bilateral con el impulso de los presidentes Javier Milei y Donald Trump!
Escena 3 – Buenos Aires – 25 de enero de 1815
Carta del Director Supremo Carlos María de Alvear al embajador británico en Brasil, Lord Strangford, llevada por el cipayo Manuel José García, el que años después entregaría la Banda Oriental al Brasil: “Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen. Es necesario se aprovechen los momentos; que vengan tropas que impongan a los genios díscolos y un jefe plenamente autorizado para que empiece a dar al país las formas que sean de su beneplácito, del rey y de la nación a cuyos efectos espero que V.E. me dará sus avisos con la reserva y prontitud que conviene para preparar oportunamente la ejecución… Inglaterra no puede abandonar a su suerte a los habitantes del Río de la Plata en el acto mismo que se arrojan en sus brazos generosos… Yo deseo que V.E. se digne escuchar mi enviado, Don. Manuel García, acordar con él lo que V.E. juzgue conducente y manifestarme sus sentimientos, en la inteligencia que estoy dispuesto a dar todas las pruebas de sinceridad de esta comunicación, y tomar de consuno las medidas que sean necesarias para realizar el proyecto, si en el concepto de V.E., puede encontrar acogida feliz en el ánimo del Rey y la Nación. Dios Guíe a V.E”.
Escena 4 – Washington – 13 de noviembre del 2025
EE. UU. anuncia el Acuerdo Comercial y de Inversiones con la Argentina. Con los eufemismos diplomáticos habituales se afirma que “abrirán sus mercados recíprocamente para productos claves”. Pero cuando se descarna el comunicado se puede apreciar que la Argentina cede con amplitud en treinta ítems mientras que EE. UU. lo hace reticentemente sólo en dos. Es tan desbalanceado que mientras permite el ingreso de bienes estadounidenses siempre que cumplan con las normas norteamericanas, que van desde automóviles a medicamentos, desde ganado vacuno en pie a carne de cerdo, avícola y quesos; a quedar bajo supervisión yanqui la ayuda a la pesca y a la Patagonia; desde evitar las posibles acciones distorsivas de empresas estatales en la competencia, a evitar los subsidios industriales que puedan afectar la relación bilateral, a tomar como válidos los certificados y autorizaciones previas de comercialización emitidas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU., es decir, que su similar Argentina, la ANMAT, no intervendrá; a no exigir formalidades consulares para las exportaciones estadounidenses; a facilitar el comercio digital con EE.UU. , reconociendo a este país como una jurisdicción adecuada para la transferencia de datos, sin discriminar servicios o productos digitales estadounidenses; desde facilitar el ingreso de maquinaria agrícola usada a eliminar gradualmente el impuesto estadístico; desde el acceso preferencial a productos de tecnología de la información a una amplia gama de productos agrícolas, pasando por “la revisión de criterios restrictivos de patentabilidad y la adecuación del régimen local a estándares globales más elevados”.
Las dos concesiones norteamericanas son expresadas en un solo párrafo: “Eliminarán los aranceles recíprocos sobre ciertos recursos naturales no disponibles y artículos no patentados destinados a aplicaciones farmacéuticas.”. Por el momento, sobre acero y tubos sin costura que Argentina exporta a EE. UU., nada se dice.
Milei dijo que era un acuerdo tremendo, en un lenguaje, como es tradicional, que abusa del superlativo. Usa el “tremendo” en el sentido de muy grande, intenso o impresionante. Pero en la realidad es un acuerdo tremendo en su otro significado: terrible, digno de ser temido.
No es un acuerdo: es un contrato de adhesión como cuando uno sube a un colectivo. Es una rendición incondicional como la que firma un paciente antes de entrar al quirófano.
Es el marco de un acuerdo similar al firmado casi simultáneamente entre EE.UU., Ecuador, Guatemala y el Salvador, países de una dimensión y estructura económica y social muy diferentes a la Argentina.
