La necropolítica es la potestad de disponer de la vida y la muerte. El concepto fue acuñado para definir exterminios varios y le cabe también al magnicidio.
Por Vicente Muleiro*
(para La Tecl@ Eñe)
Postemilla. 1. Absceso que supura. 2. Punta visible de un tumor.
Cuerpos muertos. La categoría “necropolítica” fue pensada por el filósofo camerunés Achille Mbmbé como una profundización mortal del biopoder definido por Michel Foucault. Si el francés hablaba de un control sobre los cuerpos –siempre políticos- para subsumirlos, Mbmbé define al necropoder como la potestad “de dar vida o muerte”.
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Cuerpos sobrantes. Esa categoría fue pensada con la mira en muertes y guerras de “baja intensidad”, como algunos periodistas les llaman a los genocidios que suceden lejos. Se ponen como ejemplo los conflictos armados del continente africano y como víctimas a los grupos sociales y étnicos que ya no necesitan ser explotados sino exterminados, pues no caben en el posindustrialismo y solo generan demandas.
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Ampliación del campo de batalla .Los magnicidios no entrarían en los embates del poder fúnebre. Pero, para mentar lo que está cerca: Evo Morales, las amenazas de muerte a Gustavo Petro y Alberto Fernández, el fallido crimen de Cristina Fernández… Digamos, o sea: la necropolítica amplía sus dominios.
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Gatillos. No necesariamente es el gatillo estatal el que se dispara. El necropoder es un fantasma gaseoso que auxilia a la economía de la muerte: neoliberalismo/capitalismo financiero. Sus acometidas pueden partir de grupos estructurados: bandas patronales y/o parapoliciales. También de cabezas capturadas por un veneno mediático capaz de armar un mito trascendentalista en torno de la defensa de imposibles cifras de cyberdinero.
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Tiempo feudal. El blanco nítido y móvil del necropoder es todo aquello que se opone a la transformación regresiva que el neoliberalismo ha planificado como paisaje del capitalismo del siglo XXI. Un proyecto que toma velocidad luego de la fracasada intención de integrar el mercado a la democracia constitucionalista parida en el siglo XIX. El reloj feudal del necrocapitalsimo vigente ya no soporta ni la vieja mala fe de las burguesías culposas.
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El palacio y la calle. CFK es el símbolo más visible, y políticamente potente, de una alternativa a la transformación regresiva en este país. Encima, ha logrado popularizar una argucia de la que la ciudadanía no debiera ni enterarse: el lawfare era un asunto a dirimir en los cielos de las trampas palaciegas, no en las calles.
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Buenismo. El buenismo cívico –ese estandarte albertista- oculta demasiado: ni los comentaristas más afilados se animaron a mirar de reojo a una embajada con un alto entrenamiento en la demonología política.
Gimnasia. Adiestramiento de la derecha: todos los mensajes deben caber en eje táctico: cómo convertir a la víctima en culpable. Y después vemos.
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Apocalíptico e integrado. El discurso matador de medios, políticos y señorías tiene que ver con los crímenes, claro. Pero sea un unabomber o una organización sofisticada, siempre es conveniente seguir la pista del dinero, la materialidad en disputa en la primera curva de este siglo. Se trataría de saber cómo es la máquina de muerte, cancerbera de los mega-negocios, que mata a la luz del día o que consigue que un marginal rabioso sea el tipo más integrado y más funcional a la dictadura global del mercado.
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Larga vida a la muerte. Mbembe sostiene que una de las acciones necropolíticas eficaces es negar ayuda médica a los enfermos. Hay que completar el concepto, invirtiéndolo: dar ayuda económica puede ser una eficaz acción necropolítica. Christine Lagarde, en sus tiempos fondistas, expresó su preocupación por la prolongación de la expectativa de vida en el planeta.
Buenos Aires, 5 de septiembre de 2022.
*Escritor, dramaturgo, poeta y periodista.
1 Comment
Excelente su nota. Por sobre todo, sale del sobre-entendido diagnóstico del odio esparcido. Inútil y fugaz explicación a las democracias fallidas. «La debilidad, se construye», las «consignas, deben cambiarse», La hegemonía, no perdona a los débiles, y mata a los que se rebelan. Massa viaja a USA y premia a los asesinos. Los gobernadores, apoyan a Massa, La Cámpora, también. LA SUERTE; ESTÄ HECHADA: