El proyecto de Mauricio Macri para conducir junto a Victoria Villarruel la alianza argentina de extrema derecha; Milei, un candidato que se desdibuja; Juntos pero separados y el contexto internacional de las derechas.
Por Carlos Caramello*
(para La Tecl@ Eñe)
“La cosmología de la información
no es la del ser sino la de la contingencia”
Nikklas Luhmann
Tan decisivo como contradictorio, el violento ascenso de Javier Milei en el universo de la política vernácula (y también en alguna parte de la internacional, que lo observa como un fenómeno contranatura) promete la misma fugacidad que sus ideas.
Falto de toda contextura ideológica; desprovisto de los conocimientos básicos que constituyen a un cuadro político y mermado de su proverbial violencia discursiva, el candidato se desdibuja en la representación de un monigote que ha perdido la gracia del impacto (cosa bastante habitual en cualquier construcción que tenga origen mediático y, por lo tanto, adolezca de los males de la información).
Como a Ícaro, la cercanía del calor del poder parece estar quemándole las alas. Pero su vuelo (aunque termine bruscamente, lo que es bastante más que una posibilidad) no será insubstancial: el virus de la disolución que conlleva su propuesta ya está haciendo la tarea: reconfiguración del escenario político partidario como uno de los primeros síntomas de la endemia.
Juntos pero… Separados
La mudanza de Juntos por el Cambio a Separados por un Vuelto es una de las incipientes consecuencias que exhibe la estela del Cometa Milei que, en realidad, sería poco más que un fuego fatuo. El viejo adagio latino que, traducido a mano alzada, sentencia algo así como: “lo que está pegado con moco durará menos que un pedo en una canasta” parecería ajustarse a aquello que, algunos pensábamos, era el destino inexorable de esta entente armada sobre la base de un prejuicio antiperonista.
Hoy, a muchos ex socios, la figura de Sergio Massa les queda bastante cómoda -tanto como incómoda les queda a los peronistas más añejos-. Pero sobre todo a los radicales en la diáspora cambiemita les luce fenómeno: no les tira de sisa, no les aprieta en su desleída ideología, no les queda demasiado larga de mangas (en el más amplio sentido del término) y, como si todo esto no alcanzase, reconoce -en varios casos-, un mismo diseñador y un mismo modisto.
Y ya que hablamos de Morales, líder carismático jujeño, la pelea de tenedores de saco que mantuvo con Macri por twitter una noche antes del debate fue, como mínimo, antológica. La expresión más acabada del quebranto de Juntos por el Cambio y, también, la demostración -hacia adentro del Radicalismo- de que él, Gerardo Primero del Altiplano, es un verdadero pezzo da novanta[1] que puede amenazar a “José Carpeta”, con un “puedo entrar en detalles”. Chupate esa mandarina.
Negocios Sucios
Mauricio, de todas maneras, ya hizo su enero. Gane o pierda Milei, él va a fichar como líder de una fuerza de derecha aluvional y coqueta con la que piensa integrarse a la ola de partidos más o menos facistoides que crecen a la sombra de la traición con la que, la progresía internacional (social democracia y alrededores), ha pagado a vastos sectores de la sociedad mundial.
Vox en España; Hermanos de Italia; Agrupación Nacional en Francia, Partido Popular de Dinamarca, Alternativa para Alemania; Partido para los Finlandeses, Amanecer Dorado en Grecia, Partido de la Restauración en Japón, el Partido Liberal en Brasil y, claro, la línea identificada con Donald Trump entre los Republicanos estadounidenses, son algunas de las expresiones de una extrema derecha irascible y vetusta (en más de un sentido) que, sin embargo, crece a un ritmo frenético. Sostenida en negocios legítimos como la construcción en España, los medios de comunicación en Italia (Berlusconi) y en Francia (el imperio mediático de Vincent Bolloré) y las compañías energéticas; otros menos “sanctos” como el de la redención de almas en los Estados Unidos y en Brasil (Bolsonaro contó con un gran aporte de un sector de las iglesias evangélicas) y, finalmente, algunos verdaderamente espurios entre los que aparecen desde la narco-derecha hasta las alianzas estratégicas con la mafia.