En definitiva: Argentina tiene, a cambio de abrir todo, irónicamente, la posibilidad de participar en la carrera a Marte, o que cualquier equipo argentino de fútbol puede participar en el torneo de beisbol norteamericano.
Escena 5 – Mar del Plata – 5 de noviembre del 2005
El dueño del mundo subió al avión con gesto contrariado. “Estoy un poco sorprendido. Acá pasó algo que no tenía previsto”, afirmó. El terrorista fundamentalista George W. Bush, prestidigitador módico y prepotente, había intentado cambiar el temario de la Cumbre de las Américas a través de su testaferro el presidente mejicano Vicente Fox. El motivo formal era “Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática”. El verdadero objetivo era descongelar el ALCA, invernado desde hacía casi dos años. El presidente Néstor Kirchner fue contundente: “No es tema de esta cumbre”. El presidente norteamericano se acercó al empresario mejicano elegido presidente, una especie de Mauricio Macri azteca, y le dio la mano. El tema quedó instalado y se concretó una discusión insólita para estas Cumbres. Los países integrantes del MERCOSUR, con diferente apasionamiento y la enconada resistencia de Venezuela, libraron una batalla donde el protocolo quedó archivado. Los epígonos del ALCA, con Canadá y Méjico como abanderados, intentaron hacer pesar la prepotencia del número: 29 a 5. El presidente argentino afirmó: “Aquí no nos gusta que nos patoteen.”.
Los cinco países disidentes representan el 75% del PBI de América del Sur.
La confrontación fue narrada por el presidente venezolano Hugo Chávez: “Les dije a Néstor Kirchner y su equipo que los felicitaba. Los mosqueteros eran tres, pero aquí fuimos cinco: Néstor, Tabaré, Lula, Nicanor (Duarte) y Hugo. En este debate inédito, Kirchner fue nuestro D’Artagnan”. La magnífica resistencia de Chávez permite ser indulgente con su error literario: los tres mosqueteros siempre fueron cuatro.
El ALCA (Área de Libre Comercio de las América) nació en 1994, pero empezó a concebirse en 1989, como tantas otras inequidades, bajo las piedras del Muro de Berlín. Es el complemento potenciado de las políticas diseñadas por El Consenso de Washington.
Entre otras cosas implicaba la libre circulación de las mercaderías norteamericanas sin trabas aduaneras ni aranceles. Los países latinoamericanos abrían sus fronteras a los productos norteamericanos, sin la menor reciprocidad. Aún en el caso que alguna vez se contemplara esa posibilidad, poner en un pie de igualdad aparatos productivos de diferentes dimensiones y potencialidades constituía una aberración clara. Contradictoriamente se impedía la libre circulación de las personas. Imponía el desmantelamiento de los organismos de control en cada país de las actividades y procedimientos de los inversores extranjeros. Se acentuaban los beneficios para las empresas grandes en detrimento de las pequeñas y medianas. Las multinacionales podían considerarse discriminadas ante normas proteccionistas a las empresas nacionales y en los juicios tendría competencia la justicia del domicilio de la casa matriz.
Los gobiernos se hubieran visto imposibilitados de prestar servicios gratuitos en materia de salud y educación, porque quedaban reservados a la actividad privada de las multinacionales y por lo tanto los usuarios eran aquellos que iban a poder pagarlos. Los pobres quedaban excluidos del derecho a la salud, la educación y la protección social. Si los gobiernos decidían seguir con estas prestaciones, las empresas trasnacionales podían acusarlos de competencia desleal. El ALCA intentaba eliminar legalmente, además, la competencia de los productos europeos y asiáticos. La doctrina Monroe de principios del siglo XX, aquella de “América para los americanos”, que significaba realmente “América para los norteamericanos”, alcanzaba todos sus objetivos con el ALCA. En síntesis: el continente convertido en un coto de caza.
