Vicente Zito Lema estrena una nueva obra de teatro, “Las islas en el manicomio. Gurka dialogado; 40 años después”, que toma como marco la guerra de Malvinas.
Vicente Zito Lema estrena una nueva obra teatral de su autoría, “Las islas en el manicomio. Gurka dialogado; 40 años después”. Fácil adivinar que la trama de su reciente creación toma como marco la guerra de Malvinas, y más si pensamos en la proximidad de otro 2 de abril. No es la primera vez que Zito Lema aborda este tema. Ya en la década del ´80 presentó “Gurka”, un unipersonal apoyado en la dura reflexión de un joven marginal al que le tocó marchar al frente y a su regreso terminar en un hospital psiquiátrico. Para interiorizarnos sobre la materia con la que elaboró esta nueva pieza teatral entrevistamos al autor de “Conversaciones con Enrique Pichon-Riviere sobre arte y la locura” con la sospecha de que “estamos ante el gran archipiélago de las leyendas argentinas vistas desde el punto del máximo dolor”, como escribió en este sito el recordado Horacio González sobre la dramaturgia de Zito Lema.
Por Juan Mineldin*
(para La Tecl@ Eñe)
– En estos días usted presenta “Las islas en el Manicomio”, una nueva obra de teatro que por su subtítulo “Gurka dialogado” nos remite a otra pieza teatral suya, me estoy refiriendo a Gurka. ¿Es así?
–Hay una relación profunda entre “Las islas en el Manicomio” y “Gurka”. El personaje central es el mismo y la cuestión a tratar es la misma, la guerra de Malvinas y sus dolorosas consecuencias. Lo que también pasa es que han pasado 40 años desde aquella guerra, y el desafío es hacer una nueva lectura histórica de esa tragedia. Yo lo sintetizo diciendo: la guerra de Malvinas debe ser vista hoy como una continuidad del Terrorismo de Estado y de las secuelas que sigan marcando la vida de nuestro país. Por lo tanto, si bien el tema en general es el mismo, la sustancia de la cosa es la misma, y el personaje principal sigue siendo ese muchacho, ese soldadito humilde mandado por la dictadura militar de la época como carne de cañón a las Malvinas, también es evidente que en estos 40 años hay nuevas circunstancias, relaciones, consecuencias que demandan una nueva interpretación de aquel acontecimiento. Es decir que podríamos hablar ahora de una segunda parte de aquel “Gurka” original.
– ¿A qué se debe la necesidad de realizar esta obra?
– Creo que para bien o para mal no soy la misma persona que escribió “Gurka”. En esos momentos era un hombre recién vuelto del exilio y ahora soy un hombre que ha pasado los 80 y que lleva una buena parte de su vida nuevamente en el país. Cuando escribí “Gurka” pesaba en mí un hecho concreto: durante la guerra de Malvinas yo estaba en la situación de exiliado en Europa, y sufrí las consecuencias en mi espíritu, en mi escritura, en mi visión de los hechos, con todas sus contradicciones en carne viva. La guerra de Malvinas dividió aguas, por la postura pública que debíamos sostener los exiliados. En Europa no se entendía cómo desde el exilio, sufriendo esa situación, seguíamos condenando a Inglaterra. No podían distinguir cómo muchos de nosotros condenábamos simultáneamente al Terrorismo de Estado en el país y al histórico terrorismo que ha causado en el mundo la política colonial de Inglaterra. Enfrentábamos una pregunta directa: ¿cómo ustedes, perseguidos por la dictadura en su país, ahora critican al gobierno inglés que está contribuyendo a derrocar a esa dictadura que los obligó al exilio? Son todas contradicciones profundas, que obviamente están ligadas a la primera escritura de “Gurka”; tampoco hay que dudar que esas contradicciones siguen pesando en la Argentina de hoy, sumadas a las nuevas contradicciones y secuelas del conflicto que hoy podemos distinguir con mas claridad, en la lectura que hacemos de aquella tragedia.
-Hay dos momentos históricos que usted vivió desde el exilio: la aparición en escena de las Madres de Plaza de Mayo y la Guerra de Malvinas, ¿cómo canalizó esos acontecimientos?
