Luis Bruschtein analiza en este artículo la intención de Donald Trump de imponer en la presidencia del BID al ultraconservador Mauricio Claver Carone, intento que rompe una ley no escrita que se respetó en los 64 años de existencia del BID, que estipula que la presidencia del organismo es para un país latinoamericano y forma parte de un esquema de equilibrio, ya de por sí bastante desequilibrado.
Por Luis Bruschtein*
(para La Tecl@ Eñe)
Mauricio Claver Carone fue el primer funcionario norteamericano que desairó al flamante presidente Alberto Fernández el día de su asunción, cuando se retiró intempestivamente de la comitiva de Estados Unidos de la que formaba parte. El ultraconservador asesor de seguridad de Donald Trump se fue furioso porque el nuevo presidente había recibido a una delegación del gobierno legítimo de Nicolás Maduro de Venezuela.
Claver Carone fue funcionario también en el FMI, y en una visita reciente a Chile dijo en una conferencia de prensa que el gobierno de los Estados Unidos había inducido a la institución financiera a que otorgara a la Argentina el préstamo más grande de toda su historia. Ni se ruborizó cuando reconoció que hicieron transgredir toda la normativa del FMI con tal de ayudar a la reelección de Mauricio Macri y evitar el triunfo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Que un fanático ultraconservador como Claver Carone sea propuesto por Washington y cuente de entrada con el respaldo de Uruguay, Brasil, Paraguay, Colombia, la Venezuela impostada de Guaidó, Ecuador y Bolivia para presidir el BID, da una idea de la fuerte presión que aplica Donald Trump en la región y de la baja calidad soberana de los gobiernos actuales en Latinoamérica.
Solamente cinco países se han opuesto al candidato de Washington: Argentina, México, Costa Rica. Nicaragua y Chile. La intención de imponer a Claver Carone rompe una ley no escrita que se respetó en los 64 años de existencia del BID.
El acuerdo implícito estipula que la presidencia es para un país latinoamericano. Forma parte de un esquema de equilibrio, ya de por sí bastante desequilibrado. Porque Estados Unidos tiene el 30 por ciento del directorio, que se conforma en relación con los aportes de cada país. En la distribución histórica, la presidencia es para un país latinoamericano y el segundo lugar en importancia para el representante norteamericano. Si tuviera la presidencia, Estados Unidos, pasaría a ser el dueño del organismo.
A principios de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos y las encuestas le dan entre 10 y 15 puntos de ventaja al candidato opositor Joe Biden, del Partido Demócrata. Los demócratas ya dijeron que no respaldarán a Claver Carone. Pero la elección en el BID será en septiembre. Si gana el candidato de un Trump que inmediatamente es derrotado en las presidenciales, el BID quedará en el aire.
Por eso los cinco países que no apoyan a Claver Carone y los observadores europeos, han pedido que la elección se postergue hasta marzo del 2021. Las perspectivas del trumpismo no serían tan buenas, porque el personaje reaccionó con vehemencia y acusó a la Argentina de intentar “secuestrar” la elección en el BID. “Estamos viendo un esfuerzo minoritario liderado por la Argentina para obstaculizar la elección porque no han podido o querido presentar una visión competitiva”, afirmó. Argentina ha propuesto a Gustavo Béliz para encabezar el BID, y Costa Rica a la ex presidenta Laura Chinchilla.
Claver Carone asegura que ya tiene los votos que necesita y ha hecho que los grandes medios de la región digan que ya tiene la elección ganada y presenten la postergación de las elecciones como una fantochada. Pero sería un problema para el BID que pongan a Claver Carone en la presidencia en septiembre y en noviembre gane Joe Biden en Estados Unidos.
El BID maneja alrededor de 40 mil millones de dólares. Para algunos gobiernos, entre los que se cuenta el de Argentina, esa masa de dinero puede cumplir un papel estratégico en la salida de la crisis causada por la pandemia.
Para la estrategia de Trump y Claver Carone, esa cantidad servirá para combatir la influencia de China. Y resulta obvio que también será utilizada como presión para el alineamiento contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, en una lista que pasarían a integrar también gobiernos como el de Argentina y México, que no tienen subordinación mecánica con Washington. Los técnicos del BID están espantados porque aseguran que Claver Carone politizará al máximo el organismo.
La irrupción de este fanático en la región es coherente con la proliferación de otros personajes bizarros de bajísima calidad político-institucional como Lenin Moreno, Jair Bolsonaro, Jeanine Añez y como lo fue Mauricio Macri.
Buenos Aires, 13 de agosto de 2020
*Periodista