El autor realiza un análisis del uso de redes sociales, tanto en el caso de Cristina Fernández como de Javier Mieli, cuya finalidad es establecer una suerte de «presidencia inmediata» que elude la mediación de los medios tradicionales de comunicación.
Por Héctor O. Becerra*
(para La Tecl@ Eñe)
“Che Milei… ¡qué semanita!”
CFK se comunica a través de un tuit con el presidente de la Nación en un mensaje que intenta ser personal; pero, que encuentra en los miles de seguidores que tiene la expresidenta en su cuenta de X una tribuna expectante que busca despertar de esta pesadilla que empezó el 10 de diciembre de 2023. Los mensajes de CFK están siendo analizados por todo el arco político y la prensa, de allí que nosotros intentaremos detenernos en los aspectos relacionados con la comunicación. Entendemos que la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué CFK comunica a través de las redes sociales?
Una estrategia comunicacional
El 23 de abril de 2019, visitando a su hija enferma que estaba haciendo un tratamiento en Cuba, anunció en su cuenta de Twitter el lanzamiento de su libro “Sinceramente” que publicado por Sudamericana iba a ser presentado en la 45° Feria del Libro. Hasta allí resulta absolutamente entendible la elección de las redes sociales para la comunicación de un proyecto personal: el lanzamiento de su primer libro.
Unas semanas más tarde, el 18 de mayo, día de la escarapela, CFK vuelve a las redes con un video titulado: “En la Semana de Mayo, reflexiones y decisiones. Sinceramente Cristina”. Esta vez las redes fueron el instrumento de comunicación que la expresidenta elegía para anunciar que Alberto Fernández sería el precandidato a presidente y que ella misma lo acompañaría como vicepresidenta. Ahora sí estaba utilizando nuevamente las redes para comunicar algo que era de dominio público.
Estos dos episodios ponen de relieve que existe una estrategia comunicacional en la cual CFK decide renunciar a la posibilidad de hacerlo a través de los medios masivos de comunicación como lo son la TV, la radio y la prensa escrita. Sabemos que la expresidenta tiene una historia con los medios que tal vez se remonta a la historia que también Perón ha sabido tener con los medios. Es una historia plagada de luchas, victorias y también derrotas.
La guerra heredada
En 2009, siendo presidenta de la Nación, CFK envió al Congreso de la Nación la Nueva Ley de Medios. A pesar de haber sido aprobada por las dos cámaras, un ejército de abogados del Grupo Clarín impugnó los artículos de la Ley que obligaban a desinvertir. Esta postura maliciosa de la empresa impidió, durante cuatro años, la plena vigencia de la normativa, manteniendo la posesión monopólica de la totalidad de las licencias de los medios de comunicación.
Por otra parte, en las primeras PASO, CFK es elegida con más del 50% de los votos a pesar de la férrea oposición del Grupo Clarín que fue puesta al desnudo por una investigación de Tiempo Argentino al relevar las tapas de Clarín entre el 26 de mayo de 2010 y el 16 de agosto de 2011, descubriendo que de las 445 tapas publicadas, el 78% -es decir 347- tenían por título principal una noticia negativa y sólo el 7,1% -es decir 32- se referían a noticias positivas. Huelga decir que esa tendencia a la elección de acontecimientos negativos daba por tierra la exigencia deontológica del periodismo acerca de la veracidad y objetividad a la hora de informar.
El Grupo Clarín alardeaba ante políticos, funcionarios públicos, empresarios y gremialistas sobre la capacidad de influir sobre los gobiernos de cualquier signo político. La capacidad de marcar agenda se podía resumir en una frase tristemente célebre: “Ningún presidente resiste tres tapas de Clarín en contra”. CFK no sólo había resistido esas tres tapas; sino que había salido victoriosa frente a las 347 previas a su elección. Un fenómeno comunicacional que nunca fue correctamente dimensionado.
