Se cumplen ocho años de la detención de Milagro Sala, prisión que es política y también histórica, y una afrenta a los deseos colectivos de un humanismo solidario con los más débiles.
Por Conrado Yasenza*
(para La Tecl@ Eñe)
Pasaron ocho años desde que Milagro Sala fue detenida en el penal del Alto Comedero. Milagro Sala fue presa política en la Argentina de la “revolución de la alegría”, durante el gobierno del slogan “primero los de abajo” y en el actual experimento libertario. Una presa personal del Leviatán Morales. El 16 de enero de 2016 su vivienda fue allanada por fuerzas policiales sin identificación, y Milagro, en una escena de dramatismo político no vista en años de vida constitucional ininterrumpida, hizo pública, in situ, su detención a través de la red social Twitter – hoy X. De allí en adelante, una tortuosa sucesión de hechos aberrantes buscó quebrar física y psicológicamente a Milagro, uno de los símbolos de la organización popular.
El punto terrorífico fue el asesinato de Nelson Cardozo, detenido en penal de Gorriti. El joven era sobrino de Alberto Cardozo, uno de los presos políticos vinculados a la Tupac Amaru. El Servicio Penitenciario de Jujuy informó que se trataba de un suicidio, pero según el informe oficial realizado por el médico forense del Poder Judicial jujeño, Guillermo Robles Ávalos, Cardozo falleció producto de golpes recibidos “en el cuerpo y la cabeza”. Segundo Soria, el abogado que defendió a Cardozo mientras estuvo preso, agregó que “los golpes que tiene en el cuello, que son marcas, fueron realizados post mortem, es decir que quisieron disimular el asesinato y hacerlo pasar como que se había ahorcado”. Es decir, fue asesinado y luego colgado en su celda para simular un suicidio. El asesinato de Nelson Cardozo habría sido el resultado de una dura sesión de tortura para que el joven militante inculpara a Milagro Sala en diversos delitos a cambio de la libertad. Cardozo se negó y fue golpeado hasta que murió.
Recordemos por qué fue detenida Milagro Sala, quien además poseía fueros que impedían su arresto ya que había sido elegida parlamentaria del Mercosur. La detención de la dirigente de la Tupac Amaru se produjo tras haber sido denunciada por el gobernador jujeño Gerardo Morales, quien la acusó de «instigación a cometer delitos y tumultos en concurso real», por el acampe que la Red de Organizaciones Sociales realizó frente a la Gobernación.
En el mes de octubre de 2016, el “Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria» de Naciones Unidas, comunicó que «la detención de la señora Milagro Sala es arbitraria» y solicitó «al gobierno de la República Argentina liberarla de inmediato».
El viernes 1° de diciembre de 2016, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reclamó por la inmediata liberación de Milagro Sala. En el comunicado difundido por la CIDH, puede leerse: «urge al Estado de Argentina a dar pronta respuesta a la decisión del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detención Arbitraria que califica la detención preventiva de Milagro Sala como arbitraria llamando a su liberación inmediata».
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) a través del entonces presidente, Horacio Verbitsky, consideró que el informe emitido por el Grupo de Trabajo de la ONU puso en marcha “un mecanismo vinculante que debe cumplirse”, y remarcó que “el Estado argentino tiene que emitir una respuesta tras la resolución de este organismo de la ONU. No es una cuestión del gobierno de Jujuy, cuyo gobernador (Gerardo Morales) viene diciendo muchas cosas desde que Milagro (Sala) está detenida”.
Morales, aliado del gobierno Nacional de Mauricio Macri, reaccionó ante la sugerencia de la ONU afirmando que «es bastante liviana la opinión porque afirmar que está presa por el acampe y desconocer que se robaron 29 millones de pesos, que hemos visto todos los argentinos, no se ajusta a la verdad». En una exhibición de misoginia explícita y de violación a la división de funciones que estipula el sistema republicano y democrático, el entonces gobernador dijo «No voy a liberar a esa mujer». Por otra parte, la hipérbole de Morales sobre la visión de todos los argentinos volvió risible lo expresado. Morales es, además, un desconocedor de la lógica aristotélica.
