La carta de un amigo escritor que narra la grave situación que vive el pueblo hermano de Colombia. La revalorización de la palabra enemigo cuando de valores humanos se trata – el miedo que produce su uso, por peligrosa, en tiempos en que se ha abandonado la idea de lucha de clases -. Una nueva entrega de las aguafuertes pandémicas de Noé Jitrik.
Por Noé Jitrik*
(para La Tecl@ Eñe)
¿Cómo hablar de lo que está pasando en Colombia? No lo podemos tomar como una característica de un país en el cual la violencia política ha sido constituyente y una tradición. Reproduzco una carta que me acaba de mandar Fernando Cruz Kronfly, un brillante escritor: lo dice mejor de lo que uno podría decirlo y desde el centro de los tan complicados y afligentes hechos.
“Tuve que venir de la Cordillera a Cali para hacerme aplicar la vacuna y al día siguiente empezó este levantamiento popular, de proporciones inimaginables. Tantas cosas pueden decirse. El paro obrero se convirtió en el inmenso río que recogió toda la rabia social contenida durante décadas y se desbordó. Y todo esto en manos de un gobierno incapaz, representante de un partido de gobierno de extrema derecha. No sé si afortunadamente, creo que sí, el partido demócrata norteamericano ha estado vigilante de nuestra situación y el Presidente ha debido manejar dos lenguajes: uno para afuera y otro para adentro, pero ambos se niegan en la realidad. Porque la manera de este gobierno de enfrentar la situación es armada, incluso utilizando francotiradores vestidos de civil en forma de paramilitares. Hay muertos, heridos y DESAPARECIDOS. Los organismos internacionales de derechos humanos han estado vigilantes. La tecnología (los teléfonos celulares) en manos de la gente en la calle, ha permitido acumular pruebas y evidencias fotográficas y videos, que soplan por las redes, y al gobierno le ha resultado imposible negar los hechos de la brutalidad policial. Avanza una mesa de negociación entre el gobierno y el comité nacional del paro y es posible que se llegue a un acuerdo, porque ya se cayó la reforma tributaria criminal, la reforma a la salud (neoliberal) y se logró la matrícula cero valor para estudiantes universitarios de los tres primeros estratos. Todo esto, por fuera de la mesa de negociación. En fin, querido Noé, todas las carreteras del país están bloqueadas, pues el paro también es «camionero». Yo nunca antes había vivido algo parecido. Finalmente, si no se logra un acuerdo rápido, el gobierno tiene como opción la declaratoria del estado de emergencia, que equivale a un golpe de estado en cabeza del presidente, con todas sus consecuencias. Estamos enfrentados a este chantaje.
Es realmente muy poco lo que he podido decirte, puesto que la complejidad de todo esto, en cuanto a su composición (lumpen urbano criminal, obreros, campesinos, indígenas, camioneros, estudiantes, feministas, negritudes, en fin), todo lo cual permite imaginar la caja de Pandora que es esa mesa de negociación. Presagio que lo que el paro puso en marcha, destapó y sirvió de inmenso y poderoso río colector, no lo apagará ninguna negociación. Y es muy probable que el lumpen criminal que apareció y se tomó los barrios y las ciudades, jamás regrese a su estado anterior. Pero, por fuera del paro y del concepto de «protesta social», podrá ser asesinado calladamente…. Tal como están las cosas no sé cuándo podré volver (a la Cordillera) pues de las carreteras se han apoderado maleantes armados que ponen «peajes» y cobran a SU MODO sumas importantes de dinero por dejar pasar. Y, quien no entrega las sumas exigidas, puede ser herido o muerto. NO lo imagino ni lo supongo: esto ya está sucediendo. Amparado ahora por el paro, pero dentro de sus propias lógicas independientes, autónomas y códigos.
En fin, es de no acabar. Las luchas de clases que leímos en otro tiempo, acá toman características inéditas e inimaginables.”
Se sabe lo que significa la palabra “amigo”, así como, aproximadamente, de donde viene: si, como se afirma en los diccionarios, se relaciona, por la raíz “am”, con “amar (en latín “amare-amicus”), recibe en su acepción todos los beneficios que implica esta cercanía: afecto, solidaridad, comprensión, ayuda, etcétera: nada hay superior a esta noción y disfrutar de ello un privilegio que todos los seres humanos, y hasta animales, buscan tener. Es claro que suele también ser bastardeada cuando se la aplica a meros conocidos: amigos de verdad son de toda la vida, amigos de ocasión son efímeros y se olvidan. Pero, ¿cuándo surge la noción y se incorpora a modos de vida que hoy nos parecen naturales? En una pura hipótesis, diría que es cuando los seres humanos comprenden que deben afirmarse en su estar en el mundo, siempre en duda, razón por la cual es obvio que es una relación, o sea que se necesita de otros, la alteridad es el cemento de la amistad se puede afirmar sin reparos. Y si todo eso no ofrece dudas y da lugar a múltiples operaciones –apelar a un amigo, ser traicionado por un amigo, contar con un amigo- que dan origen a correlativas narraciones, más complejo, e interesante, es tratar de comprender su antónimo, el enemigo, esa figura torva y enigmática que ha permitido imaginar tantos personajes y comprender tantas otras situaciones.
