Detrás del escándalo de los aportantes truchos en el financiamiento de la campaña electoral de Cambiemos, surgen algunas preguntas que Carlos Caramello ofrece en esta nota en una suerte de multiple choice sobre La Gran Encuesta sobre los Aportantes Truchos.
Por Carlos Caramello*
(para La Tecl@ Eñe)
“Nunca es poco lo que es bastante;
nunca es bastante lo que es mucho”.
Séneca
La aparición de aportantes truchos en el financiamiento de la campaña electoral de Cambiemos para las elecciones de 2017, ha desatado un escándalo que, de no existir la protección mediática casi absoluta que tienen el partido de gobierno, seguramente hablaríamos del una suerte de Watergate vernáculo. Para suerte de los dirigentes (léase María Eugenia Vidal, gobernadora y presidenta del PRO en la Provincia de Buenos Aires y TODOS los candidatos de las listas a senadores y diputados de la alianza Cambiemos), la denuncia estuvo casi un mes “cajoneada” en los escritorios de las plumas brillantes y transparentes del Multimedios Clarín y su zona de influencia. Más de mil millones de pesos de pauta publicitaria pagados al Gran Diario Argentino por parte del gobierno nacional, sumados al refuercito de cien millones de pesos que el gobierno provincial aumentó a la pauta para campear esta crisis, aparecen como razones más que suficientes para diestros delays y siniestros olvidos.
Detrás del trucheo de aportantes (robo de identidad, falsificación de documentos, lavado de activos y violación de secretos y privacidad) aparecen algunas preguntas tales como: ¿Por qué una Alianza electoral que cuenta con financiamiento propio y el apoyo de la mayor concentración de medios gráficos y audiovisuales de la que la Argentina tenga memoria, necesita dibujar 100 millones de pesos de aportes de campaña?
Mis repuestas (tres por lo menos), voy a ponerlas en formato de multiple choice para que usted, lector, elija e, incluso, pueda poner sobre la mesa familiar del fin de semana como…
La Gran Encuesta sobre los Aportantes Truchos.
La política necesita financiamiento. Y, hasta no hace mucho, ese financiamiento provenía del Estado… en gran parte.
Por supuesto que todos (los que nos interesamos por estas cosas), sabemos del viejo truco de las cenas de 1000 x 10.000, forma elegante de blanquear sumas de dinero nonc santo que desde la Antigua Roma a estos días siempre habitó las campañas electorales. Se recuerda, sin ir demasiado lejos, que a principios del siglo pasado, la Unión Cívica Radical vendía relojes, medallas y hasta atados de cigarrillos “radicales” durante las campañas con el objetivo de financiar las mismas aunque, los estudiosos del tema, aseguran que era una manera de legalizar el dinero negro que utilizaba.
Pero más allá de estos aportes, siempre menores en comparación a lo que aportaba el Estado, la financiación de la Política estaba clara. Es más, el artículo 38 de la Constitución Nacional reformada en 1994, establece que “Los Partidos Políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático” y que “El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades”, entre las que se hallan, sin dudas, las actividades proselitistas (siempre me acuerdo de un viejo dirigente peronista, de esos que te formaban sin saberlo, que decía: “si no te gustan las campañas y los actos, dejá la Política”).
Pero, a pesar de la letra constitucional, la realidad empezaba ya a ser otra.
Los medios de comunicación trabajaban sobre “el costo de la política”. El primer objetivo eran las “jubilaciones de privilegio”. En 1993, se sanciona la ley 24.241, de creación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), que incorpora a un régimen único a todas las personas que trabajan, lo hagan en relación de dependencia o como autónomos, incluyendo a los funcionarios, electivos o no, de los tres poderes del Estado nacional. Esta ley es el principio del fin de las jubilaciones de privilegio aunque, como diría Mariu, “tiene lagunas”. Lagunas que muchos utilizaron para pleitear contra el Estado.
Pero, antes y después de esta Ley, muchas acciones estuvieron pensadas en función de “desfinanciar la política”: la imposibilidad de tener más de un cargo en el Estado, el recorte de las pensiones graciables y tantas otras cosas. Recientemente, por ejemplo, el certificado de defunción de los pasajes para diputados y senadores a cambio de un monto en pesos, lo que afecta a quienes más lejos viven, claro.
Y todo ese dinero… ¿volvió “al Pueblo”? Para nada. Fue a engrosar las arcas del Mercado.