Luego de haber sido elegida presidenta, CFK decide suspender las conferencias de prensa cuyos interlocutores eran los periodistas de los diferentes medios ya que ellos sólo podían intermediar y distorsionar el mensaje con el que ella pretendía llegar a la ciudadanía. Esta estrategia comunicacional tomó finalmente el nombre de Presidencia inmediata.
La elección del enemigo
Entendemos que el problema no sólo fue suponer que el periodista contamina el mensaje; también existió la creencia de que el periodista encarnaba los intereses de la empresa periodística y eso resulta falso ya que el periodista no es un empresario; sino un asalariado, cuyo primer compromiso es decir la verdad lo más objetivamente posible. Para el periodista la información es un bien social y no una mercancía, lo que implica que responde no sólo ante quien lo contrata sino y fundamentalmente ante el público.
La aspiración de CFK de llegar a los ciudadanos, receptores de mensajes a través de las redes sociales. de una manera clara, transparente, inmediata se alimenta de la ilusión positivista de suponer que el problema son los periodistas y que al prescindir de ellos se solucionaba el inconveniente. Muerto el perro se acabó la rabia. El problema no es el periodista; sino la comunicación y la caída de aquel paradigma que suponía que el mensaje sólo dependía de su emisor. Las nuevas teorías del lenguaje nos enseñan que todo mensaje está pronto a ser resemantizado; es decir, a ser interpretado por el receptor de acuerdo a criterios personalísimos.
Nos resulta interesante consignar que a pesar de la descalificación que CFK hizo de los medios en su último tuit dirigido a Milei, aparece una mención a dos de ellos. Afirma la expresidenta: “Desde la tapa de Forbes, diciendo que armaste la mayor cripto estafa de la historia, a la del New York Times contando que la estafa es de 250 millones de dólares y que además había que pagar coimas para reunirse con vos”.
Forbes es una revista norteamericana que se especializa en negocios y finanzas fundada en 1917. El New York Times es el periódico norteamericano con mayor circulación en el país. Nadie dudaría de lo que aparece publicado en ellos. CFK utiliza lo publicado en estos medios para darle objetividad y convicción a lo que pretende transmitir. Dejamos consignado que se puede ser crítico con los medios de información, lo que no se puede es hacer como si no existieran, suponiendo que las redes pueden desempeñar la función de informar. Tal vez no sería mal momento para recordar que las redes sociales no fueron creadas para informar.
Las redes NO informan
Facebook por ejemplo es un sitio web creado por Mark Zuckerberg y amigos. Originariamente era un sitio para estudiantes de la Universidad de Harvard. Su objetivo era contar con un espacio en el que los alumnos de dicha unidad académica pudieran tener una comunicación fluida y compartir contenidos de forma sencilla a través de la internet. Como los objetivos fueron alcanzados, el sitio se extendió hacia todos los usuarios de esta red y a los contactos se los siguió denominando amigos, tal vez como un recordatorio de la primera época.
Facebook, Google, Instagram, Tik-Tok, Twitter ahora X, son sitios que circulan en la web, su objeto no es informar sino posibilitar la comunicación entre sus usuarios. Las redes sociales se diferencian de las empresas periodísticas porque no cuentan con un editor responsable; por lo tanto, no tienen exigencias deontológicas propias de un medio masivo de información: no existe chequeo de las fuentes informativas, no existe secreto profesional que resguarde o intente resguardar a las personas que desempeñan el rol de fuentes, no existe el derecho a la rectificación que se desprende del ejercicio de autocrítica que el periodista puede hacer respecto de su propio trabajo, no existe el ejercicio autorregulatorio que le permite a un periodista criticar el trabajo de sus colegas cuando estos consciente o inconscientemente desinforman, etc.
