La vida está en otra parte es el título de uno de los libros del escritor Milan Kundera. ¿Cuál es la otra parte? ¿Hay un más allá de la escena?

Por Daniel Rubinsztejn*

(para La Tecl@ Eñe)

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Capturados por imágenes -desde el inicio de la vida con la imagen del yo- cada uno transcurre su tiempo atrapado por pantallas y alguna voz que la sostiene.

¿Por qué esa pregnancia, esa adherencia a un celular?

Citando el título de un libro de Milan Kundera asoma una claridad: La vida está en otra parte. ¿Cuál es la otra parte? ¿Hay un más allá de la escena?

Disfrutando un recital hablan con alguien que no está allí y le cuentan amablemente para compartir su placer; reunidos entre amigos, a veces cada uno habla con otro que no está allí, esfumando la escena grupal, y construyendo otra con una presencia ausente. Están no estando.

Como en un sueño: el cuerpo yace durmiendo y el sueño nos transporta a cualquier otro lugar y a veces, el guardián del dormir cumple su trabajo, cuerpo y alma yacen juntoseparados. El desdoblamiento del espacio en el sueño es modelo.

La realidad es intolerable, augura displacer e insatisfacción. Dormimos un tercio de nuestras vidas para descansar …del mundo, para olvidar que el principio del placer/realidad falla una y otra vez; hay un más allá que a veces se presenta en los límites del sueño interrumpiendo la fuga.  

Las escenas en general son débiles, necesitan que otra escena sea su soporte, su armadura, un andamio. Una escena no colma, llama a otra y luego a otra. Y ninguna es, al final, la esperada. El recorrido de la vida marcado desde la insuficiencia a la anticipación.

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Hay vidas que transcurren en acting out, escenas sin anclaje, que ilusionan, que intentan alejar angustias. No es sólo respuesta a “faltar a alguna cita” (Lacan dixit), es un modo de tramitarlas. Hay otros: síntomas, pasajes al acto que arrancan al cuerpo de la escena sostenida.

Así como la represión, que demanda un gran esfuerzo y desgaste para mantenerla, el acting requiere actividad… que consume la vida.

3

No es una sesión corta, tampoco un corte de sesión. Es la sesión como corte: sección.

Recostarse en el diván inaugura una nueva escena que suspende el tiempo lineal y la captura de(por) la mirada.

El mundo, la escena en el mundo, quedan a la espera mientras se despliega la posibilidad de la asociación libre. Posibilidad de domar la furia de la acción con alguna palabra que amarre.

Un discurso que por instantes -interpretación mediante- puede arruinar la escena en el mundo, y a veces, sus efectos la transmutan.

-Instante de corte (diván)

-Tiempo de asociación

-Momento de interpretación (corte)

Pasajes, pases, derivas que el análisis procura. Promueve un despegue, desde “en otra parte” hacia una partida -partición-, que no es fuga.  

Buenos Aires, 5 de diciembre de 2024.

*Psicoanalista. Dr. en Psicología (UBA) y Profesor titular en la maestría de psicoanálisis de la Universidad Nacional de Rosario.