Hugo Presman analiza en este artículo cómo la conmoción derivada de una fuerte derrota del Frente de Todos, produjo una crisis política interna de magnitud. Presman sostiene que ni las modificaciones de hombres, ni la precaria paz alcanzada, ni parches sociales transitorios, parecen responder al grito de las urnas.
Por Hugo Presman*
(para La Tecl@ Eñe)
La conmoción política derivada de una derrota catastrófica derivó, como era de manual, en una crisis política de magnitud. Es cierto que podía haberse asimilado la derrota en silencio hacia afuera y debatiendo hacia el interior de la coalición aunando esfuerzos para revertir un fracaso nacional, y en especial en la provincia de Buenos Aires donde posiblemente, si se milita y se trabaja bien, el resultado puede ser reversible en noviembre. Fue preciso e irónico Jorge Yoma cuando opinó: “Yo he visto gobiernos que exageran la victoria, lo que es muy difícil es encontrar un gobierno que exagere la derrota”.
La combinación de un presidente parsimonioso y una vicepresidente ansiosa y precipitada, predecían que los hechos recorrieran un sendero como los que recorridos. La larga lista de zancadillas que se han infligido los componentes de la fórmula ganadora en el 2019 a lo largo de 22 meses, ha sido tan evidente para quienes no tienen anteojeras y tan meneados por el periodismo de guerra de los medios más poderosos, como ocultados por el periodismo alineado con el gobierno. La vicepresidente ha incurrido en hechos materiales y simbólicos que han contribuido a vaciar la autoridad presidencial. A su vez los groseros errores del Presidente, con promesas incumplidas y mentiras bochornosas junto con un temor reverencial hacia los conflictos inevitables si se adoptan medidas estructurales, contribuyeron a desvalorizar el discurso emitido desde la Casa Rosada. Están claros los números: el Frente de Todos perdió 17 puntos con relación a las últimas elecciones (las presidenciales) equivalentes a 6.176.776 votos, y Juntos por el Cambio y sus variantes denominativas mantuvo prácticamente su caudal electoral en porcentajes pero casi dos millones menos de votos en valores absolutos, más precisamente 1.958.268. Eso se debe a que entre una elección y otra votaron 4.072.746 ciudadanos menos
El mensaje surgido de las urnas parece claro: los votos perdidos, con variantes argumentativas, pueden querer decir: podemos valorar un número de medidas positivas adoptadas, las circunstancias excepcionales en que les tocó gobernar, el fortalecimiento del sistema sanitario y que el mismo no implosionara; también las ayudas recibidas han sido bienvenidas pero fueron insuficientes, mientras la comidas en los comedores fueron abundantes aunque muchas veces poco nutritivas. Pero no me olvido, pasándolo al singular, que la cuarentena extendida más allá de lo prudente, me dejó sin trabajo; o que me vi obligado a cerrar mi negocio, me dejó desocupado, no pude ver a mi madre o a mi hijo o a mi nieto durante más de un semestre; mi padre, cuando lo internaron por COVID, quedó aislado de afectos: él murió en soledad sin un abrazo filial, y debí despedirlo desde de lejos en el cementerio. Las escuelas cerradas desorganizaron la vida familiar, los chicos perdieron un año y medio, muchos abandonaron la escuela y no quieren volver. Te reconozco y agradezco que finalmente hayas conseguido millones y millones de vacunas y que la mayoría estemos vacunados con una dosis y casi un 46% con dos dosis, pero te recuerdo que en cada discurso me afirmaste que me ibas a cuidar, por lo tanto es lo que debías hacer. Me dijiste que preferías que la economía cayera 10% antes que tener 100.000 muertos, pero finalmente lo uno no impidió lo otro y padecimos la caída de un 10% del PBI y superamos largamente la mortuoria lista que superó la macabra cifra. No me olvido el cachetazo que significó que algunos fueran más iguales que otros, cuando la escasez de vacunas transformaba a cada una que llegaba al país en un tesoro que albergaba la vida. Y más me ofuscó cuando se negaban los involucrados a reconocer que eso estaba mal. Que era como saltearse una cola en circunstancias normales. Y me sentí totalmente defraudado cuando me enteré, y no lo podía creer, que en medio de rígidas y justificadas medidas que promulgaste por decreto apareció la foto de un año atrás en donde festejabas el cumpleaños de tu pareja con amigos. Mientras miles morían, otros indiferentes como vos celebraban un cumpleaños. Y luego las mentiras que desgranaste en forma de collar para primero ocultar, luego minimizar, posteriormente pedir disculpas forzadamente y finalmente promover discursivamente tu absolución.