En su extenso tuit CFK continuó criticando el discurso que el presidente Milei brindó en el Congreso de la Nación a raíz de la apertura de las sesiones legislativas: “Ayer a la noche se notó que no estabas bien. No dijiste nada nuevo y se te trababa la lengua en un discurso que una vez más confirmo que te lo escriben…”, “repetiste la misma cantinela de siempre, que bajaste la inflación, aunque en la calle los precios siguen subiendo y los salarios siguen perdiendo y la gente llega con lo justo o directamente no llega a fin de mes…”, “en una muestra de crueldad extrema también hiciste un ajuste inhumano sobre las personas con discapacidad…”, “eso sí, ni una palabra sobre la cripto estafa que te tiene como protagonista estelar. Ya te lo dije, sos muy negador”.
El medio es el mensaje
La ex presidenta busca la conexión con su público a través del conocimiento meticuloso del adversario político, de la transmisión de datos, de la escucha de las voces expertas, lo que genera una conexión que se fomenta en la confianza que generan esos datos, esas voces que parecen replicar lo mismo que su emisora del mensaje. Este recurso toma el nombre de storytelling. El concepto puede traducirse como una narración emotiva y resulta una opción retórica para seducir a su audiencia y capturar su atención. Pero, en “Comprender los medios de comunicación”, Marshall McLuhan sostuvo que el medio es el mensaje. De poco sirve un contenido brillante expresado en un medio inadecuado.
Qué dicen los comunicadores acerca de X
En el último Newsletter de Deportea un grupo de periodistas de todo el país, de los más diversos medios, analizan la violencia en la red social digital de X.
Máximo Randrup (periodista de La Nación Deportes) sostiene: “Estar detrás de un celular o una pantalla genera cierta impunidad potenciada con cuentas que poseen seudónimos…”.
Diego Vain (periodista de El Territorio de Misiones) afirma: “Las RR.SS. y X en particular propician la agresividad de quienes escriben ya que al no estar presentes y cara a cara la escala de la violencia suele subir…”.
Martín Ripan (relator de Aire de Fiesta, docente) comenta: “La red social X cumple la función de desahogo necesario ante la derrota diaria: explotar de odio es la lógica consecuencia a la agresión recibida…”.
José Tricanico (relator de El Show de Temperley) opina: “X se fue convirtiendo en una especie de red social trinchera donde lo único que vale es la agresión, la descalificación y el lenguaje provocador…”.
Claudia Valerga (editora de la revista digital Gente de Ferro) dice: “El avance de los mensajes belicosos de la red social X es imparable…”.
Daniel Merolla (periodista de Agencia France Press, docente) afirma: “El lenguaje soez y la agresividad son características de las RR.SS. de quienes se enmascaran en sus identidades digitales…”.
Qué dicen los filósofos acerca de X
Así como los periodistas logran transmitirnos sus opiniones producto de lo que les toca vivir en carne propia, veamos lo que sostiene Byung-Chul Han quien “En el enjambre” intenta teorizar el fenómeno comunicacional relativo a las RR.SS. y sin embargo permanece muy cercano a las opiniones de los periodistas citados en el Newsletter de Deportea. Para el filósofo alemán la comunicación toma el nombre de shitstorm, literalmente tormenta de mierda. Se trata de una comunicación digital que hace posible un transporte inmediato del afecto. La shitstorm guarda relación con los desplazamientos de la economía del poder en la comunicación política. Crece -concluye Byung-Chul Han- en el espacio que está débilmente ocupado por el poder y la autoridad. Mientras más débil me sienta más gritaré para tratar de disimularlo, para tratar de meter miedo.
Recordemos que una de las primeras críticas serias y con holgada argumentación que se le empieza a hacer a la comunicación fomentada por la tecnología que circula por las RR.SS, es la degradación que se produce respecto de la verdad del mensaje. Mientras que en Facebook sólo se comunica a los amigos, en X se discute con los enemigos. La idealización que hacemos del otro, que es también su denigración, borran todo vestigio de objetividad acerca de quién es realmente ese otro al que nos estamos dirigiendo en la comunicación. Sin poder percibirlo terminamos dialogando con nosotros mismos, escuchando lo que queremos escuchar, encontrando en ese otro a alguien que se nos parece demasiado.
