

La obra “DEVINIENDO TATO” es una sesión terapéutica inventada que intenta mostrar el humor, la ternura, la creatividad de este terapeuta artista y la importancia de lo grupal en los procesos creadores que promueven la salud mental.
Por Gabriela Villalonga*
(para La Tecl@ Eñe)
La experiencia terapéutica con Eduardo Tato Pavlovsky fue transformadora para la mayoría de los que asistimos a los grupos de psicodrama que él coordinaba.
Por ser parte de uno de esos grupos varios años y compartir anécdotas, experiencias, con otros y otras pacientes de Tato, sé que se trataba de verdaderos procesos creadores y reparadores en muchos sentidos.
La obra “DEVINIENDO TATO”, que escribimos Rodrigo Cárdenas y yo, intenta recrear momentos de esos procesos grupales, de esas sesiones. Esas situaciones en las que Tato intervenía desde una lucidez asombrosa, resultaban desopilantes actos creadores de novedosas cartografías de sentidos. Así, acontecimiento grupal mediante, se modifica nuestra visión de la realidad, del mundo, de nosotros y nosotras mismas. Esta visión se multiplicaba, abriéndose y problematizándose.
Él desarrollaba líneas diferentes de lectura desde lo que escuchaba y observaba y nos proponía poner en acto resonancias sensibles a partir de situaciones que mayormente eran estereotipadas, rígidas. Esta rigidez nos detenía en los procesos de comunicación y aprendizaje, nos detenía en los procesos de crecimiento, de cambio en la vida cotidiana. En algunos casos, los dilemas que traíamos al grupo eran verdaderas «encerronas trágicas», en términos de Fernando Ulloa, a quien Tato solía citar durante las sesiones.
En sus intervenciones, Tato nos señalaba el efecto de captura que esos dilemas tenían sobre nuestros vínculos y afectos más alegres. En ese espacio y tiempo, nos entrenábamos para componer con otros y otras, de modo tal que circularan afectos alegres, los que claramente aumentaban nuestra potencia creativa. Este entrenamiento se volvió un modo de pensar, de ver lo que nos pasaba. Un acompañamiento interno, facilitador para la producción de sentido, para «fugarnos» de la captura, del miedo, de la angustia.
Tato seguía operando entre las sesiones, por fuera de ellas. Cuando yo asistía al grupo de los miércoles a la noche, llegaba desde La Plata donde vivía. Viajaba varias veces por semana, trabajaba en teatro con pacientes psiquiátricos en varias clínicas de Provincia y CABA. Buscaba trabajo como actriz accediendo a castings, audiciones y entrevistas. Me sentía perdida, sin poder tener un lugar, un ámbito para desarrollarme en lo que más deseaba hacer. Por un tiempo, Tato, cada vez que me veía en las sesiones, me decía «estuve hablando de vos «…
El efecto de este comentario fue paulatino y me afirmó en la construcción de mi rol profesional. Creo que SER HABLADA POR Tato, me dio un cuerpo para poner en situaciones de búsqueda de espacios para mi labor, empecé a tener representación de mí misma habitando lugares y experiencias de exposición, de vínculos y grupalidades en el medio artístico.
Que Tato me contara que comentaba con otras personas algo de lo que yo hacía, me dio la mirada, el reconocimiento necesario para moverme en un medio en el que yo sentía que no era nadie, en el que el sentido de la búsqueda se me perdía en la angustia y la desvalorización.
Todo se podía dramatizar, todo se podía llevar al grupo y trabajarse desde la multiplicación dramática. Y para animarnos a poner el cuerpo en escenas que nos implicaban, que significaban compromiso emocional, Tato se paraba cerca, a nuestras espaldas y nos ponía las manos una en cada hombro. Coincidíamos en el grupo, con Tato sosteniéndonos así, no había posibilidad de que el temor y la angustia nos detuvieran para abordar la escena propuesta, esa cargada de sombras, lo no pensado.
Con Rodrigo Cárdenas coincidimos en que lo grupal terapéutico se internalizó como una multiplicidad de voces intervinientes en nuestro pensamiento.
Algo de todo esto, se intenta mostrar en la obra “DEVINIENDO TATO”. En la sesión ficcionada en la que el actor Maxi Sarramone interpreta a los pacientes integrantes del grupo terapéutico y al mismísimo coordinador grupal Tato Pavlovsky.
Cada línea de texto de cada personaje fue extraída de una de las tantas obras escritas por Tato. Con Cárdenas hicimos una selección de esos fragmentos dramatúrgicos, que desterritorializados de sus obras originales, forman parte de este nuevo territorio, obra teatral que es “DEVINIENDO TATO”.
Este espectáculo fue estrenado en el 2021, pandemia mediante, la obra pasó de la presencialidad al streaming. Volvimos al teatro y con todas las medidas establecidas para evitar los contagios, distanciamiento, sanitización, etc. Desde entonces, estuvimos con funciones de “DEVINIENDO TATO” en varios teatros de CABA: Teatro Nun, Andamio 90, El tinglado, Cara a Cara, Belisario y Teatro Municipal de la Ciudad de Ensenada. Así mismo, la obra fue presentada en Jujuy y en Mar del Plata en reiteradas ocasiones y en diferentes salas.
La obra “DEVINIENDO TATO” es una sesión terapéutica inventada, que intenta mostrar el humor, la ternura, la creatividad de este terapeuta artista, dramaturgo, actor excepcional, y la importancia de lo grupal en los procesos creadores que promueven la salud mental.
Palabras de Tato Pavlosky: “A veces siento que estoy por reventar de angustia, pero sé que ése es el buen camino. Ahí, tocándose con la angustia está mi máxima capacidad creadora. Al lado del gran encierro, la máxima capacidad de libertad.”.
*Gabriela Villalonga es coautora de “Deviniendo Tato”.
La obra se presenta los sábados a las 21 hs. en Tadrón Teatro.