Una joven inteligente y talentosa de 29 años, Mayra Arena, lo expresó con claridad: “El desencanto quedó en evidencia. En campaña me dijiste que me ibas a solucionar los problemas, pero desde que asumiste me decís que querés evitar el conflicto. Los discursos son inclusivos mientras el precio de la comida es excluyente. La comunicación del ticket del chino nunca me miente…”.
UNA CRISIS DE PROFUNDIDADES INSONDABLES
Los números son catastróficos pero son, aunque parezca mentira, benignos en relación al drama que expresan. Chicos que crecen en la indigencia, familias sumergidas en la brutalización de vivir en la extrema precariedad con la incertidumbre de comer o no cada día; escuela pública para pobres y escuela privada, y algunas públicas de excepción, para los mejor posicionados económicamente, lo que incrementa la desigualdad. Salud pública donde las prestaciones humanas luchan contra la precariedad de recursos. Una situación donde el que tiene trabajo en muchísimos casos está por debajo de la línea de pobreza. Alta deserción escolar, analfabetismo, 50% entre pobres e indigentes. En esta sociedad, el peronismo ha dejado de ser el partido que representa a la mayor parte de los trabajadores para pasar a ser el que representa a la mayoría de los pobres. De una sociedad que se encontraba en tiempos mejores en las industrias y en las escuelas, donde convivían distintas clases sociales, se ha pasado a una que se encuentra en los comedores o haciendo colas para cobrar un plan. A esa nueva sociedad, el peronismo no la saca de una vida sin horizonte sino que le arroja salvavidas para que no se ahogue. La ayuda para no morir, una geografía muy lejana donde no se transita la vida, sino una sobrevida. Vuelvo a citar a Mayra Arena: “O adaptamos el sistema para que pueda entrar la gente o adaptamos a la gente para que pueda entrar al sistema”
Evita ha muerto hace muchas décadas pero posiblemente coincidiría con Mayra: “Al mundo lo mueven los sueños, pero a esos sueños les faltan financistas.” Financistas económicos e intelectuales que piensen en grande, que no municipalicen la política, que es muy importante como política municipal pero que no pueda identificarse excluyentemente como las políticas nacionales, que no hagan inauguraciones con presencia presidencial por dos cuadras de pavimento, o que regalen ostentosamente futuro por la construcción de 20.000 viviendas en dos años, o llevar el presupuesto de Ciencia y Tecnología apenas al 1% del PBI en 10 años.
Una sociedad que refleja en su polarización social lo que expresa el antropólogo y sociólogo Pablo Semán: “La grieta se ha agudizado, tenemos más antipobres que nunca, y al mismo tiempo, tenemos más pobres que nunca”.
CONTRADICCIONES DE UNA SOCIEDAD CONFLICTUADA
Una coalición gobernante que es una anomalía en un régimen hiperpresidencialista, donde el vicepresidente designa al presidente, teniendo el capital electoral mayoritario y el presidente sólo aporta la moderación, que es fundamental para ganar la elección pero un impedimento para gobernar si se quiere concretar las transformaciones imprescindibles para ir reduciendo el mar de pobres y donde un futuro promisorio aparezca en el horizonte. Una sociedad sumergida en una realidad impiadosa, que requiere cambios drásticos; pero su población, en su inmensa mayoría según los resultados electorales, quiere moderación y adscriben a proyectos que aumentan el caudal de la pobreza. Cierto giro a posiciones de derecha desembozada se pudo observar en Cambiemos: en el 2015 el relato de Mauricio Macri se disfrazó como un kirchnerismo mejorado, y ahora Horacio Rodríguez Larreta propuso la eliminación de la indemnización por antigüedad en la misma semana de los comicios.
Se quiere lo que físicamente es imposible: hacer una tortilla y no romper los huevos.
LA RESPUESTA A LA DERROTA
La respuesta a la derrota es, en principio, un cambio de ministros donde las modificaciones son en cabeza del Jefe de Gabinete, en los ministerios de Seguridad, de Educación y de Agricultura Ganadería y Pesca, con incidencia en la vida cotidiana; y otros menos entendibles como los que afectan a la Cancillería y Ciencia y Tecnología.