– Apenas llegué al país trabajé con dos obras de teatro, una es “Mater”, sobre las Madres de Plaza de Mayo y los desaparecidos. A la par estrené la obra “Gurka”, junto a Norman Briski, obra que muchos consideran la primera escrita y puesta en escena sobre Malvinas. Es decir, la conmoción que me causaron los hechos, la volqué en el campo del teatro. Junto a ello, me animo a recordar que muchos ven a “Mater” como una de las primeras obras de arte sobre las Madres y los desaparecidos, presentada en forma pública, y con toda la repercusión que tuvo entonces, que llegó incluso a que “Mater” se presentara en la propia Plaza de Mayo. También se montó en distintos teatros, canchas de futbol, fábricas, universidades y otros espacios, tanto tradicionales como estrictamente populares, incluso en villas de emergencia, por todo el país. Fue una auténtica conmoción cultural, que contó con la participación de actores, actrices y músicos de gran prestigio, y de otros que iniciaban su vocación asumiendo un fuerte compromiso. Recorrimos el país haciendo la obra con el apoyo decidido de las Madres de Plaza de Mayo y de otros organismos de defensa de los Derechos Humanos. Fue una experiencia inolvidable.
Al poco tiempo terminé de escribir “Gurka”, cuando todavía el tema quemaba tanto que no había sido abordado suficientemente desde el arte. Tampoco hay que olvidar el impacto que causó que en la primera puesta de “Gurka”, participara un grupo grande de internados del hospital Borda, incluso el excombatiente, ahora sufriendo las secuelas psíquicas de la guerra, cuya historia se relata. Estas dos obras, “Mater” y “Gurka”, construyen la base inicial de mi propuesta creativa que llamo Antropología Teatral Poética, y que sigue viva en todas las otras obras que escribí, muchas de ellas con mi propia dirección y participación como actor.
– ¿Y qué encontramos en “Las islas en el manicomio“ que no localizamos en la puesta original de “Gurka”?
En este momento histórico quiero que la obra represente no sólo la tragedia que sufrieron tantos muchachitos que fueron obligados como soldados a combatir en esa guerra y sufrieron todas las consecuencias en la guerra y en sus efectos posteriores, que van desde el olvido, el desprecio, el abandono, hasta la locura y el suicidio. Toda esa tragedia sucedió, pero también en estos cuarenta años hemos sufrido nuevas tragedias, entre otras una crisis social, cultural, económica cada vez mas terrible, que se ha ido acumulando, y que vemos reflejado hoy en un sufrimiento social extremo, con la pobreza, el abandono, la deserción escolar, la cantidad de gente durmiendo en la calle, todas esas formas de la muerte social, que tienen hoy más potencia todavía de la que tuvieron en plena época de la dictadura militar. Que nadie se confunda, pues enfrenté esas dictaduras con todas mis fuerzas, nadie olvida las torturas, las desapariciones, los miles de asesinados, pero no puedo callar la crueldad social monstruosa que vivimos hoy en día, cuyo símbolo es que la mitad de nuestros niños y niñas viven en la pobreza, y ponen en duda la propia existencia de la democracia.
Obviamente no puedo montar hoy una obra de teatro y ser fiel a lo que entiendo qué es el arte, si dejo totalmente de lado la realidad siempre en movimiento del hoy y aquí. No puedo hablar de Malvinas y nada más que de Malvinas de hace cuarenta años. Entonces lo que ocurre hoy como tragedia social lo abordo también en la obra, tratando que sea una continuidad histórica, no el simple agregado de hechos sueltos, porque perdería toda seriedad intelectual y se caería también artísticamente. Sería un simple pastiche, más que un enriquecimiento, hubiéramos caído en un engorde.
Esta obra, en su nueva versión, es un desafío, porque enfrentamos la lucha contra el olvido de lo que pasó en Malvinas, que yo veo como parte del Terrorismo de Estado, y a la par los graves acontecimientos sociales que hoy nos conmueven. Han ocurrido pestes, la peste de ahora, y las pestes de antes, y la peste del hambre que nunca cesa y nos mata cada vez más.
