La negativa del técnico de la Selección Nacional de Fútbol a opinar sobre la privatización de los clubes de fútbol pone de manifiesto que el silencio, en ciertas circunstancias, es complicidad.
Por Conrado Yasenza*
(para La Tecl@ Eñe)
I
En diciembre se cumplirá un año de la obtención del campeonato mundial de fútbol. Argentina, su equipo, un colectivo de entrenadores, preparadores físicos, utileros y jugadores, lograron el tan ansiado título mundial y la tercera estrella en la camiseta.
Pasó el Mundial, ese interregno ecuménico que ocurre cada cuatro años y se espera – al menos desde el mundo futbolero – con casi la misma pasión e inocencia con que se va, por primera vez, hacia un encuentro amoroso. Ha pasado, sí, pero desde su inicio y durante el transcurso del campeonato, algo ocurrió con la Selección Nacional en la escena mundialista. Ya no son tiempos de relato, o quizá el zeitgeist que moldea el clima social y político sea otro. Vivimos en la era posnarrativa, según el filósofo coreano Byung-Chul Han, que se traduce en cómo el capitalismo despliega sus modos para apropiarse de la narración. Digamos, contar historias para poder venderlas; un síntoma patológico de este tiempo de redes sociales donde el narrar está suplantado por estrategias para transmitir mensajes emocionales, o dirigidos a producir una emoción.
Pero volviendo al equipo Nacional, ese relato se afincó en la silenciosa construcción de una épica basada en la conjura del ánimo individual, en el despliegue dentro y fuera del campo de juego de una vivacidad de conjunto, de juego colectivo en el que los jugadores aplacaron el fulgor de cada estrella en función de las necesidades del conjunto y del logro supremo: La Copa del Mundo. Parecía entonces que esa épica tuvo su relato: Era hora de poner los valores colectivos por sobre los individuales, de reemplazar el yo por el nosotros. Pero ya ha pasado casi un año y esa épica parece diluirse.
Y como todo relato es un acto político que evidencia una relación entre el lenguaje y el territorio, o la Nación, esa épica futbolera constituye un acto político que, vamos a decirlo, el director técnico del Seleccionado parece querer ocultar. La Patria ya no es el Otro, y su equivalencia, el Equipo es el Otro, tampoco. Ese zeitgeist temporal del cual el periodista Carlos Pagni se ocupó en su último editorial: Dijo Pagni que la familia Messi tiene una preferencia política definida y que al único político que el gran Lionel sigue en la ex Twitter es Mauricio Macri, el verdadero armador político de la nueva alianza de extrema derecha con filiales regionales e intercontinentales.
Entonces, ¿podría inferirse que este seleccionado es resultado de un “espíritu de época”? Nada más simple que afirmarlo rápidamente, como si nos encontrásemos en un set de televisión o si nos dispusiéramos a postear un tuit en la red ahora llamada X. Pero digamos que, en alguna medida, la negativa del técnico de la Selección Nacional de Fútbol, Lionel Scaloni, a opinar sobre la privatización de los clubes de fútbol puso en evidencia que la prescindencia, en algunas personas, medra a medida que se aproxima la elección más importante del país a 40 años de la recuperación de la democracia. Notorio contraste con el técnico subcampeón del mundo, Alejandro Sabella. El equipo, da la sensación, no es el otro como la Patria tampoco, aunque la patria sea el lenguaje o el mundo pasado que vio surgir al técnico y a los jugadores de esta selección. ¿Una narración olvidada o sólo recordada desde la emocionalidad? Primero el club de barrio, o del pueblo, luego el club profesional y de allí a ese otro mundo, el del capital que en el fútbol es casi una orientación en la vida. Generación complicada la de nuestros queridos campeones, amantes del juego de la pelota y el storyselling.
Así, este equipo de fútbol se inscribe en el actual clima de época en donde los valores colectivos, solidarios, humanos, son hackeados por la apropiación del lenguaje de ese Frankenstein llamado La Libertad Avanza. Quizás sea un resquicio por donde se filtra la idea de desvalorización de la política. No se asuste aquel que ve en estas líneas una reivindicación del uso del deporte para fijar un proyecto político, el momento político es otro y las reivindicaciones sociales que surgieron como conflicto fueron arrojadas a la sociedad para que ella reelabore el uso del lenguaje y sus correlaciones ideológicas.
II
Luego, entre tanto, la realidad de la coyuntura impone agenda y los buitres ya no van sólo por la carroña inerte sino por la vaca viva. Desembarcó una task force barbárica que hace de la ceremonia del té una fiesta acechante de perversión e indolencia; una fuerza bruta para la cual el territorio es ya la globalidad financiarizada; una flota escoltada por caranchos locales que escriben solicitadas, que se entremezclan en una fauna que une cualquier balurdo ideológico con expertos que nunca terminan de sorprendernos en el giro total que realizan para quedar siempre un poco más allá de la derecha.
Nada parece contenerlos, ellos sí van por todo y en todo el mundo. Cuentan, claro, con la catilinaria mediática que todo lo agrieta, lo estruja, lo globaliza hasta que concluye que el episodio – grave – de un párvulo brutal y acostumbrado a quebrar lo que convive en sociedad, se transforme en un problema de índole social y de ahí a una decisión que ensombrece el futuro. Pobreza y desigualdad que existen como deuda pendiente, como razón de vida para proyectar la mejora urgente, pero que no es asimilable a las intenciones destructoras del barrabrava institucional.
