La conducción es una acción simbólica que a diferencia del liderazgo se construye políticamente y debe componerse con la articulación de los distintos actores en juego.
Por Jorge Alemán*
(para La Tecl@ Eñe)
La participación de Cristina Fernández en la presidencia del PJ es una excelente noticia. No solo su figura es indiscutible para el cargo, sino que somos muchos los que deseamos que ella opte por fin por la presidencia de la República.
Esto invita a abrir una serie de consideraciones sobre el término conducción. En muchas ocasiones se menciona ese término como si funcionará como un dato de la realidad ya constituido y que gracias al peso histórico de Cristina actuaría de un modo automático.
Sin embargo, la conducción es una acción simbólica que a diferencia del liderazgo debe ser construida políticamente. No basta con tener una grandísima influencia en cada intervención, debe también componerse con la articulación de los distintos actores en juego, no solo sumando a todos y constituyendo nuevas fronteras más amplias sino reconociendo el saber hacer de distintos militantes, dirigentes, funcionarios, con todo el rigor que exige el tiempo histórico donde la Argentina está a punto de ser destruida para siempre y donde el movimiento nacional y popular debe ser reinventado.
La conducción no comienza desde una parcialidad que se hace con el supuesto dominio del campo, sino con la articulación de sensibilidades políticas heterogéneas entre sí, pero coherentes con una posición que ha prestado suficiente atención a la atmósfera reaccionaria que se ha extendido en el país. Es un desafío que siempre refiere a las distintas formas de conjugar lo múltiple con lo uno y viceversa.
En este aspecto no veo la nueva conducción del nuevo campo nacional y popular sin, por ejemplo, el creativo trabajo militante de Grabois, Santoro y la gran gestión de Kiciloff. Los tres representan modos distintos de interpretación de lo político, pero tienen en común una relación inclaudicable con la Causa.
Por todo esto, Cristina es una gran líder que fue una presidenta inolvidable, ahora queda por confirmar no su liderazgo indiscutible y ya superconfirmado, sino su capacidad dialéctica en la Conducción de lo distinto en lo mismo.
Madrid, 8 de octubre de 2024.
*Psicoanalista, escritor y poeta.
4 Comments
Muy bueno el concepto de «conducción». Es una mujer inteligente, y se aúnan en ella grandes cualidades.Ojala se deje acompañar, la y los necesitamos.
Gracias Jorge Alemán.
Me alegra que CFK decida asumir el rol de conductora del espacio peronista. La primera consecuencia es que aclara y obliga a aclarar de que lado está el ser peronista. Riesgos muchos pero la verdad no tiene remedio.
La conducción parte de un proyecto para avanzar. Cristina critica a este desgobierno, pero no dice qué hacer, como seguimos, concretamente.
«Todo a su tiempo y armoniosamente» compañero. Hay que definir el proyecto, si , hay que ver con quienes , si , pero si hay algo que maneja Cristina son los tiempos. Como le preguntaron a Peron alguna vez «General que va a hacer para recuperar el gobierno, contestó » nada, todo lo está haciendo el enemigo «