El turno de Milei
Si la relación de CFK con la prensa es mala, mucho peor es la de Milei. Su llegada a la presidencia aceleró la crisis de los medios de comunicación tradicionales: reducción de la pauta publicitaria oficial, intervención y desguace de los medios estatales, ataques a periodistas acusados públicamente de ser corruptos y ensobrados, mientras tanto él apuesta a comunicar a través de las RR.SS. De la misma forma que Donald Trump encontró en X (antes Twitter) una manera más directa para expresarse donde puede comunicar sus ideas sin la mediación del periodismo tradicional.
La internet plataforma de producción, distribución y extracción de datos y contenidos, reemplaza paulatinamente los servicios de redes como la televisión, la radio y/o la prensa; sin embargo, la TV sigue siendo un medio importante para el consumo de noticias, opinión y entretenimiento y hacia ella se dirige Javier Milei intentando desvincularse del escándalo por el caso $LIBRA. El presidente sostiene en su tuit -que dejó un tendal de damnificados- que fue escrito por un ciudadano: él mismo. “Esa cuenta es personal, mirá mi perfil”, le dijo al periodista y Jonathan Viale le repitió que además de ciudadano él es presidente.
Ante el gesto incómodo de Milei interviene Santiago Caputo que se ubicaba detrás de la cámara e interrumpe la entrevista y le susurra algo al oído al presidente, mientras tanto el periodista reflexiona que está preguntando algo que le puede traer al mandatario un “quilombo judicial”. Le pregunta entonces a Milei cómo continúan. La interrupción de Caputo fue eliminada -editada en la jerga periodística- de la versión emitida; pero, luego -sorprendentemente- apareció publicada a través de las redes, lo que nos permite el análisis. Los horrores cometidos por el periodista son para los manuales de ética periodística. En todos los códigos se alerta sobre las operaciones de prensa: preguntas pautadas, edición posterior de la conversación en la que se eliminan pasajes que complican al presidente. Nada de eso está permitido. En la producción informativa se debe decir la verdad lo más objetivamente posible.
Resulta increíble la confusión que se le genera a Milei entre lo privado y lo público. Pero, es algo que se está investigando porque se da repetidamente en la comunicación digital. Byung-Chul Han nos advierte “En el enjambre” que la comunicación digital deshace las distancias (¿será por eso que todos se tutean como si se conocieran de siempre?) y la falta de distancia conduce a que lo público y lo privado se mezclen. La cuenta de X es de Javier Milei economista, es una cuenta privada; sin embargo, él es también presidente de la Nación, lo que es un cargo público del cual debe hacerse cargo. Resulta importante poner la lupa sobre lo sucedido. El periodista lo alerta una y otra vez sobre la diferencia; no obstante, el sujeto se encuentra tan confundido que su asesor económico debe interrumpir la entrevista y asistirlo casi en calidad de psicoterapeuta.
Sabemos que frente a la dimensión que ha cobrado lo sucedido resulta poco creíble que no haya habido intencionalidad en el sujeto que delinque. Nosotros entendemos que al haber quedado capturado por las redes digitales, se esfuma y desaparece la diferencia entre lo público y lo privado lo que produjo un pasaje al acto. El pasaje al acto supone una actividad motriz como puede ser promocionar (o difundir) una actividad sin estructura fantasmática; para ser claro, sin saber lo que se estaba haciendo. Esto es algo que les sucede a los seres humanos muchas más veces de lo que se reconoce. Lo cual no significa que lo actuado no sea pasible de generar una responsabilidad sobre nuestros actos. Este es un punto donde el psicoanálisis hace bisagra con el derecho.