Hay otro hecho contundente, que nos atrevemos a tratar en esta puesta de “Gurka”. Es el rol cultural, social, político, potentísimo, que hoy por hoy tienen la mujer y los movimientos donde ellas se organizan con toda pasión y conciencia critica. La mujer, y duele decirlo es también hoy un símbolo de grandes sufrimientos, porque el femicidio es una directa consecuencia de la realidad violenta que enfrentamos en esta nueva crisis civilizatoria. Yo quise entonces que, de alguna forma, desde mis posibilidades artísticas y mi conciencia critica, tal situación estuviera viva también en esta nueva obra sobre Malvinas, y que el soldadito enloquecido, sufriente, sea igualmente símbolo del drama social de hoy. De allí que, entre otras modificaciones de fondo, el personaje central en escena, el soldadito martirizado, sea encarnada hoy por una mujer, en este caso la actriz Nara Carreira.
-Rescaté un párrafo de su nueva versión de “Gurka” para reflexionar con usted. Dice así: “Creo que aquí (por el manicomio) es igual que allá afuera, pero más duro… más en carne viva. Aquí se puede mentir menos… Nadie tapa nada… Y no está mal reírse un poco… también de nosotros… Si es que se puede, aquí la tristeza abunda… Es un espejo que todo lo agiganta…”. El hospicio del que habla usted en su obra ¿es el fiel reflejo de la locura de estos días en el seno de nuestra sociedad?
– Creo que históricamente los manicomios han sido convertidos en un espejo gigante de la realidad social. Recuerdo haber escrito de que si uno quiere conocer en un momento dado una ciudad a la que llega por primera vez debe recorrer sus ferias, sus mercados, sus espacios públicos y animarse, si es posible, a entrar en sus cárceles y hospicios. ¿Por qué? Porque en las ferias y en los mercados se ven todas las contradicciones de la vida cotidiana. Y en las cárceles y manicomios están reflejados los tabúes, las realidades, los prejuicios, las formas de tortura de cada época, las relaciones de poder entre el que está arriba y el que está en situación de dependencia, de dependencia incluso extrema. Ahí se ven las agonías de no tener futuro, de no tener mañana. Todo esto aparece bien desnudo, en carne viva, porque es duro decirlo, pero si alguien está condenado a vivir en un manicomio ya no se lo ve ni se lo juzga como responsable de sus actos. Puede decir lo que quiera y que quizás en otro lugar no diría. Aunque también es cierto que esto tiene sus matices y contradicciones, porque de alguna forma esa desesperación por decir la verdad acarrea también castigos. No se puede olvidar que hay una historia de las internaciones donde “el loco rebelde” ha sido castigado de forma atroz. La realidad es que adentro y fuera de las instituciones de la pobreza, los dueños del Poder castigan todos los cuestionamientos. Cuando esto sucede en un hospital psiquiátrico, las dimensiones son abrumadoras.
Son casi 50 años que trabajo en cárceles y manicomios fundando talleres de escritura y arte, y lo sigo haciendo en estas épocas tan difíciles y sigo creyendo que el arte y la reflexión contribuyen a crear conciencia, a despertar ansiedad de belleza, que es una esencia humana, que es una gigantesca necesidad humana en espacios y en tiempos en que pareciera que lo único que existe es la muerte y los anticipos de la muerte.
-En esta variedad de lenguajes, el poeta dentro de la obra es Vicente Zito Lema con todas sus ideas y todas sus perturbaciones, aparece el poeta preguntándose cuál es la finalidad de la poesía.
– Quiero ser justo. El poeta que anuncia la tragedia, que participa de la tragedia, que viene de afuera y desencadena la tragedia lo vengo haciendo desde hace mucho tiempo. Ya en mi obra “Locas por Gardel” que la escribí en la década del 70, la tragedia la desencadena el poeta que va al hospital psiquiátrico y que por complejas circunstancias pasa allí el último día del año y da pie a la tragedia. Es decir, que el poeta es aquí el desencadenante, más que testigo, del dolor que se da en ese espacio y que a veces incluso va a ser sacrificado por los que él quiere redimir de alguna forma. Es casi como un Jesucristo desafiante que sufre incluso a partir de los que el quiere ayudar. Estamos ante la gigantesca contradicción del que viene de afuera, y por propia voluntad entra en la trama del desastre social. Esa figura la he trabajado mucho y quizá tenga algún origen místico, religioso, pero también es parte de la historia de las luchas sociales por humanizar la vida.
