La “Causa Vialidad”, impulsada por Mauricio Macri a través del exministro de Energía Javier Iguacel, fue el dispositivo jurídico elaborado desde el poder político y comunicacional para suprimir la experiencia kirchnerista que tuvo efectos concretos en el mejoramiento de la vida económica, social, política y cultural de nuestro país.
Por Conrado Yasenza*
(para La Tecl@ Eñe)
Todo Milei está contenido en Macri
El kirchnerismo se asumió, ya ejerciendo el poder, como una fuerza preocupada primero, por acumular poder para, en segundo término, y quizás al mismo tiempo, abordar aquellos sueños irrealizados, aquellas necesidades postergadas y sufridas, casi cuando como sociedad ya no esperábamos nada. Veníamos del 2001, los cinco presidentes en una semana, Duhalde y la pesificación asimétrica. El kirchnerismo no se proclamó revolucionario, pero sí se propuso reparador de la ignominia del hambre y la pobreza surgidas de las políticas neoliberales instaladas por la dictadura cívico-militar y ratificadas luego por el menemismo. Néstor Kirchner y Cristina Fernández, electa presidenta en dos oportunidades y por voto democrático – parece una obviedad, pero no lo es -, forjaron un ADN que dio batalla al programa de restauración hayekiana que la presidencia de Mauricio Macri desplegó durante su primer y único gobierno, que también fue elegido por el voto popular, y que izó la bandera filibustera del Estado mínimo y la supremacía total del mercado. Todo Milei está contenido en Macri y en su esquema económico que, luego del fracaso y el sobreendeudamiento con el FMI por más de 45 mil millones de dólares, relanzó como un modelo de dos velocidades que supuso, o con el que se ilusionó, podría volver al poder luego de la reunión de Acassuso.
Ya con Cristina Fernández, el kirchnerismo dio también su escaramuza en el campo de la redistribución de la riqueza, la recuperación de derechos laborales, de empresas para el Estado nacional; por la ampliación de derechos civiles y culturales, de promoción de la educación, la ciencia y la tecnología, y también como un modo desafiante (los modos y los modales…) para no ser fagocitado por la voracidad infinita del poder económico local, atento a intereses foráneos, y cuyo sueño dorado siempre es retrotraer la historia de la república a la Argentina de los viajes a Europa en trasatlántico, con vacas incluidas para seguir tirando manteca al techo.
Ese ADN Kirchnerista que encarnó Cristina Fernández, propositivo y transformador dentro de los límites del capitalismo keynesiano, estuvo permanentemente asediado bajo la figura del mal absoluto, talle que cultivaron los románticos argentinos del siglo XIX; aquella maldad fría, desangelada y calculadora que Sarmiento le atribuyó a Rosas, el símbolo de la “barbarie”, y que el macrismo ni siquiera rozó en su dimensión cultural.
Un ADN que también, en algún momento de los últimos ocho años de gobierno, se ciñó a las lógicas de los patios militantes, descuidando aquellas otras experiencias muy valiosas de militancia y gestión política.
Todo Milei está contenido en Macri. El sistema judicial está contenido en Macri. Macri y el sistema judicial son instrumentos de ejecución del poder económico y tecnocomunicacional.
Vialidad
La “Causa Vialidad”, impulsada por Mauricio Macri a través del exministro de Energía Javier Iguacel, y ya en su rol de interventor en Vialidad Nacional, fue el dispositivo jurídico elaborado desde el poder político, económico y comunicacional para suprimir esa experiencia política que tuvo efectos concretos en el mejoramiento de la vida económica, social, política y cultural de nuestro país.
Hay que recordar que la causa tiene su origen en el año 2013 – para ser rigurosos, esta causa es una derivación de la denuncia que Elisa Carrió presentó en 2008 contra Néstor Kirchner, el entonces ministro de Planificación, Julio De Vido, y los empresarios Rudy Ulloa Igor, Cristóbal López y Lázaro Báez, por “oscuros negocios en torno a la obra pública” – cuando la dirigente de la Coalición Cívica de Santa Cruz, Mariana Zuvic, denunció por asociación ilícita al gobernador de entonces, Daniel Peralta, a funcionarios provinciales y a los empresarios Lázaro, Martín y Leandro Báez. La denuncia que realizó Zuvic se basó en un informe presentado en el programa “Periodismo para Todos”, conducido por Jorge Lanata, en el cual el financista Federico Elaskar dijo que en 2011 había constituido junto a Leonardo Fariña, quien tenía como cliente a Lázaro Baéz, diferentes estructuras societarias y bancarias con el fin de sacar del país 55 millones de euros hacia cuentas off-shore -aproximadamente 50 – que operaban en paraísos fiscales. Hay que recordar, también, que el empresario y dirigente sindical Luis Barrionuevo manifestó públicamente, en una emisión del programa televisivo “Animales Sueltos”, que a Elaskar lo había tenido guardado en su casa con el fin de prepararlo para que dijera lo que tenía que decir en el “informe” emitido en PPP.
