Jorge Alemán plantea en esta nota un interrogante: ¿Por qué el psicoanálisis argentino en su orden institucional, no quiso asumir el riesgo de elaborar el nudo entre duelo, memoria y deseo a la luz de la coyuntura que hizo que la Argentina remontara la corriente de una tragedia histórica, y se transformó en una inercia institucional, en una represión de la propia historia que lo interpelaba y de una voz propia?
Por Jorge Alemán*
(para La Tecl@ Eñe)
Sin duda el psicoanálisis encontró una hospitalidad especial en Argentina, y como es sabido, dentro de la misma Lacan ha ocupado un lugar privilegiado. Las razones de dicha recepción son variadas y de difícil concreción. De un modo conjetural, me permito esbozar algunas de esas razones
1) La intervención de distintas comunidades inmigrantes que se instalaron en la lengua española redoblando la disposición en el español del gusto por el equívoco, la afición a una lengua propia que se habla al «vesre» y una desconfianza proverbial hacia la literalidad de los enunciados.
2) El agujero simbólico que hasta hace poco hacía sentir sus efectos, a saber, el desconocimiento por parte de los intelectuales urbanos de diferentes provincias de lo sucedido con los ancestros de la tercera generación y una suplencia ficcional de dicho agujero
3) El hecho de que la principal experiencia política moderna, el peronismo, esté atravesado desde su constitución, por una gran carga hermenéutica y de distintas prácticas de desciframiento e interpretación.
Seguro que se podrían sumar otras razones tan o más válidas que éstas; simplemente quiero señalar las que han incidido en la política de su recepción.
La Argentina encuentra en el psicoanálisis, en sus autores, en sus travesías institucionales y en las diversas prácticas clínicas que aún prosiguen con fuerza, uno de sus grandes legados culturales. Incluyo en este ámbito tanto a los psicoanalistas como a los analizantes, ambos son parte de la misma encrucijada.
Sin embargo, todo lo que tiene de enriquecedor el psicoanálisis argentino en su régimen de circulación nacional está bloqueado en su transmisión, al menos en apariencia, por su deriva colonial. Al psicoanálisis argentino se lo considera en el resto del mundo como un llamativo fenómeno sociológico y antropológico pero no muy relevante desde el punto de vista epistémico.
Dicho brutalmente, un país consumidor de psicoanálisis, entendiendo esto como si fuera un rasgo diferencial y típico del carácter argentino.
No siempre fue así, hubo una generación de argentinos que encabezaron una ruptura con la asociación psicoanalítica desde su aproximación al marxismo y al movimiento de liberación nacional. Pero paradójicamente, esto fue borrado por la emergencia de la escena lacaniana. Esta escena remite directamente a Francia, lugar desde donde las instituciones analíticas argentinas se construyeron. Este punto remitiría a múltiples discusiones y debates que aún está por venir.
Solo quiero destacar un punto que considero crucial: muchos y muchas de lxs integrantes de esas instituciones fueron militantes políticos en su primera juventud. Luego encontraron en Lacan buenos argumentos para reconocer los impases de las hipótesis revolucionarias de los años 60 y 70. Si para los europeos Lacan fue una despedida de su mayo del 68 y de su maoísmo juvenil, en Argentina, genocidio mediante, debería haber comenzado un duelo activo que tradujera esos impases de las hipótesis revolucionarias en nuevos proyectos e invenciones arriesgadas de nuevas formas de la emancipación.
Las escuelas fueron un refugio para esos ex militantes, algunos procedentes de compromisos irrefutables, amparo que obstaculizó la verdadera tarea en la Argentina: no se trataba del mayo francés ni de la revolución china, se trataba del nudo entre duelo, memoria y deseo a la luz del psicoanálisis en la coyuntura que hizo que la Argentina remontara la corriente de una tragedia histórica. Cuestión central que la literatura, la música, el teatro y el cine asumieron en diversos registros y dónde la institución analítica se hizo la distraída salvo honrosas excepciones.
¿Por qué el psicoanálisis argentino en su orden institucional no quiso asumir ese riesgo y se transformó en una inercia institucional, en una represión de la propia historia que lo interpelaba y no quiso saber nada de una voz propia?
La situación de dependencia hacia el mundo francés no parece ser una explicación suficiente. Tiendo a pensar que el mundo psicoanalítico institucionalizado no quiso remover sus propios fantasmas concernidos en el asunto.
Madrid, 21 de noviembre de 2020.
*Psicoanalista, escritor y poeta. Autor del libro «Capitalismo. Crimen perfecto o Emancipación». Su último libro publicado es Pandemónium, notas sobre el desastre, ediciones NED.
8 Comments
Muchos caminos abre el artículo: la hospitalidad y apertura para recibir y formarse con la teoría psicoanalítica, su proliferación. La argentina y su condición de país colonial fue motor y obstáculo a la vez para la transferencia con la escuela francesa. El desarrollo de Lacan en la Argentina coincidió con el proceso, el refugio de militantes perseguidos y psicoanalistas en grupos «privados». Un trauma, duelo no realizado, una reconfiguración , un «pase»de militantes a psicoanalistas neutros que se hacían los muertos mientras se desvitalizaban también. Negación? No querer saber nada? Renegación? Rechazo?. Vuelve una articulación política y psicoanálisis, izquierda lacaniana a partir de un psicoanalista miltante exiliado. No debe ser casualidad q el capo francés lo excomulgue de la institución
Nora: Recuerdo un artículo de Tato Pavlobsky , quien decía que el terror durante la dictadura era tal, que los lacaneanos se «refugiaron» en la teoría y el dogma, para poder mitigar lo indigerible de la realidad que se vivía en el exterior
Buena tarde, ¿Podrían compartirme la autoría de la ilustración?
Saludos cordiales.
Alejandro Olarte
“Morning Therapy” – Ilustración NYCHOS©
Hay que tener un deseo decidido para romper con la institución psicoanalítica garante de venta de libros, viajes, conferencias…en definitiva: dinero.
Pienso que otro elemento a tener en cuenta es el origen inmigrante de parte de la población, lo cual plantea una mirada de añoranza a todo lo que viene de Europa. También debemos tener en cuenta a las generaciones más jóvenes, algunos ya no somos tán jóvenes, que nos hemos formado y trabajamos como analistas en los hospitales públicos, donde la clínica no es solo la del análisis individual, y donde nuestra mirada no es la de la comodidad del consultorio.
Nuestro hacer no es en este punto el hacer de las instituciones psicoanalíticas tradicionales, que probablemente están en un camino de extinción.
Lamento que Jorge Aleman no haya podido transitar nunca la experiencia de transmision que significa » La reunion Lacanoamericana de psicoanalisis». Alli se plasma el encuentro diverso, no universitario, diseminado en multiples voces, que ya son miles. Vienen de 1985 a la fecha. Cada uno en su singularidad. Sin ningun metamensaje sociológico. Ahi se pueden leer diferentes testimonios que articulan en acto memoria y deseo.
Lamento que Jorge Aleman no haya participado de la experiencia de la » Reunion Lacanoamericana de psicoanalisis.» . Reunion que valoriza el encuentro subjetivo al» modo» argentino y latinoamericano. Gestada en 1985 reune cada 2 años hasta ka fecha bajo un modo organizativo abierto y no universitario una reedicion singular del encuentro entre deseo y memoria
Sin meralenguajes sociologicos . Tan solo lacanoamericanos.