Google ha perdido varios juicios en Argentina, en su mayoría referidos a derechos y garantías individuales. Pero en el caso de Cristina Kirchner se trata además, de un problema social y cultural que pone en juego el destino de todo un país, y desnuda la indefensión de las personas comunes ante el proceso de concentración de las comunicaciones en el mundo.
Por Luis Bruschtein*
(para La Tecl@ Eñe)
Muchos se tomaron en broma la causa judicial que inició la vicepresidenta Cristina Kirchner contra Google. Pero, junto con todas las demás que ha perdido la megacorporación, la demanda desnuda la indefensión de las personas comunes ante el proceso de concentración en el mundo de las comunicaciones. Y no sólo de cada persona, sino también del conjunto de la sociedad porque la difamación de Cristina Kirchner busca debilitar al movimiento popular.
Google es un buscador, un motor de búsqueda, no escribe ninguno de los contenidos, pero los jerarquiza, ya sea por una cuestión comercial directa o por la relación de sus algoritmos. Como fuera, cuando se ponía el nombre de Cristina Kirchner, aparecía en primer lugar un texto de Wikipedia al que en vez de vicepresidenta le habían puesto “Ladrona de la Nación Argentina”.
La empresa viene de perder juicios en la Unión Europea por miles de millones de euros por abuso de situación dominante en el mercado para favorecer a alguno de sus productos. La preocupación que generó la concentración en el mundo de la comunicación se puso en evidencia también el mes pasado cuando el Congreso de Estados Unidos, tanto republicanos como demócratas, hizo comparecer a los Ceos más importantes de cuatro BigTech: Google, Apple, Amazon y Facebook.
En los cuatro casos, el motivo de la convocatoria en la que comparecieron Sundar Pichai por Google, Jeff Bezos por Amazon, Mark Zuckerberg por Facebook y Tim Cooke por Apple, fue el abuso de posición dominante en el mercado. Algo que a los argentinos se nos quiso presentar como un argumento extremista cuando se discutió la ley que buscaba frenar la concentración de los medios.
Había causas específicas: en el caso de Amazon, por imponer precios; en el caso de FB por haber comprado a precios más caros que los del mercado; a Whatsapp e Instagram por eliminar competencia y a Apple por cobrar comisiones abusivas por sus aplicaciones.
El motivo principal fue el económico, pero algunos legisladores apuntaron al contenido. Google interviene en el 94 por ciento de las búsquedas que se realizan en Estados Unidos. Una manipulación mínima, como ha sido el caso de Cristina Kirchner en Argentina, puede influir en el clima político o en las elecciones de un país.
No es una fantasía, quedó demostrado en la investigación del parlamento inglés sobre la intervención de la empresa Cambridge Analytica en comicios de todo el mundo utilizando información de millones de usuarios obtenida en Facebook. Uno de esos comicios fue cuando ganó el Brexit en Gran Bretaña, y que motivó esa investigación. Otro fue el de 2015 en Argentina, cuando Mauricio Macri ganó por escasa diferencia.
«Nos comprometemos a trabajar con los congresistas, incluyendo los miembros de esta comisión, para proteger a los consumidores y mantener el papel tecnológico de Estados Unidos en el mundo», dijo Sundar Pichai.
Y Zuckerberg agregó: «Creemos en los valores -democracia, competencia, inclusión y libertad de expresión- en los que se asienta la economía estadounidense”. “China está construyendo su propia versión de internet centrada en ideas muy diferentes y están exportando esa visión a otros países», arguyó el fundador de la principal red social del mundo, que ha censurado varias publicaciones de colectivos feministas, de diversidad sexual y expresiones políticas.
Google ha perdido varios juicios en Argentina, en su mayoría referidos a derechos y garantías individuales. Pero en el caso de Cristina Kirchner se trata además de un problema social y cultural, que pone en juego el destino de todo un país, no solamente el de una persona aislada.
Si en esos días de mayo se buscaba por Google al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, aparecía como “enano comunista”, y el ex presidente Amado Boudou como “parásito argentino”.
Resulta evidente que se trató de una campaña informática y no del error o la travesura.
A diferencia de las otras causas contra Google, más allá de su defensa en términos personales, la demanda de Cristina Kirchner es un hecho político contra la capacidad de estas megacorporaciones para interferir en los procesos democráticos.
Buenos Aires, 5 de octubre de 2020.
*Periodista.