Está claro que el acuerdo entre Trump y Milei implica resucitar el ALCA, enterrado en Mar del Plata hace dos décadas. En una mezcla notable de ignorancia y cipayismo, Trump dijo: “Mi gestión está fuertemente comprometida con hacer grande la Argentina nuevamente”.
A 20 años de “ Un pequeño Ayacucho”, el columnista de La Nación , Jorge Fernández Díaz, un buen escritor cuyo cerebro está limado por un antiperonismo feroz al estilo del twittero/patotero Fernando Iglesias, escribió el 9-11-2025: “El malherido gobernador de la Provincia de Buenos Aires celebra el rompimiento del ALCA, que fue principalmente operado y con gran exuberancia “antimperialista”, por el chavismo : hoy en el mundo todos huyen de esa mancha venenosa y el presunto renovador del justicialismo corre alegremente hacia ella”. El plumífero mitrista celebra el nuevo ALCA, mientras sus rodillas enrojecen de indignidad.

Escena 5 – 1 de mayo de 1933 – Tratado Roca-Runciman
Argentina fue una semicolonia de Inglaterra. Cuando se produce la crisis de 1929/1930, la metrópoli decidió privilegiar a sus colonias. Reunidos en Ottawa, en 1932, decidió adquirir en Canadá, Australia y Nueva Zelanda los productos que antes compraba a la Argentina.
La oligarquía argentina entró en pánico y para seguir manteniendo su cuota de carne decidió aceptar las condiciones del Imperio. Así se firmó el tratado Roca- Runciman por el cual Inglaterra se comprometía a seguir comprando carnes argentinas siempre y cuando su precio fuera menor al de los demás proveedores. En contraprestación, la Argentina aceptó concesiones indignas: liberó los impuestos que pesaban sobre los productos ingleses y se comprometió a no permitir la instalación de frigoríficos argentinos. Se creó el Banco Central de la República Argentina, cuyo Estatuto no fue aceptado por el Congreso de la India, que era colonia con funciones tan importantes como la emisión monetaria y la regulación de la tasa de interés, en cuyo directorio había una importante presencia de funcionarios ingleses. Finalmente, se le otorgó el monopolio de los transportes de la capital a una corporación inglesa. Los taxis surgidos por crisis les hacían competencia a los tranvías ingleses.
Los firmantes del acuerdo fueron el ministro de Comercio británico, Sir Walter Runciman, y el vicepresidente argentino Julio A Roca (h). Con la misma indignidad y genuflexión que hoy vemos en Milei, el hijo del dos veces presidente dijo: “La Argentina es, por interdependencia recíproca, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Reino Unido”. Otro integrante de la delegación, Guillermo Leguizamón, director de una empresa ferroviaria, expresó: “La Argentina es una de las joyas más preciadas de la Corona de su Majestad.” Ante semejantes muestras de sumisión, el legislador inglés Sir Heribert Samuel le sugirió: “Siendo la Argentina, de hecho parte de Gran Bretaña, le convendría incorporarse al Imperio”. Otros integrantes de la delegación fueron Miguel Ángel Cárcano, posteriormente ministro de Relaciones Exteriores de Arturo Frondizi y Raúl Prebisch, que fue entre muchas otras funciones, asesor de la autodenominada Revolución Libertadora.
