Martín Kohan sostiene que en la facultad de filosofía y letras de la UBA se suele dar por sentado que allí se es de izquierda. El problema sobreviene cuando hay que enfrentar argumentos de derecha que son, por cierto, los que bajo toda evidencia prevalecen en eso que podríamos llamar la sociedad en general.
Por Martín Kohan*
(para La Tecl@ Eñe)
Uno de los problemas que, a mi entender, afrontamos habitualmente en la facultad de filosofía y letras de la UBA es que solemos dar por sentado que ahí somos todos, de una u otra forma, de izquierda. De una u otra forma, pero de izquierda, siempre de izquierda, todos de izquierda.
A menudo, probablemente, puede que en efecto sea así, que lo seamos; pero no es una eventual comprobación empírica lo que me interesa, sino las condiciones discursivas que tal premisa (justificada o no) establece de hecho (aunque de todos modos, basta con que uno solo de los presentes asuma otra perspectiva ideológica, para que dicha premisa se torne, no sólo falsa, sino también prepotente y mortificante).
Las condiciones generales de nuestros intercambios nos entrenan pues hasta la experticia para debatir cuestiones de izquierda en todas sus variantes y en todos sus matices (izquierda y peronismo, desde ya; pero también proletariado y campesinado, vanguardia y revolución, redefiniciones de la noción de trabajo, foquismo y obrerismo, etc., etc., etc.).
Ahora bien, somos también, y por las mismas razones, bastante ineptos, o enteramente ineptos, para enfrentar argumentos de derecha. Que son, por cierto, los que, fuera de la facultad y su notorio microclima, bajo toda evidencia prevalecen en eso que podríamos llamar la sociedad en general. Ante posturas netamente reaccionarias, las que en ese afuera abundan, no sabemos discutir tan bien, no estamos tan bien preparados para hacerlo, por la sencilla razón de que no forma parte de nuestros hábitos de polémica.
Por eso me resultó más que significativo un hecho que aconteció el otro día, en una de las sesiones de unas jornadas sobre cuerpo y violencia. En una de las aulas de la facultad, y en el tramo dedicado a preguntas y comentarios al cabo de una de las mesas de ponencias, una de las asistentes desplegó con marcado énfasis varios de los criterios que se reconocen como propios de la derecha: la percepción de que la inseguridad cunde sin control, la plena justificación de un estado de miedo respecto del delito, el reclamo de mano dura, la protesta porque los delincuentes son liberados de inmediato, la defensa de la justicia por mano propia y la suspensión de las garantías constitucionales. Algo hubo de Blumberg en su planteo, algo de Patricia Bullrich y algo de Eduardo Feinmann. La intervención casi no recibió objeciones. Me pareció incluso que se la daba por buena. Pienso que habría que preguntarse por qué.
Buenos Aires, 3 de agosto de 2019
*Escritor. Licenciado y doctor en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires
4 Comments
Muy de acuerdo con el autor, parece que no alcanza con autodenominarse «de izquierda» para no tener prácticas o pensamientos de derecha. Bien la advertencia para no contaminar con odio y violencia la revolución feminista que lucha contra eso
La derecha conoce al sujeto para someterlo..La izquierda no conoce al sujeto para liberarlo……
Y la naturaleza: ¿Cómo conoce al sujeto? Es para liberarlo o para someterlo?
Como que la nota más bien parece el inicio de una nota, y le falta el todo el desarrollo. Pero bue, será la próxima de Kohan, estimo…