Una escena se repite en los últimos años. Agrupaciones estudiantiles, en las vísperas de las elecciones de representantes, piden permiso para hablar en las aulas unos minutos. Casi nadie los escucha.
Por Marcelo Percia*
(para La Tecl@ Eñe)
En otros tiempos, ingresar a una universidad no consistía sólo en entrar a una facultad, elegir una carrera, apostar a una identidad profesional. Antes que todo eso, suponía el deseo de ingresar a un movimiento estudiantil.
Un movimiento estudiantil como insidioso cuestionamiento de cátedras, de programas, de bibliografías, del aislamiento de las luchas sociales y los dolores de la vida.
No las apresuradas incursiones de las agrupaciones que, en época de elecciones, interrumpen clases para conquistar votos.
Un movimiento estudiantil como insurgencia, como solicitación de saberes, como pregunta por el porvenir. Como interpelación de las violencias de las hablas académicas.
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Una escena se repite en los últimos años. Agrupaciones estudiantiles, en las vísperas de las elecciones de representantes, piden permiso para hablar en las aulas unos minutos. Dicen lo que creen que tienen que decir para recibir apoyos y se retiran. Casi nadie las escucha.
En medio de tanta apatía, se propuso una intervención. Se formó una agrupación ficcional con el nombre Hagámoslo con gusto que se sumó, con sus carteles y volantes, a la campaña. Y, también, con la misma estética y rituales de las agrupaciones empadronadas, ingresaba a las aulas para, a viva voz, leer su proclama.
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“¡Compañeres! Pertenecemos a la agrupación ‘Hagámoslo con gusto’.
Urge que nos pronunciemos en este momento político crucial.
Nos cuentan sólo como ingredientes. Nos tratan como una mera pierna de cordero. Nos quieren aplastar como un diente de ajo, romper como ramas de tomillo y romero. No dudan en echarnos aceite, rebanarnos como zanahorias, hacernos puré y masajearnos con manteca para ablandar nuestra furia.
No nos engañan con sus mieles. Ni sus sales y pimientas. ¡Ay las caléndulas! Nos preparan para el horno.
¡Compañeres! No nos dejemos limpiar como a una pierna de cordero. Impidamos que desprendan las telas conquistadas que recubren nuestros músculos.
Digamos: ¡No! No nos manipularán y nos invadirán con el diente de ajo, la ramita de romero, el tomillo, las dos cucharadas de aceite de oliva.
No aceptaremos que nos adoben sin piedad.
Pretenden enjugarnos en la peor de las cocciones: las que comienzan lentas y con temperaturas bajas, pero constantes.
Y, ¿a esto llaman enseñanza? ¿Hasta cuándo vamos a tolerar que nos pongan en una asadera? Tienen calculados los minutos que necesitan para tenernos a punto. ¿A punto de qué, preguntamos? Nos doran y tiran sus preparados encima.
Si no reaccionamos, nos harán puré de zanahorias.
¡Nos quieren vegetales!
¡Compañeres! Necesitamos saciar este hambre. No sólo votos.
¡Compañeres! No escuchemos sin reflexionar y criticar lo que nos dicen.
Las otras agrupaciones, sólo repiten recetas.
¿Creen que no nos damos cuenta?”.
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Concluida la proclama, agradecían la atención y se retiraban. Algunas presencias se sonreían, pero otras no advertían la parodia en la que una agrupación de fantasía leía una receta del cordero patagónico.
El hábito, a veces, se impone en las aulas igual que el hastío a las horas olvidadas.
Buenos Aires, 21 de mayo de 2024.
*El autor es psicoanalista, ensayista y Profesor de Psicología de la UBA. Autor de Deliberar las psicosis ( 2004); Alejandra Pizarnik, maestra de (2008): Inconformidad (2010). Su último trabajo publicado es «Sesiones en el naufragio, una clínica de las debilidades». Ediciones La Cebra.
1 Comment
Marcelo: me insiste recordar que, después del desastre del EGP en Salta y producto, entre otras cuestiones, del «fracaso de la experiencia guerrillera de Salta, surgió como parodia de lo sucedido, el MOCO( movimiento organizado contra los otros) que rápidamente creció como una peste y parodiado los intentos político-estudiantiles de esa época en el ámbito de la FFyL de la UBA con tal resonancia y adhesión que se organizaron grupos supuestamente ligados al MOCO y liderados por otros y otra que parodian la política estudiantil como la «fraccion»: el pañueliro blanco y su desprendimiento trozkista «el pañ…in totus orbis» y hasta hubo problemas entre quienes pertenecían o no al MOCO y la militancia que tomaba «en serio» la política universitaria teniendo hasta un comité de pensamiento»filosofico» hasta…que comenzó a circular a otros ámbitos universitarios y comenzó a aparecer dineros en formas sospechosas y ahí después de 1 o 2 años se disolvió pero alguna marca dejo porque muchos años después se publicó, por la memoria de quien era el filósofo hegeliano del MOCO una síntesis de este grupo en un publicación barrial de…recoleta!!! Saludos