No hay Brics, ni Unasur, ni Celac, ni hombres y mujeres de a pie que les importe. Por eso son una Task Force, y una muy poderosa que rige a nivel mundial. Les encanta la potencia de las letras fuertes: Task Force, Tea Party. Su lenguaje es el de la usura, que es en el mundo de hoy una lengua universal. Y el corifeo vernáculo los ama y sigue repitiendo: “estamos fuera del mundo”, “estamos fuera del mundo”. ¿Y si se pudiera estar por completo fuera de ese mundo?
III
Queda, para quienes entiendan que la vida en común es lo primordial, el desafío urgente de la deuda interna: Mejor redistribución de la riqueza, una eficaz reforma impositiva, reducción de la pobreza, la indigencia y el trabajo en negro y no registrado; mayor industrialización genuina, mejor salud y educación pública; abordar seriamente la cuestión de la seguridad y el desafío mayor: control de la escalada inflacionaria.
Es fácil escribirlo y muy difícil llevar a cabo la tarea de abordar lo que falta.
Ojalá nuestra selección campeona entienda que toda disputa es política y que lo que enfrenta la Argentina en estas elecciones es la misma posibilidad de realizarse dentro de una vida en común.
El silencio, en ciertas circunstancias, es complicidad.
Avellaneda, 16 de noviembre de 2023.
13 Comments
Tal cual el silencio es complicidad. Por eso el que es y sera un fiel representante de su pueblo Maradona!!!!!!!unico e irrepetible. Pregunto cuantos de estos jugadores o tecnicos fueron a escuelas privadas, y cuantos a escuela publica, cuantos de ellos se formaron en el potrero o el cluba del barrio?????. . La memoria es frágil cuando los bolsillos tienen verdes.
Exacto tu análisis!!! La unión ,la vida en común es primordial para cualquier gesta .Claro está en esa postura de no definirse en horas claves,lo hace cómplice !!y lamentablemente se da entre nosotros a través de los que manifiestan el voto en blanco!!!esa tibieza cómplice y destructora!
Comparto tu comentario y lo agradezco. Abrazo grande Graciela!
Como siempre, la escritura y el planteo crítico de Conrado son excelentes. Tengo, sin embargo, una objeciòn, o desacuerdo secundario: No me resulta fácil llegar a la conclusión de que el silencio de Scaloni sea complicidad. Lo percibo màs bien como una negligencia. Por supuesto que merece reproche, pero es menos grave y deliberado; se trata de un ámbito que no facilita – en general – la expresión individual. No es mi Intenciòn «exculpar»al DT, sino – en lo posible – «reducir la pena»
Con mi indeclinable respeto y gratitud hacia el autor.
Muchas gracias por la lectura y el comentario, Eddie. Tomo la observación que considero pertinente. Tampoco mi intención es una proclama del técnico a favor de UxP; me han criticado que en la nota se planteé la pertinencia de un pronunciamiento en contra de la privatización de los clubes: Los clubes, que le han brindado al técnico y a los jugadores la posibilidad de desarrollarse, ven su futuro amenazado; también lo estuvieron durante el gobierno de Mauricio Macri. Los clubes son muy necesarios para la vida en comunidad (léase todo lo que puede evitar que los clubes contengan a los jóvenes) En ese sentido, la prescindencia es complicidad. Pero, en fin, toda nota es una exposición y las sugerencias y críticas que aportan, deben ser atendidas.
Muchas gracias. Eddie, y saludos.
Conrado Yasenza.
Gracias a vos, Conrado. Compartimos sin fisura la misma perspectiva ètica.
Que buena nota Conrado!
No puedo menos que sentir admiración por una persona que es capaz de describir y opinar sobre un tema tan amplio, con semejante calidad y claridad. Gracias!
Me gustaría, ahora, hacerte una pregunta: cuando necesitás hacer un trabajo en tu casa, pintura, albañilería..etc, que presupuesto elegís? el mas caro de una persona recomendada, el intermedio, aunque no tengas referencias, o el mas barato, aunque sepas que esa persona está trabajando por menos de lo necesario para subsistir dignamente?
Te mando un saludo
Jorge
Bahía Blanca
Gracias por la lectura del artículo, Jorge, y más allá de la ironía. La meritocracia no siempre es buena consejera.
Saludos.
Conrado Yasenza
Bueno Conrado
No hablaba de meritocracia, hablaba de tejido social..
Fantasee con una respuesta tuya:» Hablaría con el de presupuesto mas bajo, y le preguntaría porque trabaja por ese valor ,claramente de explotación, y trataría de llegar a un acuerdo donde ambos saliéramos mejores de esa situación.»
Más saludos
Jorge
Es una muy buena opción, Jorge.
No llegué a entender la propuesta, sinceramente.
Es el riesgo de la falta de conversación personal, cara a car.
Saludos y gracias de nuevo.
Conrado.
Paso un año. Demasiado tiempo en la velocidad q el mundo frío este nos hace vivir. No sé si está mal o bien el silencio de los jugadores de fútbol. Más bien sus colicifades son las mismas de los 100 mil que garparon desde 20 lucas una entrada. A esos les temo más. Los otros son millonarios
Gracias por tu análisis Conrado.Me molesto
mucho la respuesta de Scaloni.
Esperaba otra cosa de alguien que no debe desconocer la importancia social de los clubes de barrio.
Y alguien que llegó a dirigir la Selección y que recibió tanto cariño del pueblo, duele que no comprenda las necesidades del mismo.
Muchas gracias por la lectura y el comentario, Irma.
Saludos.
Conrado