En 2015, luego de un año de investigaciones sobre un amplio conjunto de obras públicas que excedían las viales, la entonces jueza federal subrogante Andrea Askenazi Vera, archivó la causa en Santa Cruz y señaló que las irregularidades denunciadas no se habían comprobado y que, de las obras investigadas, sólo dos habían sido adjudicadas a Austral Construcciones, empresa de Lázaro Báez y lazo para llegar a Cristina Fernández, hoy proscripta de por vida para ejercer cargos públicos y condenada a seis años de prisión luego que el triunvirato que oficia de Suprema Corte de Justicia de la Nación ratificara, el martes 10 de junio, el fallo dictado en diciembre de 2022 por el Tribunal Oral Federal 2, que sentenció a la expresidenta por administración fraudulenta al considerar “probado un esquema que favoreció a las empresas de Báez durante los gobiernos kirchneristas.”.
Del juicio llevado adelante en Comodoro Py, ese sitio espectral que resuelve casos y dicta sentencias cuando de funcionarios peronistas y kirchneristas se trata, ya se ha escrito mucho, pero a manera de información que ilustra la sentencia adelantada en el editorial del 11/09/2022 escrito por el editor de Clarín, Pablo Vaca, “Cristina, entre la bala que no salió y el fallo que sí saldrá”, se transcribe un párrafo de la nota de Raúl Kollman, “Las increíbles maniobras del Poder Judicial en el caso Vialidad”, publicada en el diario Página/12:
“En el proceso judicial intervinieron el fiscal Ignacio Mahiques; el presidente del Tribunal fue Jorge Gorini y el fiscal principal Diego Luciani, ambos fotografiados jugando al fútbol en la quinta de Mauricio Macri, Los Abrojos. Las imágenes fueron publicadas por Página/12. Las apelaciones corrieron por cuenta de Mariano Borinsky, quien fue a jugar al tenis 16 veces con Macri a Olivos y Gustavo Hornos, visitante de Macri en la Casa Rosada. La Corte dijo este martes, que esos vínculos con el denunciante -el gobierno de Macri- no son suficientes para hablar de pérdida de la imparcialidad. Habría que ver si cualquier ciudadano, en un juicio, no objeta que el fiscal y el juez jueguen al fútbol en la quinta del denunciante, mientras que el tribunal de alzada lo integraran visitantes -incluso para el tenis- también del denunciante.”.
La bomba sobre el Estado de derecho
El fallo del triunvirato que proscribe y encarcela a CFK ha hecho estallar las bases del Estado democrático y de derecho en Argentina para dar forma a otro modo de gobierno, del cual todavía no tenemos certezas sobre su forma y evolución, pero del cual sí podemos afirmar que sella la dependencia o subordinación absoluta hacia el poder de las grandes corporaciones económico-financieras y tecnofinancieras trasnacionales, que ya explotan los recursos materiales, naturales y cognitivos del país. Extractivismo del cuerpo y las almas: una reformulación de la máxima tachtcheriana, «vamos por los cuerpos y las almas”.
El poder económico-judicial-comunicacional no está interesado en la democracia, ni en los Derechos Humanos, ni en el hambre y la pobreza; tampoco en salarios, salud pública y jubilaciones dignas, mucho menos en redistribuir la riqueza; Memoria, Verdad y Justicia siguen incomodándolo; sólo está interesado en el rédito pleno de las ruletas financieras y los negocios de poco riesgo y pura ganancia. Capitalismo casino, lo definió en alguna oportunidad la expresidenta Cristina Fernández. Así lo demuestra el anuncio que realizó el ministro de Economía Luis Caputo, donde informó que emitirá más deuda para captar dólares que le permitan al gobierno nacional cumplir las metas con el Fondo Monetario Internacional.
Dialécticas
Por ello es preciso comprender que las velocidades son importantes, tanto como las decisiones políticas que dinamicen alguna suerte de unidad y organización del peronismo/panperonismo/kirchnerismo, que por dilaciones, diferendos por la conducción y conductas dubitativas expresadas en términos de reproches y contrarreproches, no llega a la comprensión de las mayorías populares, menos aún de las minorías empobrecidas e informalizadas que trajinan el día a día del país. Los ninguneos o declaraciones de algunos satélites del nucleo cristinista en contra del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, van en sentido contrario de la unidad proclamada luego de la ratificación del fallo condenatorio de la CSJN.