Ahí radica el gran problema. El financiamiento de la política por parte del Estado servía a los fines de la política y, por lo tanto, a los intereses de los ciudadanos. Un legislador retirado, que cobraba la jubilación de privilegio, ayudaba a sostener un local partidario, un centro de estudios, colaboraba con la comunidad. Las pensiones graciables iban a las manos de deportistas amateurs, personas que mantenían comedores, se daban a fundaciones. Incluso los pasajes servían muchas veces para que viajaran personas con enfermedades desde las provincias a atenderse a la Capital. O para que provincianos afincados en la Capital, sin recursos, pudiesen volver a su provincia a visitar familiares. ¿Estaba mal? Tal vez. Creo que, en esencia, sólo era dinero del pueblo que volvía al pueblo… y no en obras, porque las obras las hacen los ricos. “La plata de la Política sólo se usa para la Política”, era lo primero que te explicaban los viejos. Y guay de utilizarla para otra cosa.
Es decir: no todos son Elisa Carrió, que cobraba 330.000 pesos de pasajes que no utilizaba (porque vive en Capital) y los justificaba porque tenía “muchos gastos de tarjeta”.
Sin embargo, estas concesiones a la “sagrada transparencia” que le ha hecho la Política al Mercado en tantos años, sólo lograron que ese dinero vuelva a la política de forma espuria y con fines inconfesables. Porque el Mercado sabe que la política necesita financiamiento, y entonces le da el dinero que le ha quitado y le cobra intereses. Intereses que no ayudan al pueblo sino que vuelven multiplicados al Mercado. En obras, en licitaciones, en servicios… en corrupción. Ese dinero que los cándidos celebran que el Mercado le haya quitado a la política, se transforma en un objeto de chantaje. “Yo te doy pero… vos me tenés que devolver”: siempre mucho más de lo que te da; siempre con intereses diferentes a los que debe tener la Política. Y, así, el viejo círculo virtuoso se va convirtiendo en círculo vicioso.
Una de las preguntas más importantes del affaire de los aportantes truchos es: ¿De dónde salió el dinero?
Los medios dominantes han hecho ingentes esfuerzos para decir que “las empresas habrían puesto 150 millones de pesos” o que “los miembros del gobierno financiaron” o que candidatos, como la senadora Gladys González, habrían conseguido dinero de los gremios. Demasiado fácil. Demasiado infantil. Las empresas utilizan a sus empleados para aportar (o los nombres de éstos, aunque ellos no lo sepan). Los políticos a la militancia más directa. ¿Entonces?
Es este marco de denuncias y contradenuncias, los periodistas parecen olvidar que a Gabriela Michetti, la noche misma de la victoria, le sustrajeron 245 mil pesos y de los 50 mil dólares (sumados, algo así como 80.000 dólares de entonces) que, según ella se los había prestado su pareja para que su hijo fuera a estudiar al extranjero… (su hijo que acaba de debutar como modelo publicitario en la Argentina).
También olvidan el caso del intendente de la ciudad de La Plata, a quien le robaron “6 millones de dólares y 700 mil pesos” (de acuerdo con las declaraciones de uno de los autores del hecho). Y que también a Sergio Massa, luego de la campaña de 2013, le robaron una cifra importante de dólares y pesos, además de joyas y dos pendrives con datos de la gestiones del líder del Frente Renovador. Esta vez fue detenido un prefecto “con responsabilidades políticas”, según el propio Massa.
Más allá de la decisión de los jueces sobre estos casos (Lijo, por ejemplo, absolvió a Michetti a pesar de que nunca se probó fehacientemente el origen de los fondos sustraídos), todo este dinero, igual que los casi 100 millones ingresados por aportantes truchos tiene terrible losa (el que no entiende, pregúntele a algún adolescente qué quiere decir esto).
Es mucho mas que un caso de robo de identidad. Podría ser la constatación de narcotráfico interviniendo en la vida política del país. Hay algunos culos al aire: Sergio Varisco, intendente de Paraná, procesado por el juez federal Leandro Río por sus vinculaciones con la banda narco que lidera Daniel «Tavi» Celi (está libre porque pagó un millón de pesos de fianza) y la diputada nacional y ex intendenta de Resistencia, Aída Ayala, procesada como jefa de una banda dedicada al lavado de dinero.