El creador del PRO (¿o deberíamos llamarlo el destructor de Juntos por el Cambio?) conoce bien varios de esos rubros y trabaja en una estrategia para regresar a la política a la vez que participar en esos negocios globales: su idea es apropiarse del “armado” de extrema derecha argentina que quedará una vez que se realicen las elecciones del próximo domingo y que representará entre el 25 y el 30% de los votos (recordar que Meloni ganó con el 26% en Italia)
Gane o pierda Milei, el bueno de Mauricio sabe que Javier, el economista asesorado por un perro muerto, no representa obstáculo alguno para su retorno como Jefe y cuenta, además, con el ambicioso apoyo de Victoria Villaruel, pieza clave para la concreción de sus planes. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos de esos partidos ultraderechistas están liderados políticamente por mujeres: Giorgia Meloni, Presidenta del Consejo de Ministros de Italia; Isabel Díaz Ayuso, Presidenta de la Comunidad de Madrid; Alice Elisabeth Weidel, Presidenta de Alternativa por Alemania y Marine Le Pen de Agrupación Nacional francesa.
En esa extraña alianza (sobre la que se chimenta desde hace un par de semanas en los mentideros políticos vernáculos) la defensora del terrorismo de Estado y adoradora de Videla llevaría la parte ideológico-política y Macri, la de los negocios internacionales. ¡Una pinturita!
Feos, Sucios y Malos
Mal que nos pese, los adalides de la Derecha (exceptuándolo a Milei, claro) han recuperado el costado ideológico de la política frente a una progresía que se debate entre la Social Democracia, el Populismo Light, el Peronismo Tibio, la Izquierda Gótica y la empanada en frasco adornada con rúcula. Navegan de un conservadurismo emocional a un evolucionismo arcaico; ida y vuelta: algo así como Los Chalchaleros tatuados y cantando trap… mientras pergeñan su vigésima despedida. Posibilismo traidor que sólo ha dejado de a pie a quienes confiaron en ellos.
Sobre ese abandono -que insisto no es sólo local- surfea esta derecha de storytelling (que más bien es de storyselling[2]) porque a nuestros progres no les gustan los relatos y, por lo tanto, las narrativas duran el tiempo de sacarte la foto en un cumpleaños.
Claro que, cuando se salen un ápice de la protección que le brindan los medios adeptos y los periodistas mercenarios, patinan, ruedan, alguno hasta se raspa seriamente pero… siempre cuentan con esa complicidad de que la gente les dice, y entonces aparecen los negros, los cabecitas, los grasas, los peronistas, que como cualquier argentino bien nacido sabe, son los culpables de todo.
Certeros. Seguros de que, pase lo que pase siempre van a sacar tajada porque el río está revuelto y ya se sabe para quién es la ganancia, juegan con las emociones (y las vidas) de quienes los siguen y de quienes los ignoran. No les importa NADA más allá de sus angurrias personales (uso ese término porque exceden a las ambiciones) y la destrucción de ese otro que no son ellos mismos.
Como en un carrusel despintado, giran mientras piden que el resto empuje la noria. Se maquillan, se peinan, esperan que enciendan las luces del estudio. A espaldas de la Historia, claro… que para eso están los que la escriben por encargo. Solo que ahora en los sets de canales televisivos que se metamorfosean por la pauta.
Usted, de todas maneras, no se haga mala sangre: siempre hay un muchachito valiente y lindo que va a salvar a la joven agraciada y, de paso, a la Patria. Y suele ser peronista… o aledaños. Por eso ¡no se vaya! puede que ahora venga lo mejor.
Referencias:
[1] Peso Pesado
[2] Ver “La Crisis de la Narración”, Byung-Chul Han.
Buenos Aires, 14 de noviembre de 2023.
*Licenciado en Letras, escritor, periodista y analista político.
2 Comments
Claro análisis!!! Y patética la situación actual!!!
Muy clara y con una necesaria cuota de esperanza