Jorge Alemán plantea en esta nota, a partir del intento de magnicidio contra Cristina Fernández, interrogantes necesarios para comenzar a dilucidar los modos políticos para detener la maquinaria de guerra que es el neoliberalismo, que como dispositivo universal debilita el desarrollo de las posibilidades democráticas de un país.
Por Jorge Alemán*
(para La Tecl@ Eñe)
Se tardará mucho en desentrañar lo ocurrido en el atentado contra Cristina Fernández. ¿Qué clase de sociedad es aquella dónde puede suceder un intento tan atroz? ¿Cuál es la responsabilidad política que está implícita en un hecho de semejante magnitud? Y luego lo irrepresentable; el abismo insondable en el que hubiera caído la nación si el acto homicida hubiera tenido éxito.
Estas preguntas aún necesitan realizar un largo trayecto para que algo se ilumine con las mismas.
Lo que podemos sí responder es lo que claramente se impone como realidad: el acto homicida es el resultado de la intersección entre el ansiado «minuto de gloria» del asesino y los dispositivos políticos -mediáticos neoliberales que de un modo sistemático promueven el odio y el resentimiento, y que producen las pulsiones agresivas más primitivas en las subjetividades.
Basta que se encuentren en un punto estos dos factores para que el pasaje al acto se produzca.
Ahora bien, sabemos que el engranaje ideológico neoliberal, heredero simbólico de la dictadura y reactualizado por las estrategias retóricas de la ultraderecha mundial, posee en Argentina un poder excepcional. Es como si la agenda de las nuevas ultraderechas mundiales dispusiera en el caso argentino, de un gran reclutamiento político y de los medios más poderosos que existen en el país.
La misma noche del gravísimo intento comenzaron con sus operaciones. Les bastó un repudio de un segundo, la simulación protocolar necesaria y no asumida por todos, para continuar con su tarea. A esta maquinaria de guerra, que una vez que empuja al acto de un modo perverso simula su inocencia, no se la puede combatir sólo normativamente desde un gobierno. Si bien es cierto que la Ley de medios se impone y otras medidas prescriptivas también, el único desmontaje de semejante aparato que siempre contará a favor con las leyes de reproducción ilimitada del sistema, es sólo desde abajo hacia arriba. Existe una transmisión de la memoria popular, un deseo de ir más lejos con la propia vida que aquello que los dispositivos promueven, que en estos días hemos visto abrirse paso en las movilizaciones populares.
En este aspecto, dichas movilizaciones deben ir encontrando un nuevo tipo de organización mínima que articule a las distintas fuerzas populares hasta propiciar, aunque parezca imposible por la horrible situación socioeconómica, un estado de movilización permanente.
Sólo si la calle pertenece a partir de ahora al movimiento nacional y popular, bajo la modalidad de una ocupación no violenta, es que el engranaje irresponsable del neoliberalismo puede comenzar a quedar neutralizado.
Madrid, 3 de septiembre de 2022.
*Psicoanalista, ensayista y escritor.
4 Comments
Cuánta lucidez en este breve artículo de Alemán. Me pregunto si en este estado de cosas es posible constatar la existencia de un sujeto histórico capaz de articular una nueva hegemonía que ponga en entredicho al destructivo engranaje neoliberal que todo lo atomiza.
La respuesta es: lo que escribe Alemán lo podría escribir mi tía, cuando estaba viva y no entendía nada de política de psicoanálisis ni de filosofía. Esto es: Jorge , no escribas lo que puede escribir cualquiera. Y la letra Ñ por favor, paren con esto.
Buen día Silvio. Gracias por el comentario. LO que no acepto es que nos diga qué publicar o no. Gracias.
Tecla Conrado, me equivoqué,