Las figuras de Juan Manzur y Julián Domínguez parecen ser un puente tendido hacia distintos y poderosos intereses económicos del establishment. Más que ir por medidas estructurales, en primera instancia es hacer un pacto de no agresión con los sectores agropecuarios, farmacéuticos, mediáticos y de distintos pelajes. Se pasa de un presunto cambio de reformas estructurales a conciliar con quienes serían afectados por esos cambios. A su vez, el equipo económico, sobre el cual la vicepresidenta apuntó varios de sus cañones, permanece casi intacto, con la excepción importante de Cecilia Todesca que va a Cancillería debajo de Santiago Cafiero, en una nueva exteriorización de que funcionarios como el nieto de Antonio Cafiero son polifuncionales, personas que pueden cumplir cualquier gestión, lo que los vuelve hombres renacentistas.
La denuncia de Cristina Fernández contra el Secretario de Medios Juan Pablo Biondi de operar contra la vicepresidente y su espacio político, más las declaraciones en un grupo de Wattsap de la diputada Fernanda Vallejos desgranando un collar de frondosos epítetos contra el Presidente, (que sólo fue criticada desde el Frente de Todos por Aníbal Fernández recién designado y la diputada Gabriela Cerutti) que compite en paridad con los adjetivos que logró acumular una oposición en muchos aspectos canalla, revela un frente con severos conflictos de proyectos y de convivencia. Si a esto se suma lo escrito por la periodista Rosario Ayerdi, en el bisemanario Perfil: “La vicepresidenta culpa a Biondi a pesar de que muchas veces era el propio Alberto Fernández el que filtraba la información. El Secretario de Medios se enteraba habitualmente por los medios las movidas presidenciales por las que fue acusado”.
En los noventa, después del giro en el aire que dio Carlos Menem, fue muy invocado el libro “Elogio de la traición” de los franceses Denis Jeambar e Ives Roucaute. La traición habita en todos los partidos pero el peronista es el único que tiene un día de la lealtad. Por eso resulta más contrastante la exhibición de la deslealtad los 364 días restantes.
Ni las modificaciones de hombres, ni la precaria paz alcanzada, ni parches sociales transitorios, parecen responder al grito de las urnas. La sola distribución de beneficios preelectorales para cambiar una elección es un bote en medio de un tornado. Y si finalmente se consigue en noviembre una derrota menos desdorosa, o una victoria estrechísima, el desafío es articular un plan integral para la segunda mitad del período en economía, en salud, en educación, en viviendas, en tecnología, para empezar a cambiar un cuadro equivalente al Guernica de Picasso, y entonces, posiblemente, la sociedad habilite otros mandatos.
CERRARON AL ENFERMO CON LA INFECCIÓN ADENTRO
Al enfermo lo operaron, le hicieron algunos maquillajes, lo cerraron con la infección adentro y le dan antibióticos para mantenerlo en condiciones hasta el 14 de noviembre. El conflicto entre el Presidente y la Vicepresidente habilitó un intermediario poderoso, configurado como un primer ministro en la forma de jefe de gabinete, con lo que se responde a la anomalía original agregando una nueva anomalía de dificultosa convivencia.
Como es obvio, un plan de supervivencia no es un proyecto de vida. La unidad es condición necesaria pero no suficiente. El para qué es lo esencial de la confluencia de fuerzas. Un gobierno nacional y popular que demostró que extravió el GPS social, no puede jugar pensando sólo en el arco propio y desempeñarse por temor a que el árbitro lo amoneste y que la AFA lo sancione. Los goles se hacen en el arco de enfrente. En el arco propio sólo se los evita. La tribuna está silenciosa y por no votar en contra, muchos no fueron a ejercer su derecho. Quieren goles. Para eso lo eligieron, después de quedar últimos con Cambiemos. ¿Habrán elegido Fernández-Fernández los delanteros adecuados? ¿Y la estrategia correcta? Un interrogante que el tiempo no tardará en contestar.
Buenos Aires, 4 de octubre de 2021.
*Coconductor del programa radial EL TREN, con más de 17 años en el aire. Contador Público recibido en UBA. Fue profesor de Economía Política en la Facultad de Ciencias Económicas de la misma Universidad. Es Periodista. Sus trabajos son publicados en diversos medios nacionales e internacionales. Es autor del trabajo de investigación “25 años de ausencia” y participó con trabajos en los libros “Damián Carlos Álvarez Pasión por el libro” e “Insignificancia y autonomía”. Debates a partir de Cornelius Castoriadis.
Además es coautor del libro “Bicentenario de la Revolución de Mayo y de la Emancipación Americana».
2 Comments
No coincido para nada con lo dicho en esta nota.
Gracias Andrés; de eso se trata, de disentir también. Bienvenido el comentario, y tal vez podrías, si querés, argumentar la no coincidencia.
De nuevo gracias y saludos.