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Borges en González – Por Jorge Alemán

Foto: Cichero, Revista Anfibia

Jorge Alemán nos envía este texto en el cual transmite la emoción intelectual que le produjo la lectura del extraordinario “Borges, Los Pueblos Bárbaros” escrito por Horacio González. Alemán afirma que González, en esta generosa cartografía borgeana, piensa una vez más a la Argentina.

Por Jorge Alemán*

(para La Tecl@ Eñe)         

                         

Desde una gran admiración redacto estas breves líneas. Más que glosar o analizar el extraordinario «Borges, Los Pueblos Bárbaros» apuesto por transmitir una emoción intelectual. Será difícil después de éste ensayo de Horacio González, asumir un nuevo libro sobre Borges. Nunca como antes había sido analizado en sus diversas dimensiones lo que me permito nombrar como el «cogito borgeano». La primera decisión de González para realizar su operación es analizar la materialidad pura del texto borgeano anudado siempre al aparato crítico que lo acompañó a lo largo de la historia. Como si el método borgeano, su procedimiento general, no pudiera ser captado en sus diversos alcances sin los ecos críticos, políticos, históricos que dicha obra fue capaz de suscitar. Por ello, a González no le basta con recorrer los arquetipos constitutivos del discurrir borgeano, lo que hace con una exhaustividad impresionante. Igualmente no le alcanza con desmontar solamente el mecanismo por el cual las oposiciones binarias se repliegan constantemente desde una otredad o suplemento que las socava.

A González se le impone transformar a Borges en el prisma exacto que muestra la lógica de un pueblo bárbaro que excede al nominalismo y al realismo, a la Civilización y a la Barbarie, a la filosofía y su reverso ficcional, al universalismo y a  la nostalgia de la Patria perdida, al algoritmo y a la falla estructural de la pasión amorosa. Esa lógica del pueblo bárbaro es la que siempre remite a una cuestión ética de gran calado, a saber, una Nación es siempre una fisura en la eternidad, algo que permanece de un modo inminente frente a la asunción definitiva de una ética. Y  por ello Borges mismo se pierde en el propio torbellino que fue capaz de inventar. De este modo, también su propia vida debe ser interrogada en sus detalles más remotos.

González no trata a Borges desde ninguna teoría literaria o filosófica explícita. Se introduce en  Borges desde su propia escritura, como el Otro escritor, con todas las palabras de la Lengua que González sabe encarnar como nadie. Al propio Borges lo hubiera desconcertado el modo en que González se prodiga. Su vocabulario es tan deliberadamente extenso que permite presentir el vacío inasible como ninguna otra escritura. Porque Horacio piensa, escriba lo que escriba, en un solo tema, y esa es definitivamente su grandeza.

¿Cómo puede existir la Argentina más allá de las metáforas y estructuras que la intentan volver inteligible? ¿Cómo se puede ser un argentino que no zozobra frente a sus encrucijadas políticas e históricas? Podría afirmar, una vez más, que González en esta generosa cartografía borgeana piensa a la Argentina. Pero me atrevo a dar un paso más, es Argentina la que se piensa a través de González. 

 

Madrid, 25 de agosto de 2019

*Psicoanalista, escritor y poeta. Su último libro publicado es «Capitalismo. Crimen perfecto o Emancipación».

2 Comments

  1. Oscar dice:

    Si, Borges es constitutivo de nuestro acervo cultural, es parte de esa cartografia incomprensible que solo se expresa de manera «salvaje » a través de los caudillos (odiados x muchos), pero amado por un pueblo, que vuelve y vuelve…. esa manera hermosa de no perder del todo lo que hemos vivido.

  2. Marcelo Oscar Borré dice:

    Gracias por publicar el artículo. Excelente recomendación.