“Biología del fascismo”, del ensayista peruano de origen marxista José Carlos Mariátegui, tiene la virtud de haber sido escrito en el momento en que apareció el fascismo en la historia de Europa de comienzos del siglo XX. Mariátegui concluye su texto diciendo que la batalla final no será entre el fascismo y el socialismo sino entre el fascismo y la democracia. Sabias palabras del peruano.
Por Angelina Uzín Olleros*
(para La Tecl@ Eñe)
En el año 1925 José Carlos Mariátegui funda la editorial Minerva y publica su primer libro “La escena contemporánea”, una serie perteneciente a Biblioteca Moderna, de la editorial del mismo nombre. “Biología del fascismo” es uno de los textos agregados en ese libro que en 2012 “Nuestra América” publicó a modo de separata. La virtud de este texto es que fue escrito en el momento en que apareció el fascismo en la historia de Europa de comienzos del siglo XX.
El título resulta muy significativo dado que la metáfora organicista de comparar la sociedad con el cuerpo humano se impuso desde mediados del siglo XIX con la consolidación del positivismo, el cuerpo social es visto y estudiado con sus órganos y funciones, motivo por el cual reflexionar críticamente por aquellas épocas sobre el fenómeno del fascismo desde su biología, su conformación, es plausible sobre todo cuando ese análisis se realiza desde una postura marxista.
“Fascismo y Mussolini son dos palabras consustanciales y solidarias. Mussolini es el animador, el líder. El Duce (voz italiana de origen latino, de Dux, jefe de la república medieval de Venecia, fue el nombre que se arrogó Mussolini para significar su pretensión de conductor del fascismo). El fascismo es la plataforma, la tribuna y el carro de Mussolini. Para explicarnos una parte de este episodio de la crisis europea, recorramos rápidamente la historia de los fasci (Fasci, del latín fax, se refiere a la agrupación política) y su caudillo.”
Mussolini no fundó el fascismo, sino que él mismo fue la creación que engendró ese régimen político, fue un socialista radicalizado devenido en fascista. Mariátegui penetra en los orígenes y en su génesis, en su fuerza negativa contra el desarrollo de la libertad, de la democracia verdadera y de la revolución. Ese fascismo europeo de entreguerras concentró en sus filas una gran capacidad de movilización social, rechazando cualquier expresión de corte liberal, su esfuerzo por penetrar en todos los sectores sociales se concentró, según Mariátegui, en la clase media.
“Los sentimientos de decepción y de depresión nacionales eran propicios a una violenta reacción nacionalista. Y fueron la raíz del fascismo. La clase media es peculiarmente accesible a los más exaltados mitos patrióticos. Y la clase media italiana, además, se sentía distante y adversaria de la clase proletaria socialista. No le perdonaba su neutralismo. (El socialismo italiano había reclamado la neutralidad de Italia en la guerra y Mussolini propugnó la intervención rebelándose contra el pacifismo). No le perdonaba los altos salarios, los subsidios del Estado, las leyes sociales que durante la guerra y después de ella había conseguido del miedo a la revolución.”
Las metas del fascismo eran la destrucción de la izquierda, la paralización de la capacidad de movilización autónoma de la clase obrera a través de la exaltación y expansión de la Nación. Las influencias ideológicas más sobresalientes sobre su doctrina fueron el nacionalismo conservador, la expansión territorial, el concepto de la raza pura, el antimarxismo y la religiosidad que rechazó cualquier interpretación marxista de la historia. También el fascismo tuvo la influencia de una versión de la teoría de la evolución de Darwin que postulaba una lucha interminable entre los hombres y las naciones. De ahí proviene su culto a la violencia que caracterizó al fascismo porque representaba la voluntad de la “raza pura” para sobrevivir.