-¿Convierte usted con su teatro, como diría Pichon-Riviére, lo siniestro en maravilloso?
– Es lo que intento, porque creo en ello. Además, esa frase, ese profundo concepto, se lo escuché decir en persona a Enrique Pichon-Riviére, que como bien se sabe fue un gran maestro. En lo personal, y lo digo humildemente, tuve el privilegio de que fuera mi propio maestro. No olvido mi libro “Conversaciones con Pichon-Riviére sobre el arte y la locura”. Y no olvido tampoco mi novela “Luz en la selva”, sobre la infancia de Pichon-Riviere, de su vida familiar, buscando entender allí sus contradicciones, sus gigantescos aportes que ha dado a la cultura de nuestro país. Creo en esas contradicciones entre lo siniestro y lo maravilloso, y creo en esa necesidad de vida de superar las contradicciones. Lo intento con lo que escribo, lo intento con las clases que doy y lo intento con mi propuesta de arte, con la poesía, con el teatro, con esos géneros de fusión con los que trabajo desde hace tantos años. Más allá de cualquier vanidad personal, que todos tenemos, pienso que no se podrá negar mi obstinación, porque mi primer libro sobre estos temas del arte y la locura, de lo siniestro y lo maravilloso se publicó en la década del ’60, y mi último libro aparece en estos días, como antología completa de todos los monólogos y diálogos teatrales que escribí cumpliendo con mis propios postulados de la Antropología Teatral Poética.
-Usted dice que una cosa es escribir poesía y otra cosa es vivir la poesía, ¿vive la poesía?
-Me atrevo a sostener que siempre lo he intentado, acompañando mis palabras con mis actos, y cuando me piden algunas líneas sobre mi vida, hoy por hoy sintetizo: Leo y escribo y no cierro mis ojos ni clausuro mis oídos ante la realidad del mundo, sabiendo también que la realidad puede ser nuestra capacidad de soñar y luchar por construir un cielo aquí en la tierra.
SINOPSIS
Esta obra fue escrita, actuada y puesta en escena según los conceptos de la Antropología Teatral Poética. Parte entonces de un hecho real, de un acontecimiento trágico que impactó y sigue impactando en nuestra realidad social: la guerra de Malvinas. Aquí se la aborda, 40 años después, como una prolongación del Terrorismo de Estado, a partir de las vivencias reales de un excombatiente, internado por años y años en un hospicio de nuestro país.
Será el manicomio entonces, como representación de todas las instituciones de castigo que destruyen diariamente el cuerpo y el alma, el espacio que mostrará como un espejo gigante la crueldad de nuestra sociedad, la humillación de los sectores más humildes, la manera en que la violencia y el reino de la avaricia aniquilan los vínculos amorosos, y pugnará desde una poética redentora, por enfrentar al poder en toda su dimensión infernal. También en la desmesura agónica de una guerra.
¿Como condensar el sentido de esta obra? Mostrando con todos los instrumentos del arte (el cuerpo en acto, la música, el canto, el uso de la luz como posibilidad material del sueño y la desesperación de la palabra poética por convertir lo siniestro en maravilloso), la tamaña brutalidad que rige hoy por hoy en nuestra civilización.
Estamos aquí frente a un espectáculo que pretende poner ante nuestros ojos la verdad de una sentencia poética: si hay un infierno está en la tierra.
FICHA TÉCNICA
Dramaturgia y dirección: Vicente Zito Lema
Actúan: Nara Carreira y Vicente Zito Lema
Canto: May Re
Piano: Alicia Mazzieri
Contrabajo: Daniela Augurio
Diseño de iluminación: Sergio Iriarte
Producción y asistencia de dirección: Regine Bergmeijer
Funciones: viernes 1 y sábado 2 de abril, 21 hs.
Sala: Hasta Trilce, Maza 177, CABA
Entradas: Por “Alternativa Teatral” o en la boletería del teatro.
Buenos Aires, 31 de Marzo de 2022.
*Periodista.