El modelo de Milei parece un castillo de naipes que castiga a la mayoría de los argentinos mientras el FMI duda atrapado en una lógica que no se sostiene.
Por Hernán Herrera*
(para La Tecl@ Eñe)
El gobierno de Javier Milei lleva casi un año y medio en el poder, y su plan económico, basado en un ajuste fiscal muy duro y en evitar a toda costa una devaluación del peso, está mostrando grietas profundas. Aunque logró bajar la inflación –su único éxito claro hasta ahora–, la economía argentina está en un punto crítico. Según el Instituto Argentina Grande (IAG), el país enfrenta reservas del Banco Central (BCRA) al límite, una economía que no crece y un frente externo en crisis. Milei necesita desesperadamente al Fondo Monetario Internacional (FMI) para no caer en un colapso total, pero su modelo choca con lo que el FMI pide. Es una contradicción que pone en jaque todo: sin el Fondo, el plan no cierra; con el Fondo, Milei tendría que cambiar su estrategia, algo que se niega a hacer.
Un modelo que depende del FMI, pero no lo convence
El plan de Milei no puede sobrevivir sin la ayuda del FMI, y eso es un problema. Las reservas del BCRA están en un nivel muy bajo: esta semana cayeron a 25.775 millones de dólares, después de que el viernes pasado se gastaran 192 millones en un solo día para controlar el dólar. Hace apenas una semana, el 21 de marzo, estaban en 26.626 millones, lo que significa que en pocos días se perdieron 1.000 millones tratando de evitar que el dólar paralelo se dispare. Desde diciembre de 2023 hasta febrero de 2025, el BCRA entre blend e intervención directa ya gastó 26.567 millones de dólares, incluyendo 487 millones solo en febrero de este año, para sostener la brecha. Es un esfuerzo enorme para evitar una corrida cambiaria que parece cada vez más cerca.
Milei apuesta a conseguir 20.000 millones de dólares del acuerdo número 23 con el FMI, pero el Fondo no está convencido. Con un dólar MEP a 1.306 pesos (una brecha del 20%) y un ajuste del tipo de cambio oficial (el llamado crawling peg) de solo el 1% mensual, el FMI exige devaluar o unificar el tipo de cambio. Milei se niega rotundamente, y ahí está el conflicto: necesita el dinero del FMI para seguir adelante, pero no quiere aceptar sus condiciones. El ajuste fiscal, que es la bandera de su gobierno, tuvo un costo altísimo: la construcción cayó un 52% desde noviembre de 2023, tras un recorte del 80% en obra pública, y la industria bajó un 9,3% en 2024. Sin crecimiento económico, Argentina no genera dólares por su cuenta y depende cada vez más del FMI. Pero la postura inflexible de Milei lo aleja de una solución real.
Fuente: elaboración propia en base a BCRA
Un análisis del balance cambiario del BCRA, que mide cómo entra y sale el dinero del país, muestra lo complicada que está la situación. Desde octubre de 2023 hasta febrero de 2025, el sector externo tuvo altibajos importantes. Para mayo de 2024, el saldo de la cuenta corriente (que incluye el comercio y los pagos al exterior) volvió a ser negativo, con un déficit de 1.114 millones de dólares. En febrero de 2025, el déficit fue de 1.231 millones, mientras que el saldo financiero (que incluye movimientos de capital) mostró un superávit de 974 millones, insuficiente para compensar. Además, las reservas internacionales se muestran goteando todos los días. Esto refleja un modelo que no logra estabilizarse y que depende de maniobras temporales para no colapsar.
Una economía en problemas y un FMI que duda
Los números de febrero de 2025 son alarmantes: el balance cambiario del BCRA cerró con un déficit de 1.231 millones de dólares en la cuenta corriente. Esto incluye, por ejemplo, 593 millones pagados al FMI en intereses y 169 millones por servicios. Aunque hubo un superávit financiero de 974 millones, no alcanzó para equilibrar las cuentas. Peor aún, entre diciembre de 2024 y febrero de 2025, 1.922 millones de dólares de inversión extranjera se fueron del país. Esto es un golpe directo para un gobierno que prometía atraer capitales con su modelo libertario. En lugar de ser un imán para inversores, Argentina los está espantando, lo que aumenta su dependencia del FMI.
El Fondo insiste en que Argentina unifique el tipo de cambio y elimine los controles cambiarios, pero Milei no cede. Defiende el crawling peg –un ajuste lento del dólar oficial–, aunque ni siquiera su ministro de Economía, Luis Caputo, parece estar de acuerdo. Sin los fondos del FMI, el riesgo de un colapso es real; pero si los acepta, Milei tendría que devaluar, algo que va contra su discurso. La brecha cambiaria, el Riesgo País en 788 puntos y una inflación que empieza a subir de nuevo muestran una economía al límite. El IAG advierte que, sin resolver el problema cambiario, el FMI podría retener los fondos, forzando una devaluación que Milei quiere evitar a toda costa.
El costo para la gente y un modelo que no funciona
El ajuste de Milei está teniendo un impacto muy duro en la vida de los argentinos. Los salarios reales cayeron un 10,6% en enero de 2025 comparado con el promedio de 2023, lo que significa que cada trabajador perdió 1.904.403 pesos desde que Milei asumió, según el IAG. El consumo se derrumbó: las ventas en supermercados bajaron un 10,5%. El PBI cayó un 1,7% en 2024, con sectores clave como la construcción (-24%), la industria (-6,7%) y el comercio (-7,3%) en picada. Se perdieron 118.019 empleos formales, incluyendo 64.400 en la construcción, y el trabajo doméstico cayó un 20%. Además, el 23 de marzo se cortó la moratoria previsional, dejando a miles de personas sin acceso a una jubilación digna.
Este sacrificio no está dando resultados. La fuga de 1.922 millones de dólares en inversión extranjera va en contra de las promesas de Milei. Sin el FMI, el dólar podría dispararse; con el FMI, Milei tendría que ceder en su postura. El ajuste no genera confianza: la brecha cambiaria sigue alta, el Riesgo País no baja y la inflación amenaza con volver a subir. Mientras los esfuerzos del gobierno por reforzar la confianza son insuficientes. El modelo de Milei parece un castillo de naipes que castiga a la mayoría de los argentinos mientras el FMI duda, atrapado en una lógica que no se sostiene.
Buenos Aires, 31 de marzo de 2025.
*Investigador del Instituto Argentina Grande (IAG)