“Si ladra, mueve la cola, tiene pelo y come carne… es perro” dice la sentencia popular. El anarco (narco) capitalismo tiene mucho dinero dando vuelta y, el financiamiento de la política podría resultar el mejor negocio.
Un “vatayón” de almas de cristal han salido a poner sus manitas impolutas al fuego por Mariu Vidal. Primero Stolbizer que, luego de rasgarse las vestiduras (diosito me libre de esa imagen) hizo la denuncia y, a la salida, aclaró que ella no vincularía a la Gobernadora de Buenos Aires de manera directa. «No la pondría como la gran responsable”, dijo Margot luego de presentarse como amicus curiae de las víctimas. Otra ex Frente Renovador, Flor Arietto, fue más a fondo: trató al periodista Juan Amorín (primer adelantado de la investigación) de “Gordo Valor”, intentando deslegitimar los datos que ponen a Vidal contra las cuerdas. Y, finalmente, los nuevos 100 millones de pesos en pauta publicitaria dieron resultado y la “Libélula de la Base Aérea de Morón” fue entrevistada por Laura Di Marco (autora, entre otras cosas de ese brulote sin destino titulado “La Cámpora: Historia secreta de los herederos de Néstor y Cristina Kirchner”) a la que le confesó, entre grititos histéricos y lloriqueantes: “Entré a la política sin apellido, sin padrino y sin plata… ¡No tengo ninguna offshore!”… Mirá!
“Ahhhh pillita pillita… así que, como no sos rica, no tenés padrinos ni ninguna off shore, ¿eso te habilita a robar?”, podría leer uno tras esta declaración que pretende lavar su buen nombre y honor pero, al lector atento, le deja otra idea, sostenida en ese discurso del sentido común que dice: “Son ricos, no necesitan robar”.
Porque, si no sos rica, no tenés padrino y no tenés off shore… ¿Cómo le vas a ganar a Macri y su Pandilla? Con Durán Barba y una gramática de ruego, no te alcanza. Además, como en el Poema Conjetural, “Zumban las balas en la tarde última”, disparos de fuego amigo… casi balas de plata.
Nada. La verdad es que hay estrategias de salvataje que te ponen en traje de buzo, pero se olvidan de la escafandra.
Corolario, casi un Focus Group
La Política debe ser financiada. Por ende, los Partidos Políticos deben serlo. Son “instituciones fundamentales del sistema democrático” y vivir en Democracia es como vivir en el Palacio de Versalles… por lo tanto, hay que pagar las expensas de Palacio de Versalles. O las paga el Estado o las pagan los Privados. No hay tu tía.
Se acaba de presentar dos proyectos de Ley sobre el financiamiento de las campañas. Uno que vuelve a poner al Estado como financiador y contralor. Otro que abre el juego a que los ricos hagan lo que se les cante. El primero del peronismo, el segundo de los otros.
El affaire Aportante Truchos promete nuevos shows. En las tribunas laterales, atentos pero distantes, hay millones de argentinos que esperan ansiosos que se trate del golpe de furca a la Alianza Cambiemos.
Pero en el sector pasto vip están las almas de cristal; los ciudadanos probos y honestos que se resisten a ejercer las formas más elementales de la ciudadanía; los impolutos; los independientes… esos a los que Bertold Brecht denominó: analfabetos políticos. Siempre dispuestos a no pensar; siempre decididos a seguir al rebaño; siempre atentos a la pavada.
Ellos también deberían ser sometidos a este multiple choice. Que bien se podría responder, como en los focus group berretas, con: Un Mix de Todo.
Buenos Aires, 31 de julio de 2018
*Licenciado en Letras, escritor y autor junto a Aníbal Fernández de los libros “Zonceras argentinas al sol” y “Zonceras argentinas y otras yerbas”, y “Los profetas del odio”.
Ilustraciones: Chema Madoz
4 Comments
Excelente nota.
Muy buen art. de Pressman. Obviamente hay que volver al financiamiento estatal de la actividad de los Partidos Políticos. Hasta que no se resuelva el problema del financiamiento, no habrá Democracia plena.
Perdon, me equivoque. El Sr Caramello es el autor de la nota a la que me refiero. gracias
«El anarco (narco) capitalismo tiene mucho dinero dando vuelta y, el financiamiento de la política podría resultar el mejor negocio.»
Por ahí va la mano. Se va destapando una olla bastante turbia.