“Mussolini atrajo así la clase media a sus fasci di combatimento. Algunos disidentes del socialismo y del sindicalismo se enrolaron en los fasci aportándoles su experiencia y su destreza en la organización y captación de las masas. No era todavía el fascismo una secta programática y conscientemente reaccionaria y conservadora. El fascismo, antes bien, se creía revolucionario. Su propaganda tenía matices subversivos y demagógicos.”
El fascismo en Europa fue apoyado desde sus inicios por la clase media urbana y rural, se sintió amenazada por la organización y el creciente poder de la clase obrera, también por la crisis económica que afectó muy seriamente a los europeos en los años 1918 a 1935. En Italia, el pasado socialista de Mussolini y el hecho de que algunos sectores del proletariado italiano fueran de formación reciente, ayuda a comprender la presencia obrera en las filas del fascismo. En el análisis de Antonio Gramsci el fascismo nace justamente en estas circunstancias, cuando una revolución socialista se encuentra abortada, de ahí su célebre frase “cuando el mundo viejo se niega a morir y un mundo nuevo no puede nacer.”
Mariátegui dice: “Italia entró en un período de guerra civil. Asustada por las chances de la revolución, la burguesía armó, abasteció y estimuló solícitamente al fascismo. Y lo empujó a la persecución truculenta del socialismo, a la destrucción de los sindicatos y cooperativas revolucionarias, al quebrantamiento de huelgas e insurrecciones. El fascismo se convirtió así en una milicia numerosa y aguerrida. Acabó por ser fuerte por el Estado mismo. Y entonces reclamó el poder. Las brigadas fascistas conquistaron Roma. Mussolini, en “camisa negra”, accedió al gobierno, constriñó a la mayoría del parlamento a obedecerle, inauguró un régimen y una era fascista.”
“La experiencia italiana es extraordinariamente instructiva a este respecto. En Italia la burguesía saludó al fascismo como a un salvador. La Tersa Italia cambió la garibaldina camisa roja por la mussoliniana camisa negra. El capital industrial y agrario financiaron y armaron a las brigadas fascistas. El golpe de Estado fascista obtuvo el consenso de la mayoría de la Cámara. El liberalismo se inclinó ante el principio de autoridad. Pocos liberales, pocos demócratas, rehusaron enrolarse en el séquito del Duce.”.
También contó con el aval de algunos filósofos como Giovanni Gentile que recordaba en sus ensayos las palabras de Jesucristo: “No vine a traer paz, sino guerra. Vine a poner fuego sobre la tierra”, quien fuera el filósofo del idealismo se transformó en el filósofo de la violencia. Mariátegui concluye su texto diciendo que la batalla final no será entre el fascismo y el socialismo sino entre el fascismo y la democracia. Sabias palabras del peruano.
José Carlos Mariátegui (1894 – 1930) Ensayista peruano, uno de los pensadores más influyentes en el ámbito de la reflexión sobre la cultura y sociedad de su país. Destacado activista político, fue además el fundador del Partido Socialista Marxista Peruano. En vida, Mariátegui publicó solo dos libros: “La escena contemporánea” y los “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”, dejando inacabados e inéditos dos más: “El alma matinal» y «Defensa del marxismo” publicadas en 1950 y 1955, respectivamente, aunque gran parte de ellos ya había sido publicada en la prensa. Todas estas obras, sumadas a su abundante producción periodística recopilada entre artículos, conferencias, ensayos y una novela breve, han sido editadas por sus herederos (su esposa y sus hijos), hasta llegar a conformar 20 tomos. Hay que señalar sin embargo, que entre dichos tomos hay dos biografías del autor, una de María Wiesse y otra de Armando Bazán, una síntesis del contenido de la revista “Amauta”, realizada por Alberto Tauro del Pino y una antología poética de diversos autores inspirada en la vida y obra de Mariátegui. Las Obras completas, propiamente dichas, suman 16 tomos. Sustancial obra que fue producida en un lapso de siete años (1923-1930).
Martes 22 de julio de 2025.
*Dra. Ciencias Sociales. Coordinadora Académica Maestría en Género y Derechos. UNGS/UADER.
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