Escena 6 – Córdoba – 29 de mayo de 1969
La Argentina era un volcán de disconformidad con cifras de pobreza y desocupación tan pequeñas que hoy parecen un sueño inalcanzable. Había estallado Corrientes y Rosario. En Córdoba la mecha que originó un hito histórico fue el Cordobazo, cuando los obreros mejor pagos de la capital cordobesa y los estudiantes, con el amplísimo apoyo de la población, tomaron la ciudad e hicieron retroceder a las fuerzas represivas. El detonante aquí fue la ampliación de la jornada laboral en cuatro horas semanales. Pasaron 54 años. Los trabajadores siguen teniendo legalmente una jornada de 8 horas, pero en la mayoría de los casos trabajan más horas, sumando varios trabajos. El gobierno de Javier Milei espera cumplirle al poder económico las reformas impositiva, previsional y laboral. En este caso propondría la jornada legal de 12 horas. Los Mártires de Chicago que murieron ahorcados cinco de ellos y tres condenados a prisión perpetua en el siglo XIX, luchando por ocho horas de trabajo, ocho horas de esparcimiento y ocho horas de sueño, se retorcerán en sus tumbas. En la Argentina, el aumento de cuatro horas semanales de trabajo provocó un clivaje histórico. Aumentar en cuatro horas diarias la jornada legal ¿Nos mantendrá indiferentes?
Escena 7 – Un equipo económico de un banco
Arturo Jauretche, un patriota, un pensador ingenioso y mordaz aconsejaba: “Nunca conviene ir a comprar al almacén con el manual de compras escrito por el almacenero.” Argentina tiene en su Ministerio de Economía un equipo integrado por cinco ex funcionarios del Banco JP Morgan (Luis Caputo, José Luis Daza, Santiago Bausili, Vladimir Werning y Alejandro Lew).
Ahora, también el Canciller Jorge Quirno, que fue desplazado de Economía a las Relaciones Exteriores, tuvo el mismo empleador. Aunque ese es un cargo formal. Milei sigue en espejo la política exterior de Donald Trump. Con lo cual llegamos a la Colonia en su máxima expresión: le economía se maneja desde EE.UU., con el apoyo entusiasta de los timberos del JP Morgan, a los cuales salvó del abismo en dos oportunidades en seis meses, y Cancillería espera ver qué decide EE. UU. y sin ningún orgullo (Orgullo, ¿Qué es?) hacer lo mismo. El equipo del JP Morgan se encarga de obedecer las órdenes que aplican a un país al cual odian. Lo expresó un amigo de estos endeudadores, el físico Demíán Reidel, encargado de desmantelar la Comisión Nacional de Energía Atómica, malvender el 44% de las Centrales Nucleares, cuando dijo ante empresarios norteamericanos: “Tenemos grandes extensiones de tierra con acceso a energía y agua, climas fríos, que es la cereza del postre para el enfriamiento de los sistemas AI; y, además, estamos en un área sin conflictos armados, sin tsunamis, sin terremotos. No hay muchos lugares en la Tierra con esas cualidades. Obviamente, el problema es que estas áreas están pobladas de argentinos.”.
No pueden exhibir en su currículum un solo gesto, un solo hecho en favor de la Patria. Cuando el Canciller Jorge Quirno intentó exhibir su linaje afirmando que un remoto familiar había participado en el Cabildo del 22 de mayo de 1810, a poco de andar se conoció que votó a favor del Virrey Cisneros.

Escenas de la vida colonial
Todo lo que está pasando era absolutamente previsible, en caso de que triunfase Milei. Una sociedad decepcionada, donde la pandemia y el aislamiento engendraron a nivel mundial jóvenes que confundieron el problema -el virus-, con la medida preventiva, la única posible hasta el descubrimiento de la vacuna que fue la cuarentena. El Estado, que en nuestro país cumplió un papel enorme con lógicas insuficiencias y debilidades, terminó siendo el culpable y su papel en general cuestionado. En el aislamiento, las teorías medievales, que hubieran puesto anteriormente en ridículo a quien las enarbolara, cobraron fuerza durante y después de la pandemia. Incluso fueron impulsadas por referentes y presidentes. Trump llegó a proponer inyecciones de desinfectantes. El terraplanismo, los anticuarentenas, los antivacunas, una conspiración mundial encabezada por Soros, ignorar el calentamiento global, la reivindicación de la discriminación de las minorías, denostar al feminismo, la exaltación del individualismo extremo, la entronización del mercado como deidad, propuestas políticas alucinadas como que “La justicia social es una aberración”, o que “Todo impuesto es un robo”, entre muchos otros planteos descabellados, demostraron que si bien hubo vacuna contra el COVID 19, las secuelas de un hecho bisagra en la historia mundial homologó una pandemia que transitamos caracterizada por la estupidez.