Algunas conclusiones
La historia del periodismo pone en evidencia que los empresarios de los grandes medios se convierten en el motor del mercado capitalista moderno, que amparados por una libertad de expresión que deviene libertad de prensa instalan un discurso hegemónico sobre un público que tiene como única opción participar como cliente (adquiriendo o no el medio), ya que no pueden hacerlo como ciudadanos ejerciendo la libertad de expresión porque no tienen libertad para publicar. En honor a la verdad, los únicos espacios que los grandes medios le han concedido al público para manifestarse son las costosísimas solicitadas y el exiguo correo de lectores.
Para tratar de entender y dimensionar la necesidad que tenía la gente de comunicar digamos que a la radio le llevó casi 40 años llegar a los 50 millones de usuarios; a la TV le llevó 23 años; a internet 4; mientras que a Facebook le llevó 9 meses superar los 100 millones de usuarios una vez que su plataforma se abrió a todo el público. Facebook permitió el acceso a la libertad de expresión de los ciudadanos no-periodistas. El éxito de Facebook es cultural antes que tecnológico, su mérito radica en haber captado la insatisfacción de la gente en lo que hace a su necesidad de comunicar e informar.
Hace unos años CFK pasó por el Parlamento Europeo que sesionaba en Bruselas y criticó duramente a los medios de comunicación. Dijo sobre los medios que “estamos frente a una sociedad que no está capacitada para leer lo que pasa detrás de las noticias, que no tiene instrumentos como para leer todo lo que le dicen y le cuentan. Estamos frente a un fenómeno comunicacional y de información muy diferente al que conocemos nosotros a través de los libros”.
Entendemos que el planteo de la expresidenta supone cuestiones bien específicas que van más allá de las ideologías y la política ya que la comunicación y la información son temas que deberían ser analizados desde un marco específico que es el que les compete a esas ciencias. A lo que sucede en el cenagoso terreno de los medios y la información deberíamos sumar lo de las redes sociales.
Primero, y antes que nada, porque observamos -lo hemos desarrollado in extenso– que tanto CFK como Milei intentan utilizar las redes digitales como medios informativos y definitivamente no lo son. La crítica de la ex presidenta es lo suficientemente perspicaz como para no quedar limitada a sus seguidores en las redes. Se nos objetará que hoy el periodismo, enterado de las intenciones de la expresidenta, se dedica a reproducir sus mensajes en los medios, lo cual es cierto; pero, vemos lo ilusorio que resulta aquello de la Presidencia inmediata, no se puede llegar al interlocutor de una forma directa, clara y transparente. Para la expresidenta: ¡a pesar de la crisis que viven los medios siguen siendo una opción válida para llegar a la gente!
No resulta necesario ser el psicoanalista de Milei para evaluar lo sólo que está. No nos referimos al hecho de que al dar su discurso de inauguración del año legislativo la mitad del Congreso estaba ausente, ni a que la Plaza de los Dos Congresos estuviera completamente vacía. Nos referimos a otro tipo de soledad, que hace que tenga que seguir dialogando con sus perros muertos, que hace que su hermana resulte imprescindible como una muleta en la cual se apoya para poder caminar por la vida, nos referimos a la interrupción de Caputo cuando escucha que su asesorado está hablando sin saber lo que dice y que si eso salía al aire (como finalmente sucedió) por la TV, se estaba suicidando. El problema (para Milei) es que al salir de la esfera de lo privado y de lo íntimo -cuando está conectado a X– y tiene que empezar a dialogar con alguien de carne y hueso. le cuesta muchísimo ubicar a ese otro y eso le genera mucho temor y empieza a levantar la voz… Hoy podemos afirmar que la aparición de las redes sociales nos sumergió nuevamente en el progresismo de la tecnología. Como todo mito tiene sus fervorosos creyentes y empiezan a aparecer sus detractores. Se torna imprescindible adoptar una actitud crítica que nos movilice y nos corra de la pasividad y el entusiasmo que promueven la ciencia y la tecnología.
Jueves 24 de julio de 2025.
*Docente de ética en TEA & DEPORTEA. Autor de «La maravilla de estar comunicado».
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