Un retrato punzante y cabal sobre la clase dominante argentina. Un trabajo actoral minucioso y una dirección impecable.
Por Liliana Fijtman
(para La Tecl@ Eñe)
La obra transcurre en un country en las afueras de Buenos Aires donde un grupo de amigos se juntan en un asado para festejar a los anfitriones que se han casado recientemente. Se trata de los hijos de los dueños del país, de la desigualdad, los prejuicios, la impunidad, el racismo y la hipocresía. Todo retratado con un humor fino que es como una uña que escarba por debajo de la pintura. Hay un testigo, es el espíritu errante de un querandí muerto hace trescientos años, que vive en el lugar y aprende a decodificar algunos símbolos a través del televisor. Desde la originalidad e inteligencia del planteo, lo que se ve es el «Facundo», las bases en que se gestó esta república y las consecuencias que vivimos incluso hoy. Es civilización y barbarie, y es también la pregunta muda del testigo: ¿es éste el país que queremos?
Santiago Gobernori, egresado de la carrera de dramaturgia de la E.M.A.D. a cargo de Mauricio Kartun, se formó como actor con Rafael Spregelbufrd, Mariana Obersztern y Ricardo Bartis. Es creador, junto a Matías Feldman, de la escuela de actuación y espacio teatral Club de Teatro Defensores de Bravard. Escribió y dirigió, entre otras obras: “Golpe Real”, “Darío tiene momentos de Soledad”, “Deus ex Machina”, “Dios las quiere, pero no las puede ayudar”, “Áspero, una obra típica”, “Usted está actuando”. Su obra «Las Riendas» recibió una mención en el concurso de nueva dramaturgia del Instituto Nacional de Teatro en 2003 y ha sido editada por dicho organismo. En 2004 recibió el premio “S” por su trabajo como actor y autor.
La Tecl@ Eñe pudo conversar con él:
– Basándome en el título: ¿Qué es lo que le parece velado aquí y ahora?
– El poder. El verdadero poder. Quienes deciden por nosotros. Cómo deciden y por qué. En los últimos años se hizo más visible. Los magnates del mundo están desatados. Pero la certeza básica de opresores y oprimidos es una verdad velada e insoslayable.
– La obra retrata muy bien los prejuicios y valores de la clase alta, ¿Cómo construyó esos personajes y diálogos?
– Tuve la posibilidad de conocer esta casta. En distintos momentos de la vida me inmiscuí en su mundo. Conocí su pensamiento, su forma de hablar, el trato que tienen con sus empleados. Claro que estoy generalizando, pero observo una clase que está escindida del resto de la sociedad y eso los hace, aunque en muchos casos sean inconscientes, racistas e hipócritas.
– El humor atraviesa la obra muy ajustadamente. ¿Le resulta fácil el humor?
– Me resulta necesario. La risa es reveladora y poética. Sobre todo, cuando no ves el armado, los hilos del humor. Cuando las situaciones están bien construidas y las reglas propias de la obra son particulares, aparece un tipo de humor que es esencial. Incluso para decir cosas sin ser obvio.
– Genial el personaje testigo. ¿Cómo lo eligió?
– ¿Qué podría contrastar con una fiesta de gente de clase alta en un country de zona norte? El espíritu errante de un querandí asesinado en esas tierras en las primeras invasiones españolas. Un espíritu que contempló la génesis y la evolución del país. Un espíritu que, ante su imposibilidad de traslado, sólo puede enterarse del afuera a través de las cosas que ven en televisión los dueños de la casa que habita. Este cruce de mundos habilitaba, aún más, las preguntas obvias sobre la constitución de nuestra sociedad. Centrándose más en las dudas que en las certezas., Por ejemplo, las diversas opiniones sobre la figura de Sarmiento.
– ¿Cuál es la importancia de un testigo en la obra y en la vida?
– Creo que un testigo es el lugar del espectador. Me gusta mucho utilizar personajes que podrían estar pensando lo mismo que el público. Es un recurso que nace con la tragedia griega: el coro, por ejemplo. Pero en este caso, veo al personaje del espectro como el padre de Hamlet, que deambula por el castillo.
– ¿Tiene una rutina para escribir, o son momentos que se dan a partir de algún detonante?
– Siempre es distinto. A veces se me aparece un mundo estimulante y empiezo a buscar ese mundo. Otras veces es una imagen y, en otros casos, me junto con los actores a probar cosas. Empezar a manchar la tela e ir viendo para donde ir.
– Vi que algunos títulos suyos aluden a la oralidad cotidiana, y son muy atrayentes. Por ejemplo: “Dios las quiere, pero no las puede ayudar”, o “Usted está actuando” -un título en segunda persona, poco común-. Dígame algo sobre esa forma de titular que aborda.
– Como en la pregunta anterior, los títulos surgen de distintas formas. A veces aparecen rápido, de forma reveladora: “claramente esta obra se tiene que llamar así”, con «Dios Las Quiere…» me pasó eso. En el caso de «Usted está actuando», era una obra sobre alguien que le mentía a otra persona. Se hacía pasar por alguien que no era, o sea, estaba actuando. El público se sentaba alrededor de las actrices en un espacio muy chico y daba la sensación de que eran parte de la escena. Por eso el título nos pareció pertinente.
– Leí que hay una relación entre Monte Grande, los querandíes y el country. Auster solía hablar sobre las casualidades en su vida ¿Qué le pasó cuando se enteró de eso?
– También leí que cuando uno se pone a trabajar en algo nuevo, el mundo confluye para ayudarte y aparecen esas casualidades. Por ejemplo, me enteré de que la primera gran matanza de querandíes ocurrió en Monte Grande. Esa batalla de españoles y querandíes fue muy cerca de donde yo me crié. Y me enteré de esto después de escribir la obra. Casualmente es una zona cercana a barrios privados. En la ciudad de Tigre hay una comunidad que se llama Punta Querandí, que es un ejemplo de resistencia y lucha que linda con countries.
«Imagen Velada» se presenta los martes a las 20 horas en el Teatro Astros, Corrientes 746, C.A.B.A.
Ficha Técnica:
Dramaturgia: Santiago Gobernori.
Actúan: Victoria Baldomir, Julián Cabrera, Paloma Contreras, Marcos Ferrante, Guido Losantos, Tincho Lupus, Bárbara Massó, Facundo Livio Mejías, Paula Pichersky, William Prociuk, Sabrina Zelaschi.
Cover: Julia Morgado y Nicolás Gimenez.
Escenografía y Vestuario: Paola Delgado.
Iluminación: Ricardo Sica.
Asistencia de iluminación: Diego Becker.
Fotografía: Agustín Bordignon.
Asistencia de dirección: Melina Avramides.
Prensa: Daniel Franco.
Asistencia de producción: Diego Siri.
Producción Ejecutiva: Lucía Asurey, Soledad Asurey.
Dirección: Santiago Gobernori.
Producción General: Sebastián Celoria y Bárbara Lombardo.
Este espectáculo cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro (INT), Premio S, Proteatro, ARTEI.