El enemigo nos acecha, es muy difícil que haya alguien que no tenga por lo menos un enemigo, existe y problematiza en el campo de lo individual que, es conocido, cuando se verifica es difícil de soportar pero es tan general que se traslada a lo estructural sin perder rasgos de la primera relación, la lucha de clases, y a lo nacional, países enemigos. Es claro que los enemigos no nacen sino que se hacen, algunos muy pronto, el alevoso sujeto que intenta asesinarnos suele considerar que somos enemigos, otros lo construyen porque son obstáculos tanto en lo económico, el ocupante de tierras que hace de los indígenas que están ahí sus enemigos, como en lo político, el macrismo que inventó el kirchnerismo y lo convirtió en enemigo, como los nazis lo hicieron con el resto del mundo. No se puede no mencionar a otros constructores de enemistad que lo hacen con más arte y paciencia, los bancos por ejemplo, o los gobiernos, ni tampoco a los que llevan dentro la semilla de la enemistad, los “White” para quienes el “Black” es un enemigo por naturaleza, hay muchas posibilidades de reconocer tales modos de construcción pero, en todo caso, se puede decir que lo común a todos ellos es que una vez que definen al enemigo consideran lógico y natural querer borrarlo de la faz de la tierra, como se dice en los himnos nacionales. En suma, todos sabemos, creo, cuántos tipos de enemigos nos rodean y hasta los podemos reconocer, más pronto lo advertimos más sabios nos ponemos.
Para un corazón tierno como el de Rousseau el ser humano es bueno por naturaleza pero aun él puede tratar de entender por qué en todos los casos mencionados se transforma y se convierte en enemigo de alguien o de algo. Pero, una vez presentada la figura y alguno de sus rasgos, no es vano preguntarse cuándo y por qué entró en escena. No creo que sea fácil responder, falto de severas hipótesis antropológicas, porque su aparición debe haber sido tempranísima, un poco antes del “homo sapiens” y acaso durante su vigencia se consolidó hasta adquirir los rasgos que se reconocen hasta hoy en día. Si quiero acercarme a esos momentos iniciales y básicos no puedo menos que, en un derroche de hipótesis audaces y acaso improbables, proponer que el enemigo emerge en virtud de tres razones, la primera apropiarse de mujeres, la segunda apropiarse del fuego y la tercera apropiarse de lo que poseen otros. Se dirá que previamente existe la intención y antes aún el deseo pero sea como fuere, desembocan en esa tríada. En cada uno de sus términos se desarrollan hasta el punto final, o un enemigo gana la partida o es derrotado pero, en ambos casos, logra convertir al otro en lo mismo.
De lo cual se infiere que el mundo está poblado de enemigos –los amigos son islotes solitarios pero suficientes para aguantar los ataques de los enemigos- pero también que la mitad, por lo menos, lo son por necesidad, la otra porque han nacido y crecido para serlo. Sería largo y fastidioso entrar en detalles y en historias pero lo que este razonamiento promete es comprender algunas cosas, en dónde cada cual se sitúa. Es claro que los resistentes franceses e italianos eran enemigos de los nazis y fascistas respectivamente, así como Dolores Etchevere es enemiga de los facinerosos de sus hermanos, cómo no serlo. ¿No serán enemigos de los capitalistas los comunistas y a la recíproca? Salvo hipocresías jurídicas, las de los que pretender llegar a arreglos cuando lo que en realidad defienden tenazmente es un privilegio, la enemistad es el nutriente de todo conflicto pero entonces, para tomar partido y apoyar a unos y no a otros, porque no todos son iguales, es preciso hacer jugar valores: no es lo mismo defender, por ejemplo, la vacunación universal que oponerse a ella para conseguir que, derrotado, el enemigo desaparezca.
Diría, porque la palabra es peligrosa –se suele decir buenamente que una cosa es un enemigo y otra un antagonista o un rival- que no hay por qué renunciar a ella si se trata de valores. En la alienación de la soberanía de un país actúan enemigos, no puedo creer que sean otra cosa, no puedo creer que “piensan” distinto, eso no es pensar. Cierto ministro, no heredero por cierto de Sarmiento ni de Pizzurno, consideraba, equidistante, que la frágil, la delicada Anna Frank murió a causa de disidencias entre dirigentes. Para los que la mataron ella era una enemiga, los que la mataron son mis enemigos aunque sean amigos del olvidable ministro.
Buenos Aires, 29 de mayo de 2021.
*Crítico literario, ensayista, poeta y narrador.
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Noé nos lleva de la mano, nos abre los ojos, nos cuenta, nos enfrenta con lo cotidiano que se hace nuevo para el asombro. Nos dá otra mirada. Gracias.