Habrá que persistir aceptando el desafío de las fisuras y las rajas, y exigir desde allí, colectivamente, aquellas conversaciones que creemos deben desarrollarse, discutirse y debatirse de cara a un novedoso escenario político local, imbricado a las tensiones geopolíticas y a la presión inocultable del Departamento de Estado vía su representación comercial en el país, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham); también, al formidable “apriete” mediático local, que es, también, económico, hacia los triunviros que nada quieren saber conque nos enteremos de sus opulentos modos de vida y menos de sus negocios, y por lo cual adelantaron el fallo que iba a salir porque fue escrito luego de que fracasara el intento de magnicidio contra CFK. En este plano y en esa dirección, hay que repasar otros hechos que organizan la escena actual: en marzo de este año, recién iniciada la presidencia Trump, el Departamento de Estado de Estados Unidos prohibió que Cristina Fernández y su hijo, el diputado nacional Máximo Kirchner, pudieran ingresar a ese país bajo la calificación de personas vinculadas a la corrupción. Y para los más olvidadizos, recordar la intromisión del FMI en la vida electoral del país cuando su titular, Kristalina Georgieva, pidió votar a los candidatos de Milei en las elecciones de octubre de este año. Dijo Giorgieva: “Domésticamente, el país tendrá elecciones, como saben, en octubre, y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio. Hasta ahora no vemos que ese riesgo se materialice, pero insto a Argentina a mantener el rumbo.”.
La tarea
Una tarea pendiente, para después de la reorganización política que construya un frente amplio que se proponga recuperar el gobierno para asumir el poder, es el debate sobre la reforma de la Constitución. Ferdinando Lasalle, fundador del partido socialista alemán, escribió en 1862 que una Constitución es la suma de los factores reales de poder que rigen en una Nación. Esos factores reales –que denominó “fragmentos de Constitución”– deben ser puestos en acción, deben volverse efectivos, ya que de lo contrario los derechos expresados por la Carta Magna quedarán encapsulados en el umbroso papel impreso. De esto se trata: poner en discusión una reforma constitucional, nada más ni nada menos. Logrado, ir en profundidad por la reforma judicial. En México, y en su presidenta Claudia Sheinbaum, el ejemplo a seguir.
El Estado democrático como lo conocíamos hasta el martes 9 de junio ya no existe más. La autocracia supervisada por el entramado de medios de comunicación y poder económico, y subordinada al tecnocapitalismo extractivista, es el nuevo escenario ya formalizado.
Ominoso es el poder que atenta contra la posibilidad de construir un presente en el que el futuro nos encuentre derrotados por el peso del deseo. La tarea, entonces, mientras reflexionamos entre la tensión y la angustia, debe centrarse en lograr esa organización colectiva que, quizá, no venza al siniestro tiempo actual – esta región que se pretende atrevida y mendiga permisos mientras blande la motosierra -, pero que sí tenga por objetivo recrear un nuevo pacto democrático a favor de la vida y la justicia social, y en contra de la muerte, la violencia y la proscripción política. Quien ha sido condenada y proscripta es Cristina Fernández; ella pondrá el cuerpo y el misterio de su alma y de su razón, tantas veces ultrajadas. La condena también lleva grabado en ácido el mensaje del disciplinamiento.
El infausto triunvirato ha hecho estallar aquello que aun quedaba del Estado de derecho, el muñón de la democracia representativa. Urge construir un nuevo contrato social para que la vida no se nos escape.
A veces la épica nos subyuga y otras casi nos hace sentir que vivimos de consignas pensadas para un posteo en redes sociales. Conocemos la más mentada. Detengámonos en otra: «Nadie sabe lo que puede un pueblo». Bien. Para desglosar, por lo menos. ¿Qué pueblo? ¿Cuál pueblo? ¿Qué es el pueblo? «El pueblo nunca se equivoca». Bueno, tal vez tengamos que ampliar nuestro micrófono registrador de voces y escuchar la de «los pueblos», que a veces aciertan, a veces se adormecen, otras se enfurecen y en cualquier esquina de la vida contemporánea encumbran a un Milei.
Entonces, y más allá de minorías interesadas en la vida política del país, veremos qué pueden los pueblos en esta hora aciaga. Porque en el innegable augurio de un acto que no siempre es un hecho ni un grito conjugado, se inicia, en todo caso, la sospecha sobre el diálogo de cara al devenir que, por ahora, es un enigma, un anhelo de resistencia.
¡Cuidado!, ese es el sonido de la furia verdadera.
Avellaneda, 12 de junio de 2025.
*Periodista. Docente en la Universidad Nacional de Avellaneda.