La reacción de Mauricio Macri, presidente cuando se inició la persecución judicial a Sala, fue aún más desopilante. Al cerrar el “retiro espiritual” realizado en Chapadmalal, Macri hizo gala de un esencialismo primitivo para defender la detención arbitraria de Milagro Sala: “Nos ha parecido que había una serie de delitos importantes que ameritaban que hubiese causas”. El operativo “linchamiento público” se puso en marcha.
¿Quiénes avalaron ese parecer de Macri? Así se manifestó la estrategia que definió el ataque final contra la libertad de Sala: Trece diputados del gobierno de Jujuy, un número considerable para una legislatura pequeña, presentaron un proyecto de ley para que se realice una consulta popular que determinara por sí o no sobre la libertad de Milagro Sala, violando las normas constitucionales esenciales del Estado de Derecho y del Estado Democrático de Derecho. El pueblo no puede deliberar sobre cuestiones que desconoce y que están sujetas a legislaciones y a la esfera de la actividad parlamentaria. Tampoco podía ser consultado en un contexto político de miedo y presión sobre quienes tenían una valoración positiva de la obra social, política y militante desarrollada en Jujuy por la organización Tupac Amaru. La fuerte campaña mediática contra la diputada del Parlasur, invalidaba esa consulta. La iniciativa la presentó el jefe del Bloque Primero Jujuy, Marcelo Nasif, hombre del vicegobernador Carlos Haquim, quien pertenecía al Frente Renovador, y que, además, definió las acciones de la ONU y la OEA como consecuencia «de profundos lobbys que han llevado a cabo funcionarios, políticos y periodistas de la Administración anterior”. Otra vez la idea nefasta de la Campaña Anti-argentina. Grave y absurdo a la vez.
Un dato no menor que explica el visceral encono hacia la irrupción de la Tupac Amaru es haber puesto en relieve la alternancia política entre el peronismo y radicalismo jujeños, cuyo resultado fue el abandono y desatención de los sectores más vulnerables de la provincia. Un tópico: Gobiernos para ricos. El sociólogo Adrián Berardi lo explicó en profundidad en una muy buena nota publicada en la revista Anfibia (Por qué Jujuy, Por qué Milagro http://www.revistaanfibia.com/ensayo/porque-jujuy-porque-milagro/). Berardi sostiene allí que “la hegemonía electoral del PJ, su fragmentación interna y la debilidad de la UCR de trasladar su oposición a un resultado electoral amplio, permitió que primero el FGE y luego las organizaciones de desocupados se hicieran de la representación de los sectores populares. En cierto punto, fue el propio régimen político quien configuró la grieta por donde se comenzó a filtrar un nuevo tipo de militancia sindical y de base, separada de los partidos políticos, que se reforzaría en la década del noventa con el surgimiento de una nueva militancia social”.
El Jujuy del Emperador Morales constituyó el amenazante laboratorio donde se ensayó la instalación de un Estado de excepción, que fue avalado por el expresidente Macri y su secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quien defendió la detención de Sala al considerar que es” discutible» el señalamiento sobre la falta de independencia de la justicia jujeña. «El sistema judicial y todos los jueces independientes no son un sistema instalado por el gobernador, sino que viene de la administración anterior», argumentó falaz ya que Morales amplió el número de integrantes del Superior Tribunal provincial de cinco a nueve y designó entre sus nuevos miembros a dos de los diputados radicales que votaron la ley de ampliación, a saber, Pablo Baca y Beatriz Altamirano.