Un roto fue elegido por una sociedad rota. Enarbolando la libertad de mercado se van amputando con motosierras conceptos racionales y derechos que costaron luchas y víctimas. En nombre de un futuro venturoso a 30 años, caminamos hacia un país primarizado al que le sobran veinte millones de habitantes. Todo lo que es moderno en la Argentina se lo asfixia o se lo destruye. Industrias, ciencia y tecnología, salud y educación pública, ferrocarriles, obras públicas, van languideciendo. Es doloroso, insoportable, la destrucción con la exhibición de una crueldad infinita. Sin industrias y trabajadores se habrá terminado con el comunismo en la Argentina, increíble calificación para levantar un fantasma falso e inexistente.
La segunda oportunidad que se le dio al gobierno de Milei, al ganar las elecciones de medio término, primero con el apoyo norteamericano y luego en las urnas, abre un período imprevisible de “ir por todo” para terminar con la disputa histórica de dos modelos. Pero es posible que el modelo de un personaje desequilibrado, apoyado por los gurkas del poder económico nacional e internacional, el modelo colonial, finalmente encuentre un límite en las reservas de resistencia que cada tanto producen un viraje en la Argentina. Como contrapartida, el peronismo vive un desconcierto profundo, incapaz de comprender una sociedad que parece no entender y por lo tanto imposibilitado de sintonizar con sus necesidades presentes y proyectar un futuro que seduzca. Su quiebre, sus fracturas, pueden facilitarles los objetivos de Milei y sus respaldos. El arma del asesino, como sucede en las novelas policiales, se oculta dejándola a la vista. Se toma lo que EE. UU. dice que hay que hacer, no lo que ha hecho o hace. El proteccionismo de Trump, que es promocionado y visible, Milei no lo imita, sino que hace lo contrario. Moriremos de libre cambio ahorcados por la soga de los derechos que nos amputaron.
En los últimos cincuenta años, para tomar un período acotado, las escenas que propician la vida colonial tienen libretistas y actores: el argumento lo inspira el poder económico local e internacional y sus actores han sido y son: la dictadura establishment-militar, Menem, Macri y Milei. Continuadores de los Rivadavia, Carlos María de Alvear, Manuel José García integrantes de una nutrida lista del siglo XIX.
Todos los países desarrollados se convirtieron en tales con proteccionismo e inversión en educación, ciencia y tecnología. Dos pruebas de decenas, tomados de la historia de los EE.UU.: Terminada la Guerra de Secesión, unos años después, Ulises Grant, el jefe del Ejército del Norte triunfante, fue elegido Presidente. Invitado a conocer la Madre Patria, fue llevado a Manchester, donde se había radicado la poderosa industria textil. Miles y miles de telares trajinaban día y noche. Las autoridades inglesas le dijeron: “Esto fue posible gracias al libre cambio”. Grant reflexionó un momento y respondió: “Dentro de cien o doscientos años, cuando nosotros tengamos una industria textil semejante, también seremos librecambistas. Hasta entonces seremos proteccionistas.”.
En 1863, durante la Guerra de Secesión, el presidente Abraham Lincoln creó la Academia de Ciencias de Estados Unidos. Cuando lo cuestionaron, señaló que el destino de su país no era «sobrevivir sino progresar» y que la ciencia y su contribución al bienestar general eran esenciales.
Escribió Eduardo Galeano en “Patas Arriba. La escuela del mundo al revés”: “Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitará atravesar ningún espejo, le bastaría asomarse a la ventana”.
Lunes, 17 de noviembre de 2025.
*Periodista. Conductor del programa radial El Tren.

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