A DESALAMBRAR EL TÉRMINO “CASTA” – POR ANGELINA UZÍN OLLEROS

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A DESALAMBRAR EL TÉRMINO “CASTA” – POR ANGELINA UZÍN OLLEROS

Foto: Película "La casta divina", de Julián Pastor. Mexico 1977.

Angelina Uzín Olleros analiza la noción de casta y sostiene que desde la perspectiva de las ciencias sociales está en discusión si podemos hablar de un sistema de castas fuera de la India o a lo sumo del sur de Asia. Sin embargo, el candidato de La Libertad Avanza ha instalado la idea de casta que combina la afirmación de su existencia en Argentina, sumado al sexo tántrico y la escuela económica austríaca.

Por Angelina Uzín Olleros*

(para La Tecl@ Eñe)

Las realidades son construcciones subjetivas, producto no ya de un sujeto universal sino de la conjunción singular que cada uno o cada una de nosotros y nosotras podemos vislumbrar desde las historias personales, únicas pero compartidas en diferentes contextos socio-políticos-culturales. La apropiación de un discurso, de una narrativa o de un relato, hace a la comprensión de un medio cultural que tiene sin duda sus implicancias, sus luchas por el poder y por intereses que siempre estuvieron o están en juego ahora mismo.

Las palabras y conceptos con los que nombramos esas realidades están cargadas de materialidad, resulta harto complejo hablar de lo nuevo con designaciones viejas. Describimos un “estado de cosas” con una terminología vetusta, por eso hay que renovar nuestros glosarios, resignificarlos, reinterpretar los fenómenos con sentidos innovadores. Hace tiempo que los horizontes sin certezas dislocaron las teorías que utilizamos para decir y decirnos en qué mundo vivimos.

Pero, por obra de la economía circular, compramos y vendemos simbólicamente los términos y los sonidos para hablar de lo que sucede, lo que acontece. Nos apropiamos, hasta diría inconscientemente, de categorías como “grieta” o “casta” sin advertir que estamos designando un existente que en consecuencia solamente tiene una entidad imaginaria. Sin consistencia lógica u ontológica, se desencadenan disparatadas versiones sobre lo que nos pasa y nuestras autopercepciones. Desprovistas de “autoconciencia histórica”, las arquitecturas conceptuales se derrumban y crean efectos en sus propias ruinas.

Hoy se habla, con rapidez, de “castas” desde el periodismo, el análisis político, la teoría económica, la perspectiva sociológica; hasta los influencer y gestionadores/as de emociones creen que hay castas que deben desaparecer o ser “aniquiladas”. Las palabras se separan de las cosas, no hay una correlación entre ellas, ni una relación directamente proporcional, la palabra va por un lado, las cosas por otro; siguiendo la propuesta filosófica francesa contemporánea, hay que inventar conceptos nuevos, decir con las palabras equivocadas produce, en definitiva, el “desastre oscuro” en política; luchamos contra algo que no es, ni siquiera existe (Foucault, Deleuze, Badiou).

Si aceptamos la perspectiva de las ciencias sociales en general, está en discusión si podemos hablar de un sistema de castas fuera de la India o a lo sumo del sur de Asia; el tipo clásico de casta es una comunidad homogénea que se forma por individuos unidos por un nombre común con idéntica ocupación y antecesor. Son sectores que corresponden a un sistema rígido de estratificación social, ese sistema implica la existencia de grupos cerrados, diferenciados culturalmente, ordenados por jerarquías cuyos miembros quedan adscriptos al nacer. No puede darse una movilidad social ascendente ni puede asegurarse el acceso a determinados derechos en ese tipo de sistema.

En el modelo hindú las principales castas son cuatro y se dan por orden jerárquico: los brahmanes o sacerdotes; los príncipes y guerreros que son grandes propietarios de tierras; los vaisías que son agricultores libres, pastores, mercaderes, artesanos; por último, se encuentran los denominados sudras, siervos que trabajan para las castas anteriores. Los parias o intocables son los sin casta o descastados, el estatus más bajo de la sociedad, excluidos del resto. Sin distancia crítica asistimos a la utilización de esta terminología, que en el corpus “mental” de uno de los candidatos a la presidencia en las próximas elecciones combina la afirmación de la existencia de castas en Argentina, sumado al sexo tántrico y la escuela económica austríaca.

Esto da como resultado la combinación de tres elementos, a saber: el individualismo metodológico anti-intervencionista; el convencimiento de estratos sociales inmodificables que deben ser eliminados y la sexualidad entendida como se origina en el hinduismo antiguo que se agota en el “sí mismo” sin otredad. Esta combinación del imperio “austrohindú”, nos aleja de toda posibilidad de situarnos en una realidad cercana a la posibilidad de movilizar las energías comunitarias y no las individuales. Tan lejano como eso está el horizonte que nos propone en una mezcla de meditación, individualismo, soledad y desconsuelo, una nueva forma de intemperie, de exclusión, de imposibilidad de transformar creativamente una situación de injusticia social.

Víctor Jara cantaba: “Yo pregunto a los presentes/ si no se han puesto a pensar/ que esta tierra es de nosotros y no del que tenga más…” cuestiona la idea de la propiedad privada preguntándose por qué la tierra pertenece ahora a unos pocos cuando en los comienzos era de todos. “A desalambrar que la tierra es nuestra, es tuya y es de aquel”. Como la tierra, la palabra está apropiada por unos pocos y aliena. Tenemos que desalambrar en el terreno del lenguaje el término “casta” que no tiene relación con nuestra cultura, para tomar el legado de los habitantes de un territorio real y simbólico como el de nuestro espacio geopolítico y así poder pensar una política acorde a las nuevas contradicciones. A desalambrar, no quedar cercados y cercadas en estas modas neoconservadoras que enajenan por completo las libertades sociales, esas libertades que son las únicas a las que puede aspirar una política igualitaria en acto.

Paraná, 21 de octubre de 2023.

*La autora es Dra. Ciencias Sociales y Coordinadora Académica Maestría en Género y Derechos/UNGS/UADER.

1 Comment

  1. María de los Ángeles Curto dice:

    Maravilloso artículo, Agustina! Muchísimas gracias por este aporte. Desde que asistí al uso generalizado del término «casta» por parte de vastos sectores de la sociedad vengo alertando, en cada oportunidad que tengo, sobre el desconocimiento de su significado y de los peligros que entraña la la adopción de palabritas de moda sin ahondar en las intenciones que esconden. A desalambrar!

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