En los límites de la simulación y el cinismo expuesto por el gobierno de derecha de la Alianza Cambiemos, la república se encontró asediada por el mundo plebeyo, negro, indio y popular; asedio que habilitó la posibilidad de la prisión por motivos políticos, con el sólo argumento de los pareceres que suplantan todas las instancias nacionales e internacionales sobre la presunción de inocencia y la defensa a los Derechos Humanos. La salvación de esa republiqueta para blancos-puros es la cárcel al malón.
La discrecionalidad de la justicia jujeña – y no es una excepción provincial – se evidenció en el inicio del juicio a Milagro Sala, junto a dos dirigentes de la Red de Organizaciones Sociales, Graciela López y Ramón Gustavo Salvatierra, por presuntas amenazas coactivas y daño agravado, con diferencias en cuanto al grado de participación que le cupo a cada uno de ellos en los hechos imputados. El daño agravado que se le imputó a Milagro fue un “escrache” a Morales en el que se le arrojaron huevos. Sala no estuvo presente y la acusación provino de dos testigos que fueron aportados por el gobernador Morales. Mientras el juicio por los huevazos comenzaba, el Tribunal Oral Federal conformado por los jueces Mario Marcelo Juárez Almaraz, María Alejandra Cataldi y Santiago Díaz, realizó una sola audiencia semanal en el juicio de la causa Tumbayá, en el que se juzgaba a 15 imputados por crímenes de lesa humanidad, el mismo Tribunal que postergó cinco meses el inicio del juicio por la Noche del Apagón que debía comenzar el 6 de octubre. Así lo manifestó la defensa de Milagro Sala.
Hoy Milagro Sala carga con el peso de las 19 causas que se tramitan en su contra y como lo ha declarado “cada vez me hostigan más”. Cumple prisión domiciliaria, es decir, sigue presa por cuestiones políticas. Lo fue con Morales/Macri, con el gobierno del Frente de Todos y nada indica que con el actual gobierno autoritario represivo de Javier Milei y el gobierno provincial de Carlos Sadir, uno de los hombres más leales al proyecto político de Morales, la situación jurídica de Milagro Sala, ejemplo del lawfare, cambie o sea revisada.
Cumplida la rememoración de los 40 años de democracia, que pasó desapercibida ante el triunfo del cuarto ciclo neoliberal argentino que encarna el gobierno de Macri/Milei, socialmente se ha normalizado el hecho de que Milagro Sala siga presa, y a pesar del dolor vivido por la muerte de su hijo y de su compañero de vida, Raúl Noro, Milagro no ha sido domada por el poder de Gerardo Morales y Mauricio Macri, como le dijo a la periodista Cynthia García en su programa radial La García.
La prisión de Milagro Sala es política y también histórica, y es una afrenta a los deseos colectivos de un humanismo solidario con los más débiles; un humanismo que sea capaz de tender puentes amorosos para la vida en común sin olvidar que los poderes reales son mezquinos y crueles con los débiles y vulnerados.
Avellaneda, 16 de enero de 2024.
*Periodista. Docente en UNDAV.
8 Comments
Exelente artículo!!! Nada más para agregar
Gracias Adriana.
Abrazo.
Conrado
Texto tan importante como interesante que hacen a la historia de la Argentina.
Gracias.
Muchas gracias, Dora.
Saludos.
Conrado
Muy bueno, no solo culpa de Morales por cierto ¿No? Hubo otros que no hicieron nada ¿Verdad? Un abrazo. Raúl Zaffaroni
Tal cual estimado Raúl. Algo de eso dice la nota. Gracias por la lectura y el comentario.
Gran abrazo.
Conrado.
Con Milagro esta presa la dignidad del pueblo argentino. Cuando demostraron que les era posible acabar con la revolución de la Tupac, domesticaron todo intento de mejorar la vida de los nadies. Verdaderamente creo Conrado que, así como usted brillantemente eligió escribir sobre ella, el dirigente que elija empezar por exigir su libertad será quien nos muestre el camino para salvar nuestra patria.
Ojalá así sea, Georgina.
Gracias por la lectura y el comentario